La novia de Lago: “Sólo nos queda rezar”
“Sólo nos queda rezar”. Con estas palabras me definía Yolanda Franco el momento vital en el que se encuentra Julián Lago. Si hasta el jueves había una
“Sólo nos queda rezar”. Con estas palabras me definía Yolanda Franco el momento vital en el que se encuentra Julián Lago. Si hasta el jueves había una mínima esperanza e incluso la posibilidad de trasladar al periodista a España, gracias al gesto del constructor Francisco Hernando, que había cedido gratuitamente uno de sus aviones, ahora ya es imposible.
Su estado de salud empeora minuto a minuto y el fatal desenlace depende de lo que dure su corazón. Su novia Yolanda explicaba que “aquí no esta permitido desenchufar la máquina que le mantiene con vida. Tiene más de la mitad del cerebro infartado y, por lo tanto, me dicen que lo que yo entiendo como un movimiento de su dedo cuando le tomo la mano es un acto reflejo. Su cabeza ya no funciona. Es desolador lo que nos ha ocurrido”, afirma Yolanda.
Yolanda sólo tiene palabras de agradecimiento para el doctor Guerrero, amigo del periodista que se traslado hasta Asunción el miércoles atendiendo la llamada de los hijos. Desde primeras horas de la mañana (tarde en España) las reuniones de los doctores del Centro Médico Bautista con el especialista español son contínuas. Mientras tanto, Victor y Ana Lago, Yolanda y los amigos que hizo allí, rezan. Cuando la ciencia tiene poco que hacer, sólo queda esperar el milagro.
“Sólo nos queda rezar”. Con estas palabras me definía Yolanda Franco el momento vital en el que se encuentra Julián Lago. Si hasta el jueves había una mínima esperanza e incluso la posibilidad de trasladar al periodista a España, gracias al gesto del constructor Francisco Hernando, que había cedido gratuitamente uno de sus aviones, ahora ya es imposible.