Las canciones que Marisol le dedicó a Sebastián Palomo Linares

Eran los 60 y Sebastián Palomo Linares, toda una estrella del toreo fallecida este lunes a los 69 años, saltó de las plazas de toros a la gran pantalla. En la España del desarrollismo, cualquier estrella de otros ámbitos que no fuesen el estrictamente cinematográfico protagonizaba su propia película. A menudo, estas eran de calidad bastante dudosa, pero tenían un indudable encanto 'naif'. Palomo Linares no fue una excepción, ya que siendo aún un jovencito imberbe y de gran atractivo protagonizó nada más y nada menos que dos cintas pese a que él no tenía nada que ver con el mundo del cine. La primera fue 'Nuevo en esta plaza' y la segunda, la de mayor éxito, fue 'Solos los dos' (1968), donde compartió protagonismo con la mismísima Pepa Flores, la estrella con mayúsculas de nuestro cine de los 60.

Dos de las canciones de la película, de hecho, se convirtieron en grandes hits para la actriz y cantante. Una de ellas, la balada 'Dos unidos', se visualizaba en la cinta a través de una romántica secuencia en la que la pareja protagonista paseaba por un bucólico paraje lleno de árboles. Él, vestido con un jersey amarillo, juvenil y lozano. Ella, vestida de rosa y con su pizpireta sonrisa de siempre. La segunda canción de la cinta era todo un himno 'ye-yé' en el que Pepa Flores cantaba a los cuatro vientos aquello de 'Yo no quiero ser torero. No me gusta torear', mientras él, con aspecto bastante inexpresivo, la miraba atentamente. No se puede decir que el diestro tuviese un especial talento para la gran pantalla pero la química con la mítica Marisol fue tan grande que muchos creyeron que el romance entre ambos había traspasado el ámbito profesional; que ambos se habían enamorado. Es un hecho que, por aquella época, los toreros eran auténticos 'sex symbols' en una España en la que la tauromaquia era aplaudida por casi todos y estaba alejada de cualquier foco de polémica.

El fallecimiento del torero ha hecho destapar aquella época en la que se convirtió en toda una estrella, incluso de la gran pantalla; aquellos años en los que todo un país lo idolatró; aquel tiempo en el que los ídolos nacionales se vestían de luces hasta en el cine.

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