Michiko de Japón cumple 86 años: de su popularidad a la preocupación por su salud
La madre del emperador Naruhito sigue siendo una de las personas más queridas por los japoneses, que siguen alerta por su delicadísimo estado de salud
A pesar de los muchos problemas de salud que ha tenido en el último año, la exemperatriz Michiko de Japón puede celebrar un año más. Este jueves, la esposa de Akihito cumple 86 años y lo hace junto a su marido en el palacio de Sento, en Kioto, a donde el matrimonio se trasladaba el pasado marzo, en pleno auge del coronavirus. Desde entonces, Akihito y Michiko no han salido de su residencia, principalmente por la situación de pandemia y por precaución, dada la avanzada edad de ambos, pero sobre todo por el delicado estado de la emperatriz emérita. Precisamente en los jardines del palacio, la pareja ofrecía un posado hace unos días con motivo del 86 cumpleaños, con unas declaraciones en las que compartían su día a día.
Desde que se trasladaran a Kioto, hay algunos momentos del día que son casi sagrados para los antiguos emperadores. Por un lado, los paseos por la mañana y por la tarde, una pequeña caminata que hacen cogidos del brazo por los inmensos y espectaculares jardines del recinto, disfrutando de cada rincón y respirando paz y tranquilidad. Y por otro, la lectura, su gran pasión: "Sigo leyendo libros en voz alta con el emperador después del desayuno, y es mi rutina diaria leer cartas y libros enviados por muchas personas". La última vez que los veíamos era el 2 de enero, cuando acompañaron a los emperadores Naruhito y Masako en el tradicional saludo que cada Año Nuevo ofrecen desde el balcón del Palacio Imperial.
Así que estas nuevas imágenes y palabras de Michiko seguro que son motivo de alegría para los japoneses, que tienen en la emperatriz emérita todo un referente y han estado muy alerta por los numerosos problemas de salud recientes. Solo el año pasado, fue intervenida de cataratas en junio y en septiembre de un cáncer de mama. También se le detectaron anomalías en una válvula del corazón, además de sufrir una notable pérdida de peso durante todo el año y vómitos con sangrado en diciembre. Y algunos de esos problemas no se solucionaron del todo. Según una información ofrecia por la Agencia Imperial de Japón, Michiko sigue teniendo subidas de fiebre prácticamente cada tarde. Y, aunque la pérdida de peso que experimenta desde el año pasado ha disminuido un poco, no se ha recuperado por completo. Pero, además, los índices de insuficiencia cardiaca siguen siendo altos y ha padecido también rigidez en sus dedos, provocada por la terapia hormonal a la que se sometió tras la cirugía de cáncer de mama.
Pero no es la primera vez que experimenta ciertos problemas de salud. De hecho, ha arrastrado dificultades durante toda su vida, algunas de ellas provocadas por el estrés y la presión ejercidas por su suegra, la emperatriz Kojun. Michiko era plebeya y de educación católica, por lo que la madre de Akihito puso muchas trabas para que pudieran casarse. Y aunque las solventaron y pudieron compartir su vida, la difícil relación con ella le produjo desde afonías hasta problemas gastrointestinales casi crónicos.
Una relación muy diferente a la que tuvo con el pueblo japonés, al que conquistó nada más llegar a la familia imperial por su mentalidad y sus valores. Y hoy en día sigue gozando de esa popularidad, incluso sin ser emperatriz. La modestia, la entrega a la familia y su fuerte sentido del deber para con la institución hicieron que se ganara el favor de los japoneses enseguida. Y una vez en el trono, nunca fue una emperatriz al uso: además de tener carrera universitaria, publicó muchos poemas -algunos con motivo del nacimiento de sus hijos- y algunos cuentos para niños. Y no dudó en romper las tradiciones, siempre avalada por el emperador. Y una de sus grandes decisiones fue tan aplaudida como criticada, especialmente por los sectores más tradicionalistas: Akihito y Michiko prefirieron criar ellos mismos a sus hijos en lugar de dejarlos con preceptores e institutrices, como había sido habitual hasta entonces.
A pesar de los muchos problemas de salud que ha tenido en el último año, la exemperatriz Michiko de Japón puede celebrar un año más. Este jueves, la esposa de Akihito cumple 86 años y lo hace junto a su marido en el palacio de Sento, en Kioto, a donde el matrimonio se trasladaba el pasado marzo, en pleno auge del coronavirus. Desde entonces, Akihito y Michiko no han salido de su residencia, principalmente por la situación de pandemia y por precaución, dada la avanzada edad de ambos, pero sobre todo por el delicado estado de la emperatriz emérita. Precisamente en los jardines del palacio, la pareja ofrecía un posado hace unos días con motivo del 86 cumpleaños, con unas declaraciones en las que compartían su día a día.