Cinco heladerías chic para disfrutar una tarde de invierno
“El verano no es una estación, sino una actitud”, afirman los maestros heladeros de Madrid, que han encontrado público para sus frías delicatesen incluso en diciembre.
¿Quién dijo que los helados son solo para los días de calor asfixiante y 40 grados a la sombra? “El verano no es una estación, sino una actitud”, afirman los maestros heladeros de Madrid, que han encontrado público para sus frías delicatesen incluso en diciembre.¿El secreto? Una propuesta heladera chic, artesana y de calidad que invita a rememorar aquellos días de sol y terrazas. Estas son las cinco heladerías imprescindibles para disfrutar de una tarde de invierno.
Amorino. Si al glamour italiano sumamos el saber hacer, ingredientes para sibaritas y recetas tradicionales de toda la vida, tenemos como resultado una de las heladerías más cool de Madrid: Amorino. Sus delicatesen son reconocibles por los pétalos de helado, con los que diseñan rosas de distintos sabores sobre base de cucurucho, que pueden ser coronadas por los clásicos macarons al gelato.
Para pasar una tarde de invierno diferente podemos disfrutar del llamado gelato L’inimitabile (auténtico delirio de chocolate y avellana) con vistas exclusivas sobre la Gran Vía iluminada, desde el ventanal de la heladería Amorino situada en la Gourmet Experience de la novena planta en la plaza de Callao, o bien sumergirnos en el ajetreo navideño con un delicioso gofre caliente con helado de la boutique en la calle Mayor. Además de la posibilidad de llevar a casa las tarrinas isotérmicas que se conservan en el congelador para los días de película y manta, Amorino ofrece una edición especial de sus tartas heladas como el Bianco Natale, con gelato marrón glacé y gelato chocolate blanco en forma de regalos con lazo incluido.
Lolo Polos Artesanos. En 2015 abrió en Malasaña (C/ Espíritu Santo, 16) la primera casa artesana de 'lolos': polos 100% naturales, sin gluten, realizados a partir de frutas de temporada y recetas internacionales con base de agua, leche o yogur. En apenas un año, las creadoras de estos polos naif y buenrollistas -Ahrafa y Azmina Khanbhai- han conseguido abrir otras dos franquicias más, en el mercado de San Antón y la calle Huertas. Los lolos apuestan por lo sano, huyen de los azúcares, conservantes y aditivos artificiales, y la carta varía cada mes dependiendo de la fruta del momento que llegue al mercado. El proceso de elaboración consiste en triturar las frutas, mezclarlas con botánicos, especias, tres cucharaditas de azúcar como mucho y base líquida, para después cuidar el proceso de congelación que evite la formación de cristales de hielo. En invierno recomiendan especialidades que recuerdan a la cocina de la abuela o conversaciones frente a la chimenea, como lolos de arroz con leche, de tiramisú o guirlache de cacahuete.
Rocambolesc Gelatería. Si el mismísimo Darth Vader se ha dejado seducir por el Helado Oscuro firmado por el Celler del Can Roca, merece la pena probar la experiencia en la séptima planta de la calle Serrano, 52 de Madrid. En Rocambolesc, el multipremiado repostero Jordi Roca apuesta por una estética vintage que recuerda a la película 'Charlie y la fábrica de chocolate', con tentadores frascos y bastones de caramelo o algodón de azúcar como extra. Su propuesta gastronómica, vanguardista y divertida está a medio camino entre el helado y el postre, al más puro estilo Can Roca.
Además de clásicos como el helado de manzana al horno con topping de galleta de mantequilla o el explosivo Peta Zetas, la temporada navideña sorprende con una colección cápsula que incluye árboles de Navidad de chocolate y turrón, que sirven de centro de mesa comestible; bambolescas de turrón, helado de panettone e incluso cajitas con forma de caganers con zurullo de chocolate, pipas y yuzu (mandarina japonesa) en su interior ¿Rocambolesco? Y delicioso. De eso se trataba.
Mistura Handcrafted Ice Cream. Los gafapastas golosos de Madrid tienen una cita en la nueva catedral del helado hipster. Las cuatro tiendas de Mistura (en Augusto Figueroa, Goya, Plaza Mayor y Gran Vía) no solo apuestan por las energías renovables y materiales reciclados, sino que la leche, yogur y nata de sus helados artesanos proceden de una granja ecológica a las afueras de Madrid y reivindican el valor de los pequeños productores y el comercio justo para abastecerse. Carlos Sotomayor y Carmelo Rodríguez regresaron de un viaje a India con una idea alternativa del concepto heladería.
Son los responsables de presentar el exótico helado a la piedra, fusionando ingredientes sobre una plancha de granito bajo cero para conseguir su cremosa textura, que mantiene niveles bajos de grasa y azúcar. A sus helados gourmet -o sus gofres coronados con una bola de helado a elegir o crepes o tartas caseras acompañados del mejor café affogato...-, podemos añadir una extensa carta de desayunos healthy, con opciones para intolerantes al gluten y la lactosa o veganos. Si queremos sorprender con un postre especial en las cenas y comidas navideñas, también podemos encargar por teléfono sus pintas de helado de todos los sabores disponibles (imprescindible su helado de turrón, edición especial), con entrega a domicilio que coincide con el amplio horario de Mistura hasta medianoche.
Gelatería La Romana. Sus recetas de los años 40 al más puro estilo de las ‘nonnas’ de Rímini, es decir: cero problemas con el cálculo de calorías, porque sus helados se miden en momentos de felicidad. Con más de 30 delegaciones internacionales -en Madrid acaban de abrir sede en la calle San Bernardo, 96, que se añade a la tradicional gelatería del paseo de la Habana, 27-, la firma heladera innova cada mes con recetas de temporada que reescriben la tradición italiana a partir de huevo, azúcar y nata fresca, como se hacía antaño. Así, en diciembre encontramos la propuesta 'C'era una volta il torrone', un delicioso semifrío de turrón con tres combinaciones posibles: pesto de avellana trilobata, pesto de pistacho y zabaione (dulce típico del Piamonte).
En La Romana se producen artesanalmente cantidades mínimas de helado al día que deben ser consumidas antes de tres horas, con el fin de renovar su elaboración y conservar así sus exigentes niveles de frescura y cremosidad. Para ocasiones especiales, en el área de repostería podemos encargar también dulces gourmet italianos, como la antigua receta de turrón de avellanas o la gianduia (bombón de chocolate relleno de pasta de avellanas, parecido a los bombones de envoltorio dorado que todos conocemos), panettones, tronchettos (similares al brazo de gitano) y pandoros di Natale rellenos de helado semifrío con decoración navideña. Para matar de un coma a un diabético, sí. Pero con un final feliz.
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¿Quién dijo que los helados son solo para los días de calor asfixiante y 40 grados a la sombra? “El verano no es una estación, sino una actitud”, afirman los maestros heladeros de Madrid, que han encontrado público para sus frías delicatesen incluso en diciembre.¿El secreto? Una propuesta heladera chic, artesana y de calidad que invita a rememorar aquellos días de sol y terrazas. Estas son las cinco heladerías imprescindibles para disfrutar de una tarde de invierno.
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