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Navascués: "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia de Teresa Urquijo"
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ENTREVISTA

Navascués: "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia de Teresa Urquijo"

Si hay un nombre y una marca nupcial que hayan despuntado este año es el de la diseñadora Cristina Martínez-Pardo Cobián y su firma, Navascués. Vanitatis se ha colado en su taller para hablar y analizar sus vestidos más aplaudidos de 2024

Foto: Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)

Elegante e impecable, así nos abre las puertas de su atelier en Madrid, Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora de Navascués. De este majestuoso piso ubicado en el corazón del barrio de Salamanca salen los vestidos de novia que lucen las mujeres de la jet-set. En la entrada, destacan tres fotografías: un retrato en blanco y negro de la diseñadora, y dos de sus novias más célebres, Teresa Urquijo y Belén Corsini, el día de sus bodas. Lleva una camisa blanca, un pantalón negro de corte sastre y unos zapatos planos. Nos recibe con los brazos abiertos, haciendo gala de su simpatía y hospitalidad, y desde el primer segundo, contándonos historias de su vida, una vida entre patrones y tejidos. "Este 2024, Navascués ha revivido", le dice una servidora, y ella, toda una artista de la aguja y un exponente vivo de la alta costura nacional, replica sonriente, "Navascués no ha resurgido, siempre hemos estado ahí. No hemos parado de trabajar y de vestir a novias en los últimos 44 años. Tal vez, lo que sí han revivido, son las bodas y las novias mediáticas". Toda la razón.

La experiencia, el buen hacer y la tradición son las tres claves por las que las novias llaman a la puerta de su taller. Este año, Teresa Urquijo, Carmen Gómez-Acebo, Natalia Alfonsín, Verónica Urquijo o Natalia Santos Yanes, han sido algunas de las mujeres que entonaron el 'sí, quiero' ataviadas con un diseño de Navascués. Tanta repercusión que, hablar y analizar sus vestidos de novia más aplaudidos de 2024, era obligado.

placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)

La historia de una leyenda de la moda nupcial

"Soy autodidacta y llegué al mundo de la moda por casualidad. Más que por casualidad, por un accidente que ocurrió en 1977. Tuve un accidente de coche que me obligó a estar con muletas durante dos años. En ese tiempo, quise entretenerme y motivada por mi pasión en los tejidos, comencé a forrar lámparas, mis primeros maniquís", explica Cristina. A partir de esas telas que empleaban para revestir muebles, la diseñadora fabricó sus primeras prendas: unas chaquetas guateadas que después vendía por las tiendas del barrio de Salamanca. Y un día, de nuevo por casualidad, le llegó el encargo de su primera novia. "La dueña de una de las tiendas donde se vendían mis chaquetas me pidió que terminase el vestido de novia de su nuera, ya que el modisto original les había dejado tiradas". En aquella época, "mi ídolo era Chus Basaldúa. Mientras yo empezaba, ella era todo un referente en costura y buen hacer. Hoy la realidad es muchos de mis coetáneos han desaparecido y yo soy la veterana de esta industria". A principios de los 80, Cristina diseñó su propio vestido de novia.

Así, año a año, década a década, las novias Navascués han alimentado su leyenda. "Mi objetivo no es que sean novias Navascués, novias que se identifiquen y que se reconozcan por salir de nuestro taller. Mi objetivo y mi deseo es que sean ellas mías, sacar a flote su personalidad. Es un proceso de creación fascinante: hago unas líneas base y a partir de ahí, interviene el gusto de la novia".

placeholder Detalle de una etiqueta de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Detalle de una etiqueta de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)
placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)

En los inicios de su carrera como modista nupcial, el proceso era diferente. "No existían las toiles y entonces atendía personalmente a cada novia. Me sentaba con ellas, les preguntaba como iba a ser su boda y como vestían en el día a día. Con eso me hacía una idea de su estilo y por medio de dibujos y bocetos, concretábamos el vestido. Antes estaba presente de principio a fin, pero con el paso del tiempo entendí que era más comercial y práctico introducir esos trajes de muestra". En la actualidad, una vez que se define la base, "el alma es intentar enamorar a la mujer que lo lleve. Hay que dar lo mejor de la costura y basar nuestro trabajo en una confección impecable sin perder la ética profesional. Al final cada traje es diferente porque influye la personalidad de la novia". 'He sido yo, era mi traje', es la frase que más le gusta escuchar a la modista una vez pasada la boda. "Es mi mayor satisfacción".

