Blanco y con cola: las claves del look de Camila firmado por el diseñador preferido de Lady Di

El día de la coronación ha llegado. Con la abadía de Westminster a rebosar y más de 2.000 invitados como testigos del acto, los reyes Carlos y Camila, tras un paseo en carruaje por las calles de Londres, ponen un pie en las inmediaciones del templo. Acompañados de líderes y jefes de estado, miembros de otras casas reales europeas, celebridades internacionales, nobles y personalidades de la vida social británica, el hijo de Isabel II y su mujer serán coronados como nuevos monarcas del Reino Unido.

Un acto, el más importante, que viene precedido de diversas citas y que aunque contaron con la presencia de Carlos III y los príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton, todos esos momentos han estado marcados por la ausencia de Camila. Ni rastro de ella en la comida que tuvo lugar ayer ni en la recepción de bienvenida, ambos encuentros celebrados en el palacio de Buckingham. Se esperaba y mucho su vuelta a la palestra pública y como no podía ser de otra forma, se ha sentado en el carruaje al lado de su marido para llegar a la abadía y dar comienzo el rito de coronación.

Acerca de su atuendo se sabían algunos datos. Quién lo iba a diseñar, el modisto Bruce Oldfield, qué tipo de túnica luciría... y poco más. Con la pauta de estilo de un 'dress code' más relajado con respecto a la coronación de Isabel II en 1953, una razón que atiende al objetivo de Carlos III de reflejar una monarquía más moderna y contemporánea, finalmente el look de Camila ha estado a la altura.

De blanco inmaculado y con cola, como si de una novia el día de su boda se tratase, la mujer del rey ha acaparado la atención al cruzar el umbral de la abadía y entrar arrastrando tal impresionante traje.

Formado por dos piezas de alta costura fabricadas en exclusiva y a medida para Camila, un abrigo con cola y debajo un vestido, ambas prendas salpicadas por todo el corte con flores de pedrería y ramas metalizadas de acabado dorado y plateado, la imagen final del look híperelaborado es una auténtica joya.

A modo de abrigo, la parte superior presenta un recatado escote en pico, manga larga y hombros armados. Destacan los bordados con motivos botánicos que decoran las hombreras y los puños de la pieza. A la altura del abdomen, el abrigo se abre y nos permite ver el vestido inferior. Se remata con una gran cola que se extiende por la parte trasera de la prenda.

Lo ya avanzado: debajo del abrigo con cola, la reina Camila ha lucido un vestido que, aunque no hemos podido contemplar en su totalidad, está confeccionado con el mismo material y concluye con el bajo a ras de suelo.

Bruce Oldfield, fue el diseñador de cabecera de Lady Di durante toda una década y Camilla lo ha mantenido a su lado durante su noviazgo y posterior boda con el hijo de Isabel II hasta convertirse en reina consorte. Conocido por su pasión por la costura artesanal, el británico se corona como el modisto más relevante del país y, sin duda, este atuendo de la mujer de Carlos III pasará a la historia.

Apuntando a la túnica que Camila porta, hace unos días la cuenta oficial de Instagram de The Royal School of Needlework (Real Escuela de Costura en castellano) publicó las primeras imágenes de la pieza. Completamente personalizada y confeccionada en exclusiva para esta ocasión, junto al proceso creativo de Ede & Ravenscroft, los sastres más antiguos de la capital de Reino Unido, hoy ha quedado por fin expuesta. Elaborada en terciopelo púrpura y con bordados realizados a mano con hilo de oro, esos elementos decorativos esconden múltiples significados. La túnica es la máxima expresión de la personalidad de Camila Parker Bowles, debido a que recoge no solo sus iniciales, sino también sus insectos y flores favoritas, símbolo de su interés por la naturaleza y el medioambiente.

En cuanto a las joyas, la reina consorte ha lucido el collar de la coronación. Parte del joyero de la familia real británica y datado entre los años 1858 y 1911, es una pieza que esconde una larga historia detrás. Consta de 25 diamantes engarzados a modo de colgante y en origen, rematado por el diamante conocido con el nombre de Lahore. Una pieza desmontable que, en esta ocasión, Camila no ha portado. Fue usado por varias reinas consortes durante sus coronaciones: la reina Alexandra en 1902, la reina María en 1911 y la reina Isabel Bowes-Lyon, la reina madre, en 1937.