Un ‘poltergeist’ llamado Vilallonga

Lo bueno que tiene Syliane Stella, ex mujer del fallecido José Luis de Vilallonga, es las pocas veces, por no decir ninguna, que pierde su sentido del humor. Quizá sea una de las características principales de su carácter y que le ha hecho afrontar con guasa ciertas críticas y desplantes del entorno de su ex marido. Sobre todo las que llegaban indirectamente del hijo John. “Nunca se atrevió a decirme nada a la cara. Como era muy cobarde sólo fue capaz de desprestigiarme a mí y a su padre en aquel horror que escribió en forma de memorias. Era un libro que según decía José Luis lo único que le molestaba era lo mal que estaba escrito”, reconoce la mujer.

Syliane tampoco entró al trapo cuando tras la muerte de Vilallonga se convirtió en heredera y el primogénito tuvo intención de impugnar el testamento. Con buen tino, o mejor dicho, bien asesorado por aquello de que no iba a conseguir nada, salvo ostentar el título de marqués de Castellvell, John decidió dejar las cosas tal cual estaban. Es decir, aceptar la última voluntad de su padre al que no veía ni trataba desde hacía años.

La sacrificada Syliane no se tomó a mal los ataques que recibió del escritor mientras éste estuvo casado con Begoña Aranguren. De hecho, cuando se separó volvió a tratarse con Syliane y con su marido Jorge Vascones. “Cuando le echaba en cara lo mal que me había tratado en sus memorias me decía que arrancara las páginas del libro. El era así, mordaz, irónico, punzante”, dice Syliane.

Por eso, a la que fuera “la estupenda señora” no le sorprende ni extraña lo que le está ocurriendo ahora. Una especie de poltergeist ha invadido su casa de Andratx. Resulta que tiene colgado en una de las paredes de su salón un retrato de un joven Vilallonga. “Es una foto en la que aparece de medio cuerpo. Una imagen muy bonita que siempre me gustó mucho. Y por eso cuando se vino a vivir aquí cerca me la regaló y la colgué junto a los otros cuadros”, dice. Hasta aquí todo normal. El problema, o mejor dicho el inconveniente, es que de vez en cuando el cuadro resbala y aparece fuera de su lugar en plan fenómeno paranormal. Como no se escucha el “ya están aquí”, Syliane se lo toma con humor. En cuanto escucha un golpe seco, anuncia “¡otra vez José Luis dando que hacer!”.

Quien no las tiene todas consigo es la señora de servicio de toda la vida, que piensa que son señales del más allá y que la llevan a decir: “¿No será que el señor nos quiere decir algo?”. Últimamente, y desde que se aseguró el clavo de la pared, la imagen del escritor no ha vuelto a dar la lata.