Nicolás de Dinamarca y el problema con su apellido tras perder el título de príncipe

Tiene 24 años, ha hecho ya sus primeros pinitos como modelo y desde hace unas semanas, desde que se mudara a Sídney para ampliar su formación académica, es un ciudadano australiano más, al igual que su tía, la princesa heredera Mary. Esta conexión ha hecho que Nicolás de Dinamarca sea un objetivo codiciado para la prensa de la antigua colonia británica, pero ha sido el medio '9Honey' el que ha conseguido una larga entrevista exclusiva con el joven royal, que se muestra tan sincero como en la última conversación que tuvo con la prensa antes de abandonar el Viejo Continente.

Vendiendo a su público al antes príncipe y al ahora 'tan solo' conde de Monpezat como poseedor de una exitosa carrera en las pasarelas que le ha llevado a desfilar en la Semana de la Moda de Londres para Burberry y en la Semana de la Moda de París para Dior, aseguran que, a finales del año pasado, se encontró en el centro de los titulares mundiales cuando su abuela, la reina Margarita, anunció que Nicolás y sus tres hermanos menores ya no podrían utilizar sus títulos de príncipe y princesa.

El decreto no solo sorprendió a los daneses, que apoyan en su gran mayoría a la Corona, conocida por estar mayormente libre de escándalos en comparación con otras familias reales europeas, sino que también provocó una pequeña crisis institucional con su padre, el príncipe Joaquín. Ahora Nicolás no rehúye hablar de aquel escándalo que fue aplacándose con el tiempo, mientras vuelve a empezar de cero a miles de kilómetros de su casa.

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Acompañado por su novia, Benedikte Thoustrup, confiesa que ambos se están "adaptando rápidamente a su nuevo hogar" y que de Australia les gusta "el paisaje, la gente agradable y el clima. El invierno aquí es muy parecido al verano danés, solo que no es tan húmedo".

Nicolás y Benedikte pasaron las primeras semanas explorando su nuevo barrio y la semana pasada visitaron Byron Bay, el lugar donde han encontrado un hogar Elsa Pataky y Chris Hemsowrth, y donde el conde celebró su 24 cumpleaños con amigos el pasado 28 de agosto.

En sus planes futuros se encuentra visitar otros puntos del país como Melbourne "y quizás Tasmania, porque tengo parientes allí y estaría bien ir a visitarlos". El conde se refiere a la familia de su tía, la princesa Mary.

La princesa, de 51 años, conoció a su marido y futuro rey de Dinamarca durante los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. Dos años después, Mary Donaldson se trasladó a Copenhague y se casó con Federico de Dinamarca en 2004. ¿Influyó el origen de su tía en su decisión de visitar el país? "No diría que influyó, pero en cuanto se lo dije se alegró mucho por mí. Me dio muy buenas recomendaciones y me presentó a sus amigos y a su familia de aquí", dice en la entrevista. "Me escribió un pequeño itinerario de qué hacer y qué ver, y me dio un manual de supervivencia, aconsejándome golpear las botas antes de ponérmelas y llevar protección solar a todas partes".

Nicolás también espera viajar a Wagga Wagga, en Nueva Gales del Sur, para visitar la granja de ovejas en la que trabajó su padre en los años ochenta, como parte de un año sabático después de la universidad. ¿Podría formar parte el trabajo en una granja de la experiencia australiana del joven? "No, no creo que ese sea mi estilo de vida", responde entre risas. "Creo que me gustan más las finanzas y la vida en el centro de la ciudad".

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A. Rodríguez

El príncipe Joaquín también ha protagonizado recientemente su propia gran mudanza, ya que junto con su esposa, la princesa Marie, y sus hijos, se ha trasladado a Washington D.C. en calidad de agregado de Defensa en la embajada danesa, tras un destino similar en París. "Estoy muy emocionado por ellos", confiesa Nicolás, y añade que "los echo de menos a los cuatro" y que tiene previsto visitarles en 2026 con motivo del Mundial de fútbol que se disputará en Estados Unidos.

Sobre el delicado tema de la pérdida de su calidad de príncipe, una decisión que la reina Margarita defendió para que los hijos del príncipe Joaquín pudieran "dar forma a sus propias vidas en mayor medida sin estar limitados por sus títulos reales", no parece sentirse especialmente apesadumbrado.

Entonces, la longeva monarca se disculpó por haber causado angustia a su familia, admitiendo que había "subestimado" hasta qué punto se sentirían "afectados" por la decisión, aunque se mantuvo firme, declarando que era "una salvaguarda necesaria para el futuro de la monarquía".

"Sigue siendo un tema bastante delicado, pero yo soy la misma persona que siempre he sido", afirma el joven conde. "Creo que en el futuro seré más libre, pero nunca antes me había sentido limitado. Así que, para mí, todavía no ha cambiado nada. Es más una mera formalidad o una especie de cambio de pertenencia, en cierto modo".

Nicolás de Dinamarca añade a este respecto que es "la misma persona que siempre he sido", aunque reconoce que se le hace "raro tener que conformarse con otro apellido", aunque con naturalidad admite que "aún no estoy seguro de cuál es. Me dejé el pasaporte en casa. Es un nombre bastante largo, sin duda. De Monpezat, supongo que ese sería mi apellido ahora, conde de Monpezat".

El mes que viene, su primo el príncipe Christian será homenajeado en una gran gala por su 18 cumpleaños, que incluirá una fiesta y una aparición en el balcón a la que asistirá la familia real. "Por supuesto que me invitaron, pero desgraciadamente no creo que pueda asistir debido a la distancia física entre Australia y Dinamarca", dice con cierto pesar el conde.

Respetuoso con la tradición real que conlleva ser el nieto mayor de la reina Margarita, asegura finalmente que no se considera un rebelde y confiesa estar en buenos términos con su abuela: "Sí, me deseó feliz cumpleaños, tenemos una buena relación. También la vimos por su cumpleaños, fue muy agradable reunirnos".