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La reina de Tailandia, recluida en un hotel suizo mientras el rey disfruta de su harén
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APARTADA DE TODO

La reina de Tailandia, recluida en un hotel suizo mientras el rey disfruta de su harén

Rama X sigue en el centro de la polémica internacional por sus arbitrarios desplazamientos por Alemania, mientras su mujer está apartada de todo en su refugio habitual

Foto: La reina Suthida, en una imagen de archivo. (Reuters)
La reina Suthida, en una imagen de archivo. (Reuters)

El pasado sábado por la noche, el rey de Tailandia abandonaba un confinamiento muy sui generis en el estado alemán de Bavaria para regresar a su país, donde asistió al día de Chakri, una festividad en Bangkok para celebrar la llegada al trono de la dinastía de la que él es ahora su máximo representante. Un viaje relámpago en un avión de Thai Airways destinado exclusivamente para él que hizo escala en la localidad suiza de Zúrich para recoger a la reina Suthida, que le acompañó en un segundo plano en los actos para mayor gloria de su persona.

A su regreso, el rey Rama X volvió a recalar en la misma ciudad suiza para dejar a su mujer y regresar al Grand Hotel Sonnenbichl, en la ciudad bávara de Garmisch-Partenkirchen (unas instalaciones utilizadas en su momento por los nazis y que también hicieron las veces de internado femenino), o a su propia mansión, junto al cercano lago de Starnberg, a menos de treinta kilómetros de Múnich. Un establecimiento que ha recibido un permiso especial para albergarle durante estas fechas tan delicadas de confinamiento, que él y su séquito se están saltando a su libre albedrío, lo que está poniendo contra las cuerdas a las autoridades bávaras ya que resulta complicado justificar sus vuelos en su avión privado por distintas localidades alemanas o las excursiones en bicicleta por las inmediaciones del establecimiento.

Mientras el monarca disfruta de su harén de 20 concubinas, que según algunos medios tiene organizadas como si de un ejército se tratata (hay quienes le atribuyen un fetichismo sexual en este sentido), con sus uniformes, sus galones y sus jerarquías, la discretísima reina Suthida volvía a quedarse en el establecimiento que, al parecer, es su verdadero hogar desde hace ya mucho tiempo.

placeholder En la celebración del día de Chakri, con su mujer, en Bangkok. (EFE)
En la celebración del día de Chakri, con su mujer, en Bangkok. (EFE)

El hotel Waldegg se encuentra en Engelberg, a 87 kilómetros aproximadamente de Zúrich y a una hora en coche, y es sabido que la reina pasa allí gran parte del año, separada de su marido. Se trata de un establecimiento de cuatro estrellas, las mismas que el que ocupa en Baviera el monarca, con impresionantes vistas a los Alpes, a apenas dos kilómetros de un complejo de esquí y con un servicio de spa, masajes y tratamientos de belleza y de salud. Dispone de 60 habitaciones, divididas en tres categorías, doble superior, doble de lujo y deluxe con sauna. En cuanto a la gastronomía, la reina dispone de dos restaurantes, uno panorámico y otro asiático para que no eche de menos las delicias gastronómicas de su país.

placeholder El hotel Waldegg, donde se hospeda la reina. (EFE)
El hotel Waldegg, donde se hospeda la reina. (EFE)

Los medios locales ya informaban que el pasado mes de febrero el rey tailandés había viajado hasta Zúrich en un vuelo de Thai Airways y se especulaba con la posibilidad de que el monarca pasara más tiempo a partir de entonces con su mujer, que llevaba ya meses viviendo en este hotel en el que el propio rey se había hospedado con ella en 2018. Estaban muy equivocados... Rama X, de 67 años, se establecía con sus concubinas, a las que, según algunos medios, incluso llega a drogar para mantener relaciones sexuales con él en el mencionado hotel bávaro, mientras su mujer, de 41 años, permanece apartada del foco público.

Ya denunciaba la situación de la reina el pasado mes de julio el periodista escocés Andrew MacGregor Marshall, autor del libro 'Un reino en crisis: la lucha de Tailandia por la democracia en el siglo XXI', que fue prohibido en el país asiático, y que se ha convertido en una figura clave en la denuncia de los abusos de esta institución. Convertido en la actualidad en una de las principales fuentes de los medios de comunicación internacionales para recabar información sobre la situación en el mencionado país asiático, subrayaba que el rey, cuyo nombre completo es Vajiralongkorn Bodindradebayavarangkun, vivía separado de su mujer y que su estancia tanto en Alemania como en Suiza era pagada con el dinero de los contribuyentes tailandeses.

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No podemos pasar por alto que el trato del monarca a su mujer no ha sido precisamente exquisito, en especial en el último año. Un día antes de su coronación, en mayo del año pasado, sorprendía a todos al anunciar que se habían casado. Se trataba de la cuarta esposa del controvertido soberano, que se casó por primera vez en 1977, con Soamsavali Kitiyakara, una prima por el lado materno que le dio una hija, Bajrakitiyabha, y de la que se divorciaría. Después mantuvo una sonada y larga relación con la actriz Yuvadhida Polpraserth, que acabó en boda en 1994 y separación en 1996, y de la que nacieron cuatro hijos y una hija. El tercer matrimonio, con Srirasmi Suwadee, con quien tuvo un hijo, fue anunciado en 2005 y acabó en divorcio en 2014.

Las sorpresas no acabarían ahí ya que en el mes de julio una de sus concubinas, Sineenat Wongvajirapakdi, recibió el título de consorte real en julio, solo dos meses después de su boda. Sin embargo, no pasaría demasiado tiempo sin que cayera en desgracia y en el mes de octubre el propio Palacio anunciaba que había sido "ambiciosa" y había intentado situarse al mismo nivel que la reina. "Los comportamientos de la consorte real fueron considerados irrespetuosos", manifestaban sin especificar exactamente de qué se la acusaba, muy en la línea de cómo gestiona este rey su vida personal y sus labores institucionales.

placeholder El rey, con su consorte, Sineenat Wongvajirapakdi. (Reuters)
El rey, con su consorte, Sineenat Wongvajirapakdi. (Reuters)

El pasado sábado por la noche, el rey de Tailandia abandonaba un confinamiento muy sui generis en el estado alemán de Bavaria para regresar a su país, donde asistió al día de Chakri, una festividad en Bangkok para celebrar la llegada al trono de la dinastía de la que él es ahora su máximo representante. Un viaje relámpago en un avión de Thai Airways destinado exclusivamente para él que hizo escala en la localidad suiza de Zúrich para recoger a la reina Suthida, que le acompañó en un segundo plano en los actos para mayor gloria de su persona.

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