Navascués es Cristina Martínez-Pardo Cobián, su fundadora y diseñadora, y también las 22 personas que componen su brillante equipo de artesanos. "Nunca he trabajado con talleres externos y siempre he tenido a las modistas en casa. Es esencial para que el trabajo salga adelante. Esta semana, por ejemplo, cambiamos las mangas de una novia de un día para otro porque no terminaba de verse con las primeras. Eso solo se puede hacer con un taller en casa".

placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis con algunos de sus bocetos antiguos. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis con algunos de sus bocetos antiguos. (Fotografías: Marina G. Ortega)
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placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)

Cristina habla de dos momentos, dos puntos álgidos tanto en su trayectoria como en el sector, que tambalearon los cimientos de la moda nupcial. "La crisis de 2008 y la pandemia. En uno de esos dos capítulos recuerdo que en un día me llamó un buen amigo para decirme que cerraba el taller y que quería traspasármelo. Yo le convencí para que no cerrase, él era de los pocos modistos de toda la vida que quedaban y le dije que tenía que mantener abierto su atelier", confiesa.

placeholder El equipo de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)
El equipo de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)

Las novias han cambiado. Si antes se guiaban por los consejos y apuntes de sus madres y suegras, ahora ellas llevan la iniciativa y no se dejan influenciar: tienen claro lo que quieren. "La mujer que decide casarse es independiente, lo decide ella y toma las riendas de su traje de novia. A partir de ahí, tenemos al menos siete u ocho pruebas". A Navascués llegan las hijas de las que un día fueron sus novias. "Cada vez es más frecuente que las hijas de mis antiguas novias sigan sus pasos y quieren que sea yo quien diseñe el vestido para su boda como en su día lo hice con su madre". En este fenómeno, hay las que, incluso, llegan con el traje de su madre para que Cristina lo reconstruya. De un modo u otro, es un homenaje al legado de su madre que, en la práctica, confirma que el buen hacer y la experiencia siguen siendo dos cualidades indispensables a la hora de escoger a la persona que creará el traje más importante en la vida de una mujer.

Teresa Urquijo: "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia para su prometida"

placeholder Teresa Urquijo y José Luis Martínez-Almeida el día de su boda. (Gtres)
Teresa Urquijo y José Luis Martínez-Almeida el día de su boda. (Gtres)

La primera novia Navascués que destacó este 2024 fue Teresa Urquijo, la mujer de Jose Luis Martinez-Almeida, alcalde de Madrid y sobrino segundo de la diseñadora. La pareja se casó el 6 de abril en la iglesia de San Francisco de Borja de la capital, ante 500 invitados y rodeados de una gran expectación mediática. Se sabía que la novia, una joven abogada y nieta de Teresa de Borbón-Dos Sicilias, seguiría la tradición familiar llevando el vestido de novia de su abuela y su madre. Transformarlo para adaptarlo, tanto al tiempo actual, como a la figura de Teresa, fue un reto que calló en manos de Cristina por petición del político del Partido Popular.

