Recorriendo Ámsterdam, sus canales y restaurantes
Un recorrido a pie o en bicicleta es el mejor modo de tomar el pulso a una ciudad como Ámsterdam: Creativa y multicultural; tiene una gran oferta gastronómica
Ámsterdam es la capital de los Países Bajos, si hablamos de manera oficial. La capital de Holanda o del país de los tulipanes, de los molinos, el de los quesos Edam y Gouda, de los zuecos de madera, de la famosa cerámica azul de Delft, de los grandes maestros Rembrandt, Vermeer y Frans Hals, y como no, de la bicicleta y los canales, de ahí su apodo de ‘La Venecia del norte’.
Surcar sus aguas a bordo de un crucero asegura una perspectiva única de la ciudad, de las calles y casas alojadas en estrechos edificios que parecen apiñados para ganar espacio y competir en belleza. La superficie llana sobre la que se extiende la ciudad anima a los paseos a pie, en bicicleta pero también a tomar el tranvía. La línea 2, hace un buen recorrido cruzando los canales y pasando por los principales puntos de interés: la plaza Museumplein con el Museo Municipal, el Museo Van Gogh y el Rijksmuseum, la plaza Leidseplein, llena de cafés, teatros y cines, el mercado de las flores y el Palacio de Dam. Lo mejor: comprar el billete diario de 7,50 Euros, para subir y bajar cuanto se quiera.
Ámsterdam es amable, tolerante, creativa y multicultural, rasgos que se reflejan en el ambiente de sus calles, tiendas y el gran número de restaurantes étnicos. Abundan los de la cocina indonesia que llegarón al país en el siglo XVII con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. El producto nacional es el queso y se puede probar en cualquiera de las tiendas del centro o hacer una visita a la premiada sala de degustación Reypenaer (www.reypenaer.nl).
La gastronomía holandesa se identifica con la pesca y la agricultura y de las recetas nacionales destacan la 'bitterballen’ o croquetas de carne (que junto con las patatas fritas con salsa son los picoteos más frecuentes en los puestos callejeros). El ‘Hutspot’, es un guiso de carne que se acompaña del típico 'stamppot’ que es un puré de patata con verduras de la familia del repollo, los ‘boerenkool’, sobre todo, coles de Bruselas y col rizada; ‘erwtensoep’ o crema de guisantes, espárragos y arenques crudos. De los dulces, gofres con relleno de caramelo, tarta de manzana o mini crepes ‘poffertjes’ son los más tradicionales.
Dos clásicos de la cocina tradicional son: Haesje Claes (www.haesjeclaes.nl) situado en el casco histórico de la ciudad, y Moeders (www.moeders.com) su nombre, en inglés ‘mothers’, refleja el espíritu de la casa que presume de conservar las recetas familiares.
Las propuestas más actuales se imponen en locales como Cotton Cake (www.cottoncake.nl) una tienda de ropa y complementos que tiene una atractiva carta de comida saludable servida en un pequeño comedor de apenas seis mesas en la planta alta que queda a la vista. Productos naturales, sin gluten y recetas veganas para desayunos y comidas. Destacar, el ‘smoothie’ de la casa con plátano, aguacate, espinacas con frutos rojos, granolas, leche de almendras; las lentejas con curry y coco; las ensaladas, sándwich, tartas y bizcochos como el de plátano y nueces.
Dr. Blend (www.drblend.nl), también con estética ‘healthy’ seduce por también por sus zumos, sándwich y batidos
Como buenos aficionados al café es posible tomarlo en un pequeño rincón de una gran tienda de música, Concerto (www.concerto.amsterdam/en) o en el sótano del bonito local de Marie Stella Maris (www.marie-stella-maris.com), que une la pasión por los productos para el cuidado de la piel y su compromiso con el problema de la escasez de agua potable en algunos puntos del planeta.
Se puede cerrar la jornada con un cóctel o una copa en la terraza del ático del hotel W Ámsterdam, uno de los lugares de moda con música del DJ residente y magníficas vistas que incluyen al vecino Palacio Real. www.wamsterdam.com
Ámsterdam es la capital de los Países Bajos, si hablamos de manera oficial. La capital de Holanda o del país de los tulipanes, de los molinos, el de los quesos Edam y Gouda, de los zuecos de madera, de la famosa cerámica azul de Delft, de los grandes maestros Rembrandt, Vermeer y Frans Hals, y como no, de la bicicleta y los canales, de ahí su apodo de ‘La Venecia del norte’.