El vestido de novia de María Luisa Arrospide para su boda con Hugo Hernández-Mancha: look de Navascués, una tiara y joyas de esmeraldas

Este viernes, Córdoba se vistió de gala para celebrar una de las bodas más sonadas del otoño. Se trata del 'sí, quiero' de Hugo Hernández-Mancha, hijo del que fuera líder de Alianza Popular en la década de los 80, y María Luisa Arrospide, vástago de los marqueses de Boil. Este enlace no solo unió a dos familias con una gran historia. También reunió a representantes de la aristocracia, política y alta sociedad. De ahí a que desde primera hora de la tarde la ciudad andaluza se convirtiese en el centro de todas las miradas. También para ver, con permiso de la novia, los looks de las invitadas.

Como adelantó Vanitatis, la ceremonia religiosa tuvo lugar en la iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos, popularmente conocida como la Compañía, a las 18:30 horas. Es uno de los templos más bonitos y emblemáticos de Córdoba. Esta, construida en el siglo XVI por los jesuitas, cuenta con una cúpula esférica y una nave central en la que los novios se dieron el 'sí, quiero' ante decenas de invitados que quisieron ser testigos de este día tan especial. Tras unir sus caminos legalmente, los ya convertidos en marido y mujer salieron entre vítores, aplausos y con una sonrisa que evidenciaba lo felices que estaban de haber dado este paso.

María Luisa Arrospide confió en Cristina Martínez-Pardo Cobián, la fundadora y diseñadora de Navascués, para su gran día. Así, lució un vestido palabra de honor de línea evasé abullonado en degradé, confeccionado en mikado de seda natural, que aporta cuerpo, brillo y elegancia clásica. El diseño presenta un godet de organza plisada que aporta movimiento y volumen a la falda. La cola desmontable añade majestuosidad al conjunto, permitiendo una silueta versátil y adaptada a cada momento del enlace. Así, la pieza, de confección artesanal, combina la estructura propia de la alta costura con un aire romántico y atemporal.

Para su gran día, la novia quiso tener un guiño familiar en su look nupcial. Así, apareció con una mantilla "granaína" perteneciente a su familia con la que cubrió sus hombros. Se trata de una prenda en encaje fino que envolvía la figura con delicadeza. Además, este elemento aportó textura y tradición, conectando la modernidad del diseño con la herencia de su linaje. Por otra parte, completó el estilismo con una tiara y joyas de esmeraldas que iluminaban su rostro y evocaban la elegancia de las novias de antaño, mientras el ramo de rosas blancas reforzaba la pureza y serenidad del conjunto.

Tras la ceremonia religiosa, los recién casados, junto al resto de invitados, se trasladaron a El Círculo, en pleno corazón de Córdoba, donde siguió la celebración. En el recinto, preparado para la ocasión con todo detalle, se sirvió el banquete nupcial antes de dar paso a la fiesta, que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Y no es para menos. Así, esta boda, que reunió a algunos de los rostros más conocidos de la alta sociedad, se convirtió en el broche de oro a una relación marcada por la discreción.