Unas semanas antes de recibir el encargo, Teresa acudió al taller para acompañar a una amiga a la prueba de su vestido de novia. "Ya se escuchaban rumores de que ella quería dar una segunda vida al traje de su abuela, pero yo fui muy discreta, ni siquiera le dije que era la tía de Pepe". Al tiempo, llegó la llamada de su sobrino. "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia de Teresa Urquijo. Sin pensarlo dos veces, acepté. Para mí fue una gran satisfacción", confiesa la diseñadora. Un traje de Pedro Rodríguez, un maestro de la costura, que la abuela de la novia estrenó en 1961 y que Navascués tenía que dar una vuelta. "Tuve que tratarlo con mucho respeto por ser un vestido de novia de Pedro Rodríguez. Por el estado del tejido, algo deteriorado, y por las peticiones de Teresa, tuvimos que abrirlo en el taller, y aunque eso fue muy criticado, nosotras y la novia nos quedamos contentas con el resultado".

placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa con la foto de la boda de Teresa Urquijo y Jose Luis Martinez-Almeida. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa con la foto de la boda de Teresa Urquijo y Jose Luis Martinez-Almeida. (Fotografías: Marina G. Ortega)

"Teresa participó activamente durante todo el proceso. No quería volúmenes, no iban ni con su estilo ni con el tipo de boda que iba a protagonizar. Me dijo que quería manga larga y el escote cerrado. Para la cola, una pieza desmontable, recurrimos a un tejido del taller, un material adamascado con bordados, que casaba a la perfección con el tejido original y principal del vestido", explica la diseñadora.

Natalia Santos Yanes: "La tiara marcó el diseño de su vestido de novia"

placeholder Natalia Santos Yanes y Esteban Rivas. (Gtres)
Natalia Santos Yanes y Esteban Rivas. (Gtres)

La boda de Natalia Santos Yanes y Esteban Rivas, celebrada el 29 de junio en Valencia, no solo unió a dos grandes sagas empresariales, también reunió a 600 invitados entre los que se encontraban Margarita Vargas y Luis Alfonso de Borbón, Paloma Cuevas, Patricia Rato con su hija Isabella, o Genoveva Casanova. Recapitulamos. Se casaban la hija de los empresarios Cristina Yanes y José Luis Santos, y el hijo de Esteban Rivas. Lo hicieron en la iglesia de Santa Catalina y San Agustín, y después, la celebración en el hotel Balneario Las Arenas, un complejo propiedad de la familia de la novia. Para su enlace, Natalia confió su look nupcial en Navascués.

"Como hago con todas mis novias, lo primero que hicimos fue averiguar dónde y cuándo se casaba. Natalia me contó que se iba a casar cerca de la playa en un escenario de cuento. Eso, sumado a la imponente joya familiar que sí o sí quería llevar, me ayudó a crear un vestido de novia que parecía sacado de un cuento de hadas, toda una princesa", recuerda Cristina. "La tiara era la misma que lució su madre en su boda y marcó el diseño de su vestido".

placeholder El taller de Navascués en Madrid. (Fotografías: Marina G. Ortega)
El taller de Navascués en Madrid. (Fotografías: Marina G. Ortega)
placeholder Un boceto de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Un boceto de Navascués. (Fotografías: Marina G. Ortega)

"Su abuela influyó directamente en cada detalle del traje. Visualizaba a su nieta con un vestido fabricado con plumeti, decorado con ondas y rematado con una cola de tul con mucho volumen, y resulta que así fue como terminó siendo. Natalia le dio mucha importancia a la opinión de su abuela y después de dejarse asesorar por mí en cuanto a la estructura, todo lo que decía su abuela, le parecía bien y era de su gusto", cuenta emocionada la modista.

Carmen Gómez-Acebo: "Causó sensación siendo fiel a su estilo y saliéndose de los canones clásicos"

placeholder Carmen Gómez-Acebo y Borja Álvarez de Estrada. (Gtres)
Carmen Gómez-Acebo y Borja Álvarez de Estrada. (Gtres)

Con la familia Gómez-Acebo la relación viene de largo. Navascués ha vestido a las tres hijas del matrimonio formado por Juan Gómez-Acebo Sáenz de Heredia (primo segundo de los hijos de la infanta Pilar) y María de Aguilar Urquijo: Lucía, Victoria y este 2024, a Carmen. Ella, una experta en moda, y su prometido, Borja Álvarez de Estrada, se casaron el 26 de abril en Madrid. "Siendo hermanas, cada una lució un look diferente en sus bodas. El de Victoria fue más abombado con cuerpo de tul drapeado, el de Lucía se confeccionó con una organza pintada en color y el de Carmen, una mezcla de estilo hindú con helénico".

