¿Una boda inspirada en Los Bridgerton? Claves, trucos y 'deco'

Seriéfilo o no, a estas alturas y precedido por un boom mediático mundial, apostamos que todo el mundo ha oído hablar de 'Los Bridgerton', la exitosa serie de Netflix basada en las novelas de Julia Quinn. Con dos temporadas a sus espaldas y la tercera a punto de iniciar rodaje, cuenta las aventuras, desventuras y amoríos de la familia Bridgerton. Ambientada en la antigua Inglaterra del siglo XIX y con guiños a la estética contemporánea, es, después de 'Downton Abbey' y salvando las distancias, la producción de época más popular y venerada por los amantes de las series de televisión.

Hasta el momento, dos historias de amor culminadas con dos bodas, una por temporada y en la pequeña pantalla, la inspiración nupcial que despunta esta temporada, al igual que su adorado diamante, como tendencia en decoración.

Analizando la temática para bodas que hoy nos acontece y que tiene a 'Los Bridgerton', sus escenarios, sus ambientes y sus estilismos como fuente de inspiración, no es más que el sueño clásico de muchas novias: convertirse en princesa para su gran día. Bautizada por los expertos como 'regencycore', por hacer referencia a la fiebre suscitada por todo lo que tiene que ver con la época de la regencia inglesa, en la práctica es la estética más opulenta vista en las bodas.

¿Fantaseas con un enlace así? Se puede lograr y hoy, además de tendencia, es más fácil que nunca si sigues los consejos que, en primicia y metiéndonos en el papel de Lady Whistledown, querido lector, vamos a ofrecerte en este artículo.

Empezando por escoger bien tu vestido de novia y el lugar clave dónde celebrar el banquete y la fiesta posterior a la ceremonia. Con la máxima de encontrar un diseño que se adapte a tu figura y sea fiel reflejo de tu personalidad, los cortes imperio son los que mandaban en moda en aquella época y los que precisamente lucen, tanto a diario como para ocasiones especiales, los personajes femeninos de la serie de Netflix. Se permite sumar detalles joya, bordados en hilos metalizados y otros adornos, sin que le resten protagonismo al traje. Coronas, velos, guantes y joyas vintage son complementos obligados.

El sitio es determinante. A vuestra disposición un extenso listado de antiguos palacetes, castillos, edificios históricos, fincas de antaño y palacios, enclavados, bien en el centro de las ciudades, bien a las afueras, donde e independiente de lo que les espere a vuestros invitados en el interior, solo con la fachada y esa imponente presencia, estaréis dejando ver que el enlace que allí va a festejarse será de cuento.

Una vez dentro y con el objetivo de teletransportar a los asistentes a esa etapa histórica vivida en Inglaterra que abarca desde 1811 a 1820 y que sirvió de bisagra entre la era georgiana y la victoriana, el ambiente es de suma importancia. El look de las salas, la disposición de las mesas, el menaje, los colores y así cualquier otro detalle 'deco' no se puede dejar al azar.

Como imprescindibles: candelabros y velas, lámparas de cristal, tonos azucarados como paleta cromática, flores frescas en esa misma sintonía de colores, vajilla de porcelana, mantelería blanca en tejidos rústicos y en líneas generales, recargamiento, exceso y altas dosis de romanticismo como estrellas de la celebración. ¿Un extra? Incorporar a la mesa menús manuscritos en letra inglesa y emplear esa misma tipografía para toda la papelería que tenga que ver con el enlace, como por ejemplo invitaciones, 'seating plan', planos y otros documentos.

Para rematar, en un enlace de época no puede faltar una bonita y tradicional tarta nupcial. Con varios pisos, decorada con guirnaldas de perlas y flores comestibles, de tamaño descomunal y esperando a ser cortada con una espada, como manda la costumbre.

Otras ideas son protagonizar una entrada de ensueño a lomos de un caballo, sentados en un carruaje o conduciendo un coche histórico; un hilo musical con los grandes éxitos escuchados en la serie de Netflix o un fotomatón antiguo para que los invitados retraten ese momento para siempre.