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Le Bal de les Débutantes, un baile de princesas para bautizarse en la jet
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Se celebra en París cada año

Le Bal de les Débutantes, un baile de princesas para bautizarse en la jet

Es la puesta de largo de las hijas de las familias más adineradas del planeta. Para esta presentación en sociedad se enfundan un vestido diseñado para la ocasión por las firmas más exclusivas

Foto: Las 20 'débutantes' de esta edición de Le Bal
Las 20 'débutantes' de esta edición de Le Bal

Érase una vez, una noble tradición británica en las que las hijas de familias aristocráticas que cumplían 18 años eran presentadas ante la Reina. Una tradición que, con el paso de los años, pasó a celebrarse con un baile en el que las adolescentes, a las que se les denominaban “debutantes”, acudían cual princesas en busca de su príncipe azul.

Varios siglos después, ya en su versión adaptada a los tiempos modernos, esta tradición se celebra en París, donde acuden las hijas de las familias más adineradas del planeta: aristócratas, grandes fortunas, miembros de casas reales, líderes políticos mundiales, notables empresarios y célebres apellidos. Ya no les recibe ninguna reina, ni acuden en busca de un príncipe azul, pero eso a las jóvenes no les importa. Esta es su gran noche, que no olvidarán jamás. Es su presentación en sociedad; eso sí, en una sociedad muy exclusiva.

Le Bal de les Débutantes es un acontecimiento social de carácter internacional, en el que no puede participar cualquiera. La revista Forbes le ha calificado como una de las diez noches de mayor prestigio en el mundo. El lujoso Hotel Crillon, en la Place de la Concorde, es la sede oficial, pero este año, por estar en pleno proceso de remodelación, el baile se ha celebrado en el Automobile Club de France.

Al margen de ser una especie de puesta de largo de jóvenes con grandes apellidos, Le Bal, como también es conocido, es un evento de alta costura. Las débs acuden con vestidos diseñados por las mejores firmas para la ocasión. Cada participante lleva un vestido de una casa de alta costura: Versace, Chanel, Dolce & Gabanna, Carolina Herrera, Christian Dior, Gaultier, Oscar de la Renta, Zuhair Murad, Armani Privé…

Son numerosas las hijas de que han acudido al Le Bal: la hija del conde Spencer y sobrina de Diana de Gales, la princesa Lorenza de Liechtenstein, las nietas de Mijail Gorbachov, la sobrina de George W. Bush, la hija de Silvio Berlusconi, de Phil Collins, así como las de los actores Clint Eastwood, Forrest Whitaker, Silvester Stallone, Demi Moore y Bruce Willis entre otras muchas. También ha habido españoles en este exclusivo evento, como la hija de Pedro J. Ramírez y de Ágatha Ruiz de la Prada, Cósima; la nieta de Emilio Botín, la hija de los marqueses del Campillo o la del empresario José María Juncadella y la 'socialité' Cristina Hohenlohe, entre otros.

Este año han acudido una princesa india, la hija del duque de Northumberland, la hija de un prestigioso arquitecto japonés, una descendiente de la familia real francesa y una prima de los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra, entre otros. Pero la presencia más destacada fue la de Kyra Kennedy, hija de Robert Kennedy Jr. y sobrina nieta del fallecido presidente John F. Kennedy. De hecho, fueron ellos los que abrieron el baile este año. Poco antes de la media noche, Robert Kennedy Jr y su hija Kyra, de 18 años, se situaron en el centro del salón y, mientras el resto de participantes les observaba, iniciaron un vals zíngaro.

Al margen de la fastuosidad, la ostentación, las excentricidades y el elitismo, este baile tiene un fin benéfico. Le Bal dona los fondos recaudados para la caridad. La organización entrega el dinero obtenido a Enfants D’Asie (Niños de Asia), una fundación creada en 1991 que facilita la alimentación, el cuidado básico, la vivienda y la escolarización a cerca de 10.000 niños pobres y huérfanos de Camboya, Filipinas y Vietnam. En algunos casos, algunasdebs han acudido como voluntarias a centros en los que prestan esta ayuda.

Érase una vez, una noble tradición británica en las que las hijas de familias aristocráticas que cumplían 18 años eran presentadas ante la Reina. Una tradición que, con el paso de los años, pasó a celebrarse con un baile en el que las adolescentes, a las que se les denominaban “debutantes”, acudían cual princesas en busca de su príncipe azul.

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