Las Olsen, unas vecinas insoportables

La ‘adorable’ protagonista, o mejor dicho, protagonistas (ya que el papel era interpretado por dos hermanas) de Padres Forzosos, las gemelas Olsen acaban de dar un nuevo escándalo. Si hace apenas unas semanas a la hermana más rebelde Mary-Kate Olsen, se negaba a contestar a las preguntas de los policías por su posible relación con el fallecimiento de Heather Leger… a cambio de inmunidad, ahora son las dos hermanas las protagonistas de este suceso. Y es que sus vecinos en Nueva York están hartos de sus continuas fiestas y su excesivas medidas de seguridad.

 

Tanto es así que les han denunciado ante los medios de comunicación por tal hecho, calificándolas de “irrespetuosas y desobedientes”. Los residentes no han tenido ningún problema en hablar sobre ellas y su comportamiento. “La buena noticia es que se trata de un piso en alquiler con lo que esperamos que no estén muchos años”, así de tajante se mostraba uno de los vecinos. Incluso, añaden: “Mary-Kate y Ashley Olsen son dos mocosas estropeadas que han cambiado el carácter de la vecindad”, explicaron. Otro de los puntos que incomodan a los vecinos de los inmuebles cercanos es que van acompañados de varios guardaespaldas. También suelen usar grandes todoterrenos como si  fueran agentes secretos del Gobierno.

El apartamento, en una calle situada al Oeste de Nueva York, siempre ha sido bastante tranquila y pacífica. En ella viven más personajes populares como Sarah Jessica Parker, Gisele Bundchen y Julianne Moore, bastante calmados, siendo ellas las gemelas, las únicas que causan molestias. Las hermanas Olsen han contestado a las acusaciones a través de su representante. Éste ha comentado que si en verdad perjudicaran la convivencia en el barrio los vecinos se habrían dirigido a la policía y no a los medios de comunicación.

Ellas tampoco soportan los ruidos

La noticia es realmente curiosa y más si tenemos en cuenta que en julio Mary-Kate Olsen junto a su amiga Jennifer Aniston decidieron paralizar unas fiestas de un pueblo situado en el este de Bélgica, Malmedy. Todo comenzó cuando las amigas, que se alojaban en uno de los hoteles de la ciudad, el lujoso Hostellerie des Trôs Marets, subieron a sus habitaciones a por ropa cómoda y bajaron al jardín dispuestas a relajarse al aire libre con sus conocimientos de yoga antes de dormirse y continuar su viaje al día siguiente hacia Colonia. Sentadas sobre la hierba, se estaban preparando para la sesión cuando comenzó a sonar la música de una orquesta cercana. La pareja de exigentes trascendentales puso el grito en el cielo porque el ruido perturbaba la clama del ambiente y llamó a la policía. Los agentes, cual siervos de alguna deidad, atendieron la petición de las rubias y mandaron a todo el mundo a casa.