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Fruto del esfuerzo

Las bodegas El Nido nacen del esfuerzo común de tres grandes profesionales del vino: la familia Gil Vera, productores de prestigio; Jorge Ordóñez, importador de vinos

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Las bodegas El Nido nacen del esfuerzo común de tres grandes profesionales del vino: la familia Gil Vera, productores de prestigio; Jorge Ordóñez, importador de vinos españoles de referencia en Estados Unidos; y Chris Ringland, enólogo australiano responsable de vinos que obtuvieron magníficas puntuaciones Parker. Irrumpieron en el mercado nacional en 2001, creyendo con fervor que los suelos pobres de la zona, su clima árido y la variedad Monastrell de Jumilla podían dar vida a un vino excepcional, de gran calidad y muy personal. Siete años después, su proyecto se ha situado entre los grandes del panorama vitivinícola español gracias a dos productos de altura: Clio y El Nido, un vino ya de culto para muchos aficionados españoles.

En la bodega, de nueva planta y ubicada en el Paraje de la Aragona, prima el cuidado de las uvas y se mima el proceso de su elaboración y crianza. La funcionalidad se ha antepuesto a la estética. El viejo viñedo, emplazado, en el caso de la Monastrell, en pequeñas parcelas independientes plantadas sobre pie directo, se encuentra entre los 750 y 850 metros de altitud, sobre suelos cubiertos de tosca caliza y de textura arenosa en el subsuelo.

La denominación de origen Jumilla comprende una enorme comarca del sureste español entre Murcia y Albacete, englobando las localidades de Albatana, Fuente Álamo, Hellín, Jumilla, Montealegre del Castillo, Ontur y Tábarra. En ella abundan los suelos pardos y calizos, suelos pobres en materia orgánica y de baja salinidad. Su clima es soleado y árido, con escasas lluvias, inviernos fríos que marcan temperaturas bajo cero y veranos calurosos en los que se superan los 40º.

Con un color rojo cereza con ribetes atejados, El Nido 2003 presenta en nariz complejidad y diferentes notas aromáticas que dejan distinción y carácter. También hay recuerdos de frutillas y bayas montaraces, de bruños, algarrobas y dátiles secos. En boca es amplio, con calidez reconfortante y con mucha madurez en su carga frutal; en definitiva, un vino amable y generoso en su estructura tánica, en su alcohol y en su todo. Muy grato y balsámico en retronasal. (Nota de cata: Ángel A. Vico).

Las bodegas El Nido nacen del esfuerzo común de tres grandes profesionales del vino: la familia Gil Vera, productores de prestigio; Jorge Ordóñez, importador de vinos españoles de referencia en Estados Unidos; y Chris Ringland, enólogo australiano responsable de vinos que obtuvieron magníficas puntuaciones Parker. Irrumpieron en el mercado nacional en 2001, creyendo con fervor que los suelos pobres de la zona, su clima árido y la variedad Monastrell de Jumilla podían dar vida a un vino excepcional, de gran calidad y muy personal. Siete años después, su proyecto se ha situado entre los grandes del panorama vitivinícola español gracias a dos productos de altura: Clio y El Nido, un vino ya de culto para muchos aficionados españoles.