Mario Vargas Llosa (79) vio el parto de su prima desde un árbol. La vida alumbraba en Bolivia a Patricia Llosa hace 70 años, la mujer que años después se convertiría en su esposa y cómplice. Su amor provocó el divorcio del escritor y el principio de un matrimonio que, después de cinco décadas, podría haberse acabado.
Patricia llegó a París para estudiar filosofía y pronto se enamoró de su primo ‘Marito’, casado entonces con la tía Julia. El sentimiento era mutuo. Se marcharon a Londres, se casaron y se instalaron en Barcelona. Llegaron a la Ciudad Condal dos años después de Gabriel García Márquez y su mujer, quienes se mudaron allí en 1965.
Patricia hizo piña con la mujer de Gabo y aprendió a vivir con un escritor. "Ella lo hace todo, y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas y es tan generosa que hasta cuando cree que me riñe me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que sirves es para escribir'”, dijo Vargas Llosa de ella.
El escritor sacrificó su amistad con García Márquez por defender su honor ante su mujer. El autor de Cien años de soledad decidió aconsejar a Patricia después de que se publicara un supuesto amorío de Mario con otra señora. Vargas Llosa, a mitad de los años 70, decidió propinar a su amigo un puñetazo que terminó con su amistad y que retuvo a Patricia a su lado.
Juntos han tenido tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana. Juntos han ido a los toros, a entregas de premios o a fiestas de revistas. Durante las últimas cinco décadas lo han hecho todo sin separarse. De hecho, tal y como ha explicado Patricia en un comunicado, hace unas semanas celebraron en familia sus 50 años de casados.
A tenor del comunicado emitido por Patricia, parece que la “prima de naricita respingada y carácter indomable” no se esperaba este acercamiento entre Isabel Preysler y su marido.
