La duquesa se consuela con los ‘pongos’

Después del susto que supuso su segundo ingreso hospitalario por un problema relacionado con la intervención quirúrgica de hace quince días, la duquesa convalece en su palacio de Dueñas. Los amigos que la visitan diariamente confirman que su recuperación es rápida y que su estado emocional también es bueno, a pesar de que al novio no se le ha visto el pelo por Sevilla. De hacer caso a ciertos comentarios, la relación amorosa estaría en estos momentos en ese punto de inflexión que padecen todas las parejas que no tienen trato frecuente. Lo mismo podría evolucionar hacia delante que quedarse en el kilómetro cero y convertirse Alfonso Díez en flor de un día.

En principio, no se espera su visita para el Día de San Valentín y, por lo tanto, Cayetana celebrará el Día de los Enamorados sin su compañía. Pero quienes nunca faltan a su lado son sus amigos. Como no ha podido acudir a la inauguración del Rastrillo sevillano de Nuevo Futuro ni ocupar su puesto de venta, le han llevado a casa una oferta variada de las cosas que más le gustan. A saber, un cuadro naif con la imagen de un burrito, dos butacas antiguas tapizadas con tela floreada, un par de alfombras pequeñas, un collar de bisutería, varios pendientes y abalorios de los que hacen ruido al chocar las bolas, tres figuritas de porcelana y otros tantos jarrones parecidos a los que se venden en los chinos.

Todos estos objetos son los llamados ‘pongos’ (¿Dónde lo pongo?), que le chiflan y que son sus preferidos a la hora de decorar sus habitaciones privadas. Los velázquez, goyas, zurbaranes y demás obras de arte ya tienen su propia ubicación en los salones ‘oficiales’ de todos sus palacios. Por supuesto, Cayetana paga los ‘pongos’ a precio de caviar iraní. No hay que olvidar que toda la recaudación del Rastrillo tiene como fin financiar las obras de Nuevo Futuro.