Precisamente, las hermanas de Carmen, estuvieron a su lado en todas las pruebas. "Venían con Carmen y le daban su opinión, las tres estaban muy involucradas en el vestido, pero al final, siempre, prevalecía la opinión de la novia".

placeholder Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)
Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora y fundadora de Navascués, posa para Vanitatis. (Fotografías: Marina G. Ortega)

"Carmen me insistió en que no quería ser la novia clásica, una novia al uso, pero luego, cuando se bajó del coche el día de su boda y puso un pie en las inmediaciones de la iglesia de la Concepción Real de Calatrava, en Madrid, era la NOVIA en mayúsculas, la novia por excelencia. Y todo sin perder ni un ápice de su estilo y de su personalidad".

"Partiendo de las directrices que Carmen me dio, construimos un traje muy original. La mezcla de texturas, de tejidos y de bordados, me encanta y así trabajamos el vestido de novia de Carmen, fusionando una tela adamasca, tul de seda natural y una malla de hilo de plata". En la última prueba, Cristina intuyó que la hija de Juan Gómez-Acebo Sáenz de Heredia sería una novia única y diferente. "Causó sensación siendo fiel a su estilo y saliéndose de los canones clásicos".

Natalia Alfonsín: "Vestí a su madre de novia y este año, he tenido la suerte de diseñar el vestido para su boda"

placeholder La boda de Natalia Alfonsín, hija de Jaime Alfonsín. (Contacto Photo)
La boda de Natalia Alfonsín, hija de Jaime Alfonsín. (Contacto Photo)

La discreción envolvió la boda de Natalia Alfonsín, hija del exjefe de la Casa Real Española, Jaime Alfonsín, y su prometido, Álvaro Winzer. La pareja se casó en Madrid, el día 29 de junio, en un enlace dividido en dos actos, ceremonia religiosa en la Ermita de Nuestra Señora de la Paz, ubicada en la localidad madrileña de Alcobendas, y después, celebración en la finca Soto Mozanaque. Con los reyes Felipe y Letizia en la lista de invitados, los novios intentaron que la suya no fuera muy mediática, pero como en toda boda, Natalia no pudo evitar que su vestido se convirtiera en protagonista.

"Natalia me escogió porque en el pasado yo había diseñado el vestido de novia de su madre, Natalia Uranga", declara la directora creativa de Navascués. El traje era muy ligero y fluido, fabricado con organzas y bambulas de seda, y completamente alejado del que, décadas atrás, diseñó para su madre.

Verónica Urquijo: "Al igual que su prima Teresa, llevó el vestido de novia de su madre"

placeholder Verónica Urquijo y Roberto Truque salen de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora tras su boda. (Europa Press)
Verónica Urquijo y Roberto Truque salen de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora tras su boda. (Europa Press)

El sábado 6 de julio, Verónica Urquijo y Roberto Truque Salto, contrajeron matrimonio en Soria. Ceremonia religiosa en la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, y a continuación, celebración en el castillo Señorío de Hinojosa de la Sierra, propiedad de los padres de la novia. Su boda congregó a la aristocracia y la jet set, desde su prima Teresa Urquijo y su marido, José Luis Martínez-Almeida, pasando por el piloto Carlos Sainz, su mujer, Reyes Vázquez de Castro y la primogénita del matrimonio, hasta Jaime de Marichalar.

La novia, Verónica, hija de Gonzalo Urquijo y Marta Barreiros, una de las tres fundadoras de la floristería Aquilea, lució el vestido de su madre. "Al igual que su prima Teresa Urquijo, Verónica llegó al taller con el vestido de novia de su madre", señala Cristina. "Era un traje confeccionado por el taller de costura Dafnis de María Rosa Salvador, una mujer que hizo una labor impresionante y admirable por la moda en nuestro país y que instauró la aguja de oro. Estaba confeccionado con unos tejidos buenísimos, aunque para adaptarlo a la figura y el estilo de Teresa tuvimos que desmontarlo. Era un tela de batista suiza con plumeti que reutilizamos para el vestido de novia cambiando el cuerpo y las mangas. Aun así, la esencia del vestido de novia de su madre estaba en él".

