Alberto de Mónaco exultante y Charlène muy seria: la pareja disfruta del tenis con sus hijos
La pareja vuelve a aparecer unida y relajada, esta vez para disfrutar de la final del clásico torneo de ATP Masters Series de Montecarlo
Los amantes del tenis tenían una cita ineludible este domingo con la final de la 116ª edición del Masters de Montecarlo, que se disputó por primera vez en el año 1897. La victoria ha recaído finalmente en el tenista ruso Andrey Rublev, que se impuso en tres sets al danés Holger Rune. Pero para los más interesados en la faceta royal de la competición, todos los ojos se dirigían al palco, donde el príncipe Alberto ha dejado muestras de que es un gran fan de este deporte, que se suma a su conocida pasión por el rugby.
La cabeza más visible del principado se mostraba especialmente exultante en los partidos a los que acudió junto a su discreta prima, Mélanie-Antoinette Costello, a la sazón presidenta de la Federación Monegasca de Tenis y del Montecarlo Country Club, celebrando con fuerza los puntos de los tenistas.
Más comedido y relajado lo hacía en la final del torneo, que presenciaba en compañía de su esposa, la princesa Charlène, y sus hijos, los príncipes Jacques y Gabriella, ambos de ocho años. Alberto y Charlène también hicieron entrega de los trofeos a los ganadores y se mostraron muy cómplices, cogidos de la mano sobre la pista de tierra batida.
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La sudafricana lució para la ocasión un impecable traje blanco que combinó con unas gafas de sol de gran tamaño. La que fuera nadadora olímpica se mostró muy seria durante el torneo y eligió para la ocasión también una blusa blanca transparente bajo la chaqueta entallada y añadió un toque de color con un pintalabios rojo.
A juego con su madre, la princesa Gabriella lució un adorable vestido blanco con un estampado de corazones rojos. Por su parte, el príncipe Jacques optó por un bonito traje azul marino con camisa blanca, mientras que su padre también se enfundó una chaqueta azul con pantalones grises.
Unidos una vez más frente a la última andanada a su línea de flotación en forma de rumores sobre crisis en su matrimonio, esta nueva aparición conjunta en público llega poco después de que ambos acudieran a una cena de gala celebrada en Florencia el pasado jueves por la noche.
La princesa se enfundó entonces en un elegante vestido negro de lentejuelas valorado en 7.000 euros para acompañar al príncipe Alberto en una velada en la ciudad italiana. Ambos fueron vistos llegando juntos a una cena conmemorativa del 160 aniversario del consulado monegasco, donde el príncipe fue obsequiado con un retrato de su madre, la fallecida Grace Kelly, obra del artista italiano Nano Campeggi.
Este viaje de la pareja se produjo poco después de que el Palacio de Mónaco se viera obligado a emitir un comunicado desmintiendo los rumores de que Alberto y Charlène estaban en trámites de divorcio. Tras la publicación del medio galo 'Royauté' anunciando que supuestamente su matrimonio había llegado a su fin, un portavoz declaró que la pareja negaba "formalmente los rumores malintencionados difundidos por la revista".
En este sentido, tan solo hace unos días el príncipe Alberto revelaba que Charlène está "entusiasmada y feliz" con el proyecto de restaurar el palacio real. Este aseguró que su esposa "comparte la alegría" del proyecto de ocho años de duración en el que los frescos renacentistas italianos del palacio han vuelto a la vida después de que otros miembros de la realeza los hubieran cubierto con pintura.
Cuando surgieron los rumores de separación el mes pasado, hubo quien señaló el hecho de que la sudafricana se hubiera dejado ver durante un viaje en solitario a Milán sin su anillo de casada. Sin embargo, más tarde ese mismo día, la pareja hizo una aparición conjunta en los premios Mujer del Año de Montecarlo, donde Charlène lució la alianza, echando así agua fría a los rumores de ruptura.
Los amantes del tenis tenían una cita ineludible este domingo con la final de la 116ª edición del Masters de Montecarlo, que se disputó por primera vez en el año 1897. La victoria ha recaído finalmente en el tenista ruso Andrey Rublev, que se impuso en tres sets al danés Holger Rune. Pero para los más interesados en la faceta royal de la competición, todos los ojos se dirigían al palco, donde el príncipe Alberto ha dejado muestras de que es un gran fan de este deporte, que se suma a su conocida pasión por el rugby.