La receta de sopa más barata para este otoño y lista en solo unos minutos
En el recetario español hay platos que han pasado de generación en generación y se han convertido en clásicos. Esta receta popular es uno de ellos
El otoño trae consigo ese antojo de recetas reconfortantes, perfectas para abrigarnos en los días fríos. Entre todas las sopas tradicionales, una destaca por su sencillez, sabor y el cariño que evoca: la sopa de ajo o sopa castellana.
Este clásico de la gastronomía española no solo es económico y fácil de preparar, sino que además es ideal para esas noches en las que buscamos algo delicioso y rápido. Este plato humilde ha pasado de generación en generación, trayendo a la mesa recuerdos de nuestras abuelas y madres, quienes lo preparaban con apenas unos cuantos ingredientes.
Para empezar, pelamos y laminamos seis dientes de ajo, ya que son los encargados de aportar todo el aroma y el sabor a la sopa. En una cazuela grande, calentamos un poco de aceite de oliva virgen extra y añadimos los ajos, dejándolos dorar a fuego medio, sin que lleguen a quemarse. Este paso es clave para que el ajo suelte su esencia sin amargar. Si queremos darle un toque extra de sabor, podemos añadir unos trocitos de jamón ibérico, que se mezclan con los ajos y el aceite, dando un aroma espectacular a nuestra sopa.
Una vez dorados los ajos, incorporamos las rebanadas de pan duro, que absorberán el aceite y se empaparán de sabor. Lo ideal es usar pan de hogaza de varios días, ya que da una textura más auténtica. En este momento, retiramos la cazuela del fuego y espolvoreamos una cucharada de pimentón dulce. Removemos bien para que el pan se tiña de ese color rojo característico del pimentón, con cuidado de que no se queme, porque podría darle un toque amargo.
Luego, volvemos a poner la cazuela al fuego y añadimos tres litros de agua o caldo, que puede ser de carne o de verduras, según nuestras preferencias. Dejamos que la sopa se cocine a fuego lento unos veinte minutos, evitando que el caldo hierva fuerte, así logramos un sabor suave y mantenemos el pimentón con todo su carácter. Esta cocción pausada permite que los ingredientes se integren bien y que el pan se ablande, dándole cuerpo y espesor a la sopa.
Para el toque final, rompemos cuatro huevos y los dejamos caer directamente en la sopa, cocinándolos suavemente con el calor del caldo. Podemos removerlos un poco si preferimos que se integren en la sopa o dejarlos enteros para que cada comensal los rompa en su plato. Probamos la sopa y, si hace falta, ajustamos la sal, aunque debemos recordar que el jamón ya aporta un toque salado.
Servimos la sopa bien caliente en cazuelas de barro o cuencos profundos, como manda la tradición. Este plato, aunque sencillo, tiene un sabor que nos conecta con nuestras raíces en cada cucharada. Perfecta para los días fríos de otoño e invierno, la sopa de ajo es la opción ideal para disfrutar en buena compañía o como una cena rápida, nutritiva y económica.
El otoño trae consigo ese antojo de recetas reconfortantes, perfectas para abrigarnos en los días fríos. Entre todas las sopas tradicionales, una destaca por su sencillez, sabor y el cariño que evoca: la sopa de ajo o sopa castellana.
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