El trompetista de Julio Iglesias quiere ser marqués

José Collado aún se sonroja cuando alguien le llama “el trompetis­­­­­ta de los famosos”. Celebridades como Julio Iglesias o Antonio Banderas se lo rifan para sus saraos. Pepe es un fetiche y tiene vida de novela. De hecho, el escritor García Pereira esculpe estos días su biografía a golpe de teclado y pronto saldrá a la luz un relato basado en su vida real. Para ello el escritor solo aguarda la resolución del juzgado de instrucción número 6 de Albacete, que resolverá definitivamente si el marques de Larios es el padre de tan controvertido personaje de la farándula marbellí. 

“Acaba de terminar mi sesión del juicio y me vuelvo a mi casita de Marbella. Diga la sentencia que soy marqués o no seguiré siendo el mismo. Las tonterías de la farándula me gustan poco a mí. No soy de esos de las galas benéficas”, dice José a Vanitatis, cargado de esperanzas.

El trompetista jura una y otra vez que José Antonio Larios Franco, el cuarto marqués de Larios, le dio la vida. Pero sus herederos no lo admiten como hermano. Cansado de ser indulgente, Collado solicitó por vía judicial el reconocimiento de esta paternidad y ahora están en tela de juicio las pruebas de ADN. “Llevo luchando desde el año 96 y ahora se que se va a hacer justicia. Estoy muy ilusionado con la próxima resolución de la sentencia”.

Pepe también le pide al marqués los títulos nobiliarios y la correspondiente herencia. Y para todo ello se basa en la gesta que le contó su madre antes de morir. Collado sostiene que su madre le confesó la identidad de su progenitor, hasta entonces desconocida. “Yo ni siquiera sabía quién era ese señor”, nos dice. Por aquel entonces Emilia, su madre, trabajaba como cocinera del marqués, casado con Pilar Pries. Mantuvieron una relación extramatrimonial hasta ser descubiertos por la marquesa. Llegados a este extremo, la madre de Pepe ya estaba embarazada y con nueve meses el niño fue abandonado. Emilia no podía mantener al bebé e intentó darlo en adopción a una familia bien. Sin embargo, todo fueron trabas, y finalmente dejó a Pepe en una casa-cuna. Allí su catarsis fue una trompeta con la que creció.

Pepe y Lobatón

Después de pasar por diferentes lugares arribó en Marbella, el lugar de la farándula y la fama. Su vida cambiaría en este rincón de la Costa del Sol. Un día, viendo la televisión, se encontró de cara con Paco Lobatón y su programa ¿Quién sabe dónde? Y se dijo a sí mismo: “Niño, ¿por qué no buscas a tu madre? Y así encontró a Emilia Collado, quien le narró en un fiel relato el idilio con el noble y que de esa “pasión” había nacido él. Ese día quedó anclado en su memoria y decidió emprender su lucha personal en busca de pruebas que certificasen la teoría de su madre.

"Me van a llamar el marqués de las trompetas. Lo soy y de ello me encargaré, aunque me deje el alma en ello”. Y así consiguió que una jueza de Albacete exhumara los restos del IV marqués de Larios para saber si Pepe era su hijo. Para ello agarró su instrumento musical, y se fue hasta la finca de la Dehesa de Los Llanos, y esperó paciente los resultados de las pruebas del ADN. Ese día no las tuvo todas consigo ya que el Instituto Toxicológico de Madrid dictaminó que no era su hijo. De ello hace más de un año. Pero Pepe no se rindió y pidió que se continuara con el caso.

Aseguró que tenía pruebas que acreditaban una posible manipulación de los restos. Por ello abrió un procedimiento civil con una denuncia ante la Policía por la vía penal. Tras concluir la comisaría de Marbella su trabajo, los resultados se remitieron al Juzgado de Primera Instancia número 6 de Albacete y esta semana el juicio ha quedado visto para sentencia. "¿Que cómo estoy? Pues feliz y esperanzado”, comenta Pepe. “Ya me queda menos para ser marqués”. Hay testigos que han asegurado que los huesos analizados en la prueba de ADN para determinar si 'Pepe el Trompeta' es hijo del Marqués de Larios podrían no corresponder al aristócrata, ya que hubo un traslado de restos desde Albacete a una capilla de Málaga en el año 1999. Si esto se demostrara existiría un delito de falsedad, al haberse presentado unos restos como los del Marqués de Larios que no le corresponden, ya que este se encontraría enterrado en Málaga y no en la finca de Albacete.

Todo vuelve a empezar y, mientras tanto, el Pepe de los sonidos del silencio que le gustaba tocar en el colegio de la Misericordia, se pasa a los acordes de Hoy toca ser feliz, del Mago de Oz.