Esta es la receta rica en hierro que no puede faltar en tu mesa este otoño

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Con la llegada del otoño, nada reconforta más que un plato de cuchara lleno de sabor y nutrientes, y el potaje de garbanzos con espinacas es, sin duda, un candidato perfecto. Este clásico de la cocina española, que ha pasado de generación en generación, combina ingredientes sencillos para crear una receta que no solo calienta el cuerpo, sino que también nutre y llena de energía. En un tiempo en el que la nostalgia y la tradición recuperan protagonismo, este plato sigue siendo una opción imbatible para disfrutar de una comida casera y saludable.

El potaje de garbanzos con espinacas es una verdadera fuente de hierro, un mineral esencial para el organismo, vital para la formación de glóbulos rojos y el correcto funcionamiento del cuerpo. En los meses más fríos, cuando el cansancio y los resfriados amenazan con aparecer, incluir platos que fortalezcan nuestras defensas se vuelve indispensable.

Lo que hace que este plato sea tan especial es cómo se integran sus ingredientes. Los garbanzos aportan hierro no hemo, un tipo de hierro de origen vegetal que, aunque no se absorbe tan fácilmente como el hierro de la carne, puede potenciarse con la presencia de vitamina C. Aquí es donde el sofrito de pimiento rojo y tomate juega un papel crucial, mejorando la absorción del hierro de las legumbres. Por su parte, las espinacas, famosas por su alto contenido en este mineral, enriquecen aún más la receta. El resultado es un equilibrio perfecto entre sabor y nutrientes.

Preparar un potaje de garbanzos con espinacas es más sencillo de lo que parece. Basta con cocer los garbanzos con una hoja de laurel para realzar su sabor y preparar un sofrito con ajo, cebolla, pimiento rojo y tomate rallado. Una vez listo el sofrito, se añade pimentón dulce y las espinacas, que se dejan reducir antes de incorporarlas a los garbanzos. Unos minutos más a fuego medio permitirán que todos los sabores se amalgamen, y el toque final de sal y pimienta pondrá la guinda a este plato reconfortante. Servido en una cazuela de barro, el potaje invita a disfrutar de un bocado cálido y lleno de tradición.

La belleza de este potaje no solo está en su receta básica, sino en las múltiples versiones que se pueden crear. Algunas familias prefieren añadir chorizo o panceta para un sabor más contundente, mientras que otras optan por un toque de bacalao desmigado, dando al plato un carácter marítimo que lo enriquece aún más. Estas variantes reflejan la diversidad de la gastronomía española, donde cada hogar tiene su toque especial y cada región aporta sus matices.