Pilar Cuesta, coach nutricional: “Esto es lo que estos 5 antojos dicen sobre tu sistema nervioso”

¿Sabías que es posible que tus antojos no sean una cuestión de debilidad, sino una señal directa del estado de tu sistema nervioso? Eso es lo que plantea Pilar Cuesta, coach nutricional especializada en salud integrativa, que desglosa cómo nuestras elecciones impulsivas frente a la comida son, en realidad, una forma de comunicación del cuerpo ante el estrés o el desequilibrio emocional.

Antojo de dulce

Cuando el sistema nervioso entra en modo lucha o huida, el cuerpo interpreta que necesita energía inmediata para enfrentar un “peligro”. El resultado: una fuerte necesidad de azúcar. Este tipo de antojo es común tras situaciones estresantes o en momentos de agotamiento mental.

Antojo de salado

El deseo de sal, explica Cuesta, también tiene raíces en el estrés. En concreto, en la necesidad del cuerpo de estabilizar los niveles de cortisol, hormona regulada por las glándulas suprarrenales. El sodio actúa como un pequeño regulador natural, lo que puede explicar por qué buscamos snacks salados en momentos de tensión.

Antojo de cremoso y rico

Helado, chocolate, platos con mucha mantequilla… Si eso es lo que más se te antoja, tu cuerpo podría estar en un estado de desconexión emocional. Según la coach, en este estado los receptores de placer están adormecidos, lo que lleva a comer más cantidad en busca de una sensación que tarda en llegar.

Antojo de crujiente

La textura crujiente no solo estimula los sentidos: también ayuda a liberar tensión acumulada. Morder algo crujiente activa el nervio vago, vinculado a la regulación emocional y la digestión— y puede traer una sensación de alivio cuando hay estrés retenido.

Antojo de alimentos naturales y nutritivos

Cuando el sistema nervioso está regulado, lo que apetece cambia radicalmente. En este estado de mayor equilibrio, aparecen antojos de fruta, verdura o proteína: alimentos que no solo calman, sino que nutren. Es un signo claro de bienestar físico y emocional.

Para Pilar Cuesta, entender esta conexión es clave para transformar la relación con la alimentación. “Si llevas tiempo atrapada entre antojos, culpa y control, no es porque te falte disciplina, sino porque nadie te ha enseñado a trabajar con tu cuerpo en lugar de luchar contra él”, concluye.