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Doña Sofía deja de ser una de las habituales del Club Bilderberg
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Será la gran ausente de la reunión de Austria

Doña Sofía deja de ser una de las habituales del Club Bilderberg

¿Por qué la Reina Sofía suele ser una incondicional de Bilderberg y no así su marido? ¿Cómo verían los magnates que deciden el destino del mundo la intrusión de Don Juan Carlos entre esa élite?

Foto: La Reina Doña Sofía, en una imagen de archivo (Efe)
La Reina Doña Sofía, en una imagen de archivo (Efe)

Muchos vecinos de la localidad barcelonesa de Sitges recuerdan perfectamente aquel fin de semana de junio en que interminables hileras de coches, algunos con los cristales tintados de negro, enfilaban por el Camí de Miralpeix rumbo al hotel Dolce. Fue en 2010, la única vez en que el Club Bilderberg se ha reunido en España. Doña Sofía también estuvo allí. La Reina emérita es uno de los miembros habituales enlas convocatorias de este club, si bien no asistió a las citas de 2012 ni 2013 –los años más difíciles: Corinna, Botsuana y Nóos–, pero regresó en 2014. Este año, por motivos que desconocemos, no figura en la lista de convocados en Telfs-Buchen (Austria). Quizá no quiere eclipsar la figura de su hijo, Felipe VI, a quien tal vez veamos en la convocatoria de 2016. En cualquier caso, la Reina es siempre recibida por los bilderbergers como uno de sus más ilustres miembros.

Habla Doña Sofía

“Para mí son unas reuniones apasionantes. A lo largo de los años, vas conociendo gente muy diversa, bien informada, bien relacionada, cada una con un bagaje formidable en su terreno, en su área o en su país. Allí se juntan personas de muchos mundos: política, finanzas, energía, defensa, comunicaciones, investigación científica… ¡Se aprende tanto!”. La periodista Pilar Urbano recoge quizá la única manifestación de Doña Sofía sobre su pertenencia a tan selecto club. El fragmento pertenece al libro La Reina muy de cerca (Planeta).

“El secreto es para que cada uno pueda decir con libertad lo que piensa, lo que en un debate le viene a la cabeza, y que eso no se difunda. Pero no es secreto porque estemos conspirando. ¡Nada de conjuras! (…) Allí nadie es reina ni canciller ni presidente de un gobierno o chairman de una multinacional... No hay rangos. Se dejan, no ya en la habitación del hotel, sino en el aeropuerto de tu país de origen. Ni nadie va con su cónyuge ni con sus secretarios”, recoge Pilar Urbano.

La abdicación del Rey

¿Por qué Doña Sofía es una consumada bilderberger y en cambio Don Juan Carlos no acude a tan selectas reuniones? Según Daniel Estulin, uno de los mayores expertos del mundo en conspiraciones y autor de varios libros sobre este concreto club, cree que allí, simplemente, no pinta nada. “El Rey Juan Carlos no acude, aunque podría haberlo hecho siendo monarca, porque no le interesan estas cosas. Le aburre la alta política y más cuando se trata de un foro en que todos los presentes lo superan en conocimientos y en CV. Dentro de Bilderberg sería uno más entre los grandes y eso a él no le gustaría. Es más, no pocos de esos escogidos billonarios lo mirarían como a un inferior”.

Estulin rechaza la teoría, esgrimida por algunos columnistas, de que Bilderberg esté tras una abdicación que Doña Sofía habría llevado a las charlas informales del club, esas que se traban durante el almuerzo o jugando al golf, más allá de la agenda prevista. Cree que al Rey, sencillamente, le llegó su hora y que la estabilidad de España –en términos de intereses oligárquicos–, está garantizada con Felipe VI. Coincide con él la experta en entresijos reales Pilar Urbano: “Las monarquías tranquilizan a los poderosos porque dan estabilidad. Todas estas cosas se discuten en el Bilderberg. Un rey en una España en crisis da más garantía de estabilidad que una república, donde puede venir otra persona distinta”.

El papel de los reyes

Si bien, según nuestra fuente, el club no tuvo que ver con la abdicación de Don Juan Carlos, sí estuvo tras su coronación. En 1968 el club se reunió en Mont Tremblant (Canadá) y uno de los temas agendados era la sucesión de Franco. Los bilderbergs, entre los que se encuentra el plenipotenciario asesor estadounidense Henry Kissinger –a sus 92 años, ahora mismo está en Telfs-Buchen–, apostaron por el príncipe Juan Carlos: “Está perfectamente preparado para asumir la alta misión para la que puede ser llamado y también posee las cualidades necesarias para convertirse en futuro Rey”. Un año después, en julio de 1969, el dictador lo nombraba sucesor y era ratificado en Cortes.

Ese documento que entrecomillamos llegó a Estulin a través de una fuente interna y puede leerse en el libro El precio del trono de Pilar Urbano. Asimismo, otro documento confidencial de 1973 muestra el interés de Kissinger en establecer un seguimiento del príncipe. Los EEUU tenían mucho que ganar con la ansiada llegada de la democracia a España.

“Todos los miembros de la realeza que acuden a Bilderberg presiden fundaciones y son miembros de numerosas organizaciones benéficas. A través de esas instituciones pueden usar su influencia para promover las directrices o iniciativas del club”, afirma Estulin. Hoy las grandes familias industriales y financieras se codean con las casas reales europeas, que mantienen la tradición de aquella aristocracia dominante que han ido trazando el destino de Europa desde la Antigüedad.

Muchos vecinos de la localidad barcelonesa de Sitges recuerdan perfectamente aquel fin de semana de junio en que interminables hileras de coches, algunos con los cristales tintados de negro, enfilaban por el Camí de Miralpeix rumbo al hotel Dolce. Fue en 2010, la única vez en que el Club Bilderberg se ha reunido en España. Doña Sofía también estuvo allí. La Reina emérita es uno de los miembros habituales enlas convocatorias de este club, si bien no asistió a las citas de 2012 ni 2013 –los años más difíciles: Corinna, Botsuana y Nóos–, pero regresó en 2014. Este año, por motivos que desconocemos, no figura en la lista de convocados en Telfs-Buchen (Austria). Quizá no quiere eclipsar la figura de su hijo, Felipe VI, a quien tal vez veamos en la convocatoria de 2016. En cualquier caso, la Reina es siempre recibida por los bilderbergers como uno de sus más ilustres miembros.

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