Alba Valenzuela: "Cambió su idea inicial, un traje recto, por un vestido con falda voluminosa para bailar en el albero el día de su boda"

placeholder Alba Valenzuela y Joaquín Astolfi. (Gtres)
Alba Valenzuela y Joaquín Astolfi. (Gtres)

Alba Valenzuela y Joaquín Astolfi, sobrino del jinete Luis Astolfi, entonaron el 'sí, quiero' el sábado 27 de abril por la tarde en Sevilla, en la Real Parroquia de Señora Santa Ana. "El primer día que Alba visitó nuestro atelier salió con una idea, quería un vestido de novia recto, que finalmente cambió por el diseño que llevó en su boda". ¿El motivo? "Ella, canaria, quería rendir homenaje a la tierra de su prometido y bailar unas sevillanas en la finca, en pleno albero de la Hacienda Los Molinos de Maestre. Con un diseño recto habría sido imposible y modificamos esas líneas iniciales", comenta Navascués.

Dotado de un escote Bardot que dejaba parte de sus hombros y el escote al descubierto, un cuerpo ceñido y una falda importante, con cuerpo y cola, el vestido de novia de Valenzuela, clásico y atemporal, fue perfecto para el estilo y la silueta de la novia.

Isabel García-Morales: "Había vestido a otras mujeres de su familia y para diferenciarse, quería un vestido de novia clásico, pero con innovaciones"

placeholder Joaquín Bohórquez Ruiz-Mateos e Isabel García-Morales Merino. (Cordon Press)
Joaquín Bohórquez Ruiz-Mateos e Isabel García-Morales Merino. (Cordon Press)

La última novia Navascués de 2024 que analizamos junto a Cristina Martínez-Pardo Cobián es Isabel García-Morales Merino. Su boda se celebró el 27 de abril en Plasencia (Cáceres), entre la catedral de la ciudad y el Parador. Se casó con Joaquín Bohórquez Ruiz-Mateos, nieto de José María Ruiz-Mateos. Y como en novias anteriores, se repitió la historia: Isabel escogió la misma marca nupcial que su madre. "Además de a la madre de Isabel, había vestido a otras mujeres de su familia, así como de la familia del novio".

La premisa de la novia fue la siguiente: "para diferenciarse, quería un vestido de novia clásico, pero con innovaciones. Partimos de un encaje antiguo que yo tenía en el taller y que incrusté en la parte delantera del traje. Usamos una seda rústica y creamos un modelo con sobrefalda que se podía quitar después para la fiesta". El escote fue el detalle más original, "un escote invertido que nos pidió el vestido y el tipo de mangas, y que le dio el toque diferente a Isabel".

Elegante e impecable, así nos abre las puertas de su atelier en Madrid, Cristina Martínez-Pardo Cobián, diseñadora de Navascués. De este majestuoso piso ubicado en el corazón del barrio de Salamanca salen los vestidos de novia que lucen las mujeres de la jet-set. En la entrada, destacan tres fotografías: un retrato en blanco y negro de la diseñadora, y dos de sus novias más célebres, Teresa Urquijo y Belén Corsini, el día de sus bodas. Lleva una camisa blanca, un pantalón negro de corte sastre y unos zapatos planos. Nos recibe con los brazos abiertos, haciendo gala de su simpatía y hospitalidad, y desde el primer segundo, contándonos historias de su vida, una vida entre patrones y tejidos. "Este 2024, Navascués ha revivido", le dice una servidora, y ella, toda una artista de la aguja y un exponente vivo de la alta costura nacional, replica sonriente, "Navascués no ha resurgido, siempre hemos estado ahí. No hemos parado de trabajar y de vestir a novias en los últimos 44 años. Tal vez, lo que sí han revivido, son las bodas y las novias mediáticas". Toda la razón.

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