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Los helados (también) son para el invierno
  1. Gastronomía

Los helados (también) son para el invierno

Una de prejuicios: “Yo sólo como helados en verano, con el calorcito”. Muchos piensan así pero la verdad, ellos se lo pierden. Sea la época del

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Los helados (también) son para el invierno

Una de prejuicios: “Yo sólo como helados en verano, con el calorcito”. Muchos piensan así pero la verdad, ellos se lo pierden. Sea la época del año que sea los helados siempre son bienvenidos, sobre todo si sabemos dónde comerlo. En la heladería La Romana (Avda. Olímpica 26 en Alcobendas - Santa Engracia 55 en Madrid) están empeñados en demostrarnos que la tradición gelatera italiana se puede disfrutar en cualquier estación y no sólo cuando aprieta la canícula. Y sus argumentos para convencernos no podrían ser más golosos.

Una de las principales especialidades de la temporada es el helado caliente. La aparente paradoja de este nombre esconde en realidad una cuidada elaboración que sólo en algunos lugares como La Romana (cuyos productos son siempre frescos) se hace sin trampa ni cartón a la vista del público.

 

Consiste en combinar un helado de nata básico con ingredientes especiales como vainilla, cacao o frutos rojos en una batidora especial a la que se le va subiendo poco a poco la potencia. El resultado es un helado más suave y especialmente cremoso que al llevarlo al paladar ofrece la sensación de estar comiendo algo caliente. Entre los sabores de la colección otoño-invierno reina sobre el resto el de ‘galletas de la abuela’, una mezcla sorprendente que combina el sabor de los cereales con el gusto ligeramente amargo del café.

La calidad de las materias primas resulta fundamental a la hora de elaborar un buen helado. En La Romana, cuya andadura comenzó hace más de 50 años en Rímini (Italia), todos son de primera calidad: avellanas de Piemonte, vainilla de Madagascar o leche de la cooperativa La Colmenareña, en la sierra de Madrid. Con una base tan consistente se preparan por ejemplo los fuoriorario, pequeñas elaboraciones individuales que mezclan helado tradicional con caliente y diversos toppings (avellanas, chocolate...) en un envase moderno y con una presentación rompedora. Son el regalo perfecto con el que agasajar a nuestros anfitriones en una cena en la que hayamos sido invitados. 

Otra opción para disfrutar los helados en invierno es disfrutarlos envueltos en una sabrosa crepe recién elaborada. Sólo hay que elegir un sabor que nos emocione (algo no demasiado difícil en un local como La Romana, que tiene sabores tan sugerentes como ricota e higo o zabaione, una tradicional especialidad italiana hecha a partir de huevo y licor de marsala.

También se puede optar por la ‘brutalidad artesana’ del fagotto (La Romana tiene su propia versión del tradicional tartufo italiano).  Elaborado a partir de una bola de helado de chocolate negro con trozos de chocolate belga y un corazón de crema de chocolate, es un auténtico placer incluso para los chocoholics más radicales.

Bocadillos de helado (sí, exactamente eso), palitos con helado... no hay excusa para no darle al frío postre en estas fechas, pero para los que no se atrevan siempre pueden refugiarse en una cioccolata calda en alguno de los tres sabores que hay: el clásico chocolate negro, chocolate con café arabiga o el sabrosísimo chocolate con avellanas del Piemonte.

Una de prejuicios: “Yo sólo como helados en verano, con el calorcito”. Muchos piensan así pero la verdad, ellos se lo pierden. Sea la época del año que sea los helados siempre son bienvenidos, sobre todo si sabemos dónde comerlo. En la heladería La Romana (Avda. Olímpica 26 en Alcobendas - Santa Engracia 55 en Madrid) están empeñados en demostrarnos que la tradición gelatera italiana se puede disfrutar en cualquier estación y no sólo cuando aprieta la canícula. Y sus argumentos para convencernos no podrían ser más golosos.