Mucha gente lo hace mal: así debes regar tus plantas en verano para que sobrevivan al calor
Regar las plantas en verano parece sencillo, pero hacerlo mal puede arruinarlas. El secreto no está solo en cuánta agua das, sino en cuándo y cómo lo haces
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Cuidar de las plantas en verano puede convertirse en todo un desafío, especialmente cuando las temperaturas rozan los 40 grados y la tierra parece secarse en cuestión de minutos. Y aunque muchas personas se preocupan por la cantidad de agua que les dan a sus plantas, lo cierto es que el verdadero secreto está en cuándo y cómo se riega. Hacerlo en el momento equivocado, o de la peor forma, puede perjudicar más que beneficiar, incluso si el gesto parte de la buena intención.
La hora del día es clave. Aunque regar por la tarde pueda parecer una opción lógica tras una jornada de calor, los expertos coinciden en que las primeras horas de la mañana son el momento más recomendable. Entre las cinco y las siete, cuando la tierra aún conserva algo de frescor y el sol no ha empezado a castigar, las plantas aprovechan mejor el agua. A esa hora, la evaporación es mínima, lo que permite que el riego llegue de verdad hasta las raíces profundas. Además, es una forma sencilla de prevenir la aparición de hongos, ya que las hojas tienen tiempo de secarse antes de que llegue la noche.
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Ahora bien, si regar por la mañana no es posible, la tarde también puede funcionar, pero con precauciones. Es importante evitar mojar el follaje, ya que las hojas húmedas por la noche son el entorno ideal para el moho y otras enfermedades. En estos casos, lo mejor es regar directamente sobre la tierra, cerca de la base de la planta, y asegurarse de no excederse con el agua. Rápido, directo y sin salpicar: esa es la fórmula.
Cada planta tiene sus necesidades, y no todas requieren el mismo nivel de atención. Las anuales, por ejemplo, tienen raíces superficiales que se secan con rapidez y necesitan riegos más frecuentes, sobre todo si están expuestas al sol fuerte. En cambio, las perennes —más resistentes y con raíces profundas— toleran mejor la sequía. Para ellas, basta con un riego profundo una o dos veces por semana, pero con suficiente agua para llegar bien al fondo.
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Y si tienes plantas en macetas, hay que prestarles aún más atención. Al tener menos tierra, se calientan con rapidez y pierden humedad en pocas horas. Lo ideal es regarlas dos veces al día, una por la mañana y otra al atardecer, siempre asegurándose de que el agua drene bien para evitar encharcamientos. Las raíces necesitan oxígeno tanto como agua, y si se ahogan, la planta difícilmente sobrevivirá al verano.
Cuidar de las plantas en verano puede convertirse en todo un desafío, especialmente cuando las temperaturas rozan los 40 grados y la tierra parece secarse en cuestión de minutos. Y aunque muchas personas se preocupan por la cantidad de agua que les dan a sus plantas, lo cierto es que el verdadero secreto está en cuándo y cómo se riega. Hacerlo en el momento equivocado, o de la peor forma, puede perjudicar más que beneficiar, incluso si el gesto parte de la buena intención.