El vestido de novia de Claudia Osborne, al detalle: del ramo a las joyas

Claudia Osborne ha llegado con puntualidad inglesa a la iglesia de San Miguel. Desde hace días, deseaba que llegase el día de encontrarse con su novio, José Entrecanales en el altar y con ganas, ilusión y una gran sonrisa ha desfilado hasta él en el que será el gran día de su vida.

A pocos minutos de dar las 12 del mediodía, la hija del cantante Bertín Osborne, cogida de su firme brazo, bajaba del coche ante la atenta mirada de sus hermanas que, elegantísimas, la esperaban para ayudarla a colocarse el imponente vestido de novia. Aunque por el momento se desconoce la autoría, lo que sí podemos afirmar es que no podía ser más ella.

El vestido, desde luego, no podía ser más original. Palabra de honor y con una falda en corte recto, estaba confeccionado en una tela completamente bordada de una pedrería que asemejaba una lluvia de perlas. Un diseño perfecto para las altas temperaturas que, aunque comenzado ya el otoño, aún se disfrutan en Jerez de la Frontera.

El ramo

En cuanto al ramo, Claudia se decantó por un diseño floral silvestre de gran tamaño perfecto para una celebración tan familiar como la que tendrán tras la ceremonia en la finca familiar de las hermanas, donde su madre, Sandra Domecq, las crió.

Lleno de color, tenía rosas, cardos silvestres, paniculatta y alguna que otra flor de la zona. Un toque de personalidad sin igual para un look de novia muy acorde al día y lugar de la celebración.

Al tratarse de una ceremonia religiosa, el procolo mandaba curbrise los hombros. En lugar del tradicional velo, Claudia optó por una capa de organza color beige que le aportaba volúmen en los hombros y un toque etéreo acorde con su personalidad.

Una combinación perfecta con la que ha conseguido encontrar el equilibrio perfecto entre lo boho y lo romántico.

Las joyas

Puede que quizá sea el aspecto en el que más arriesgó. Claudia combinó su vestido con una llamativa gargantilla trenzada de gran tamaño que atrajo todas las miradas. De brillantes montados en oro blanco, combinaba a la perfección con los pendientes largos que quedaban a la vista gracias al recogido que lucía.

Haciendo gala de su sencillez habitual, confió en uno de los moños que más le favorecen para su gran día. Un recogido peinado a la altura de la nuca, que despejaba todo el pelo de su rostro. El pelo, dividido con su raya al medio habitual perfectamente pulida, le favorecía a más no poder.

En cuanto al maquillaje, optó también por un acabado elegante y sencillo, sin correr grandes riesgos.