Los secretos del look de la reina Letizia para Annie Leibovitz: de la capa que se lució en la boda de Juan Carlos y Sofía a la propietaria del vestido de Balenciaga

Era una invitación especial. Así que Carmen de Robert Giró-Cajigal, marquesa de Robert y condesa de Torroella de Montgrí, quiso lucir una de sus mejores galas. Iba a viajar a Atenas como invitada a la boda de los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía y le encargó a Cristóbal Balenciaga un traje a la altura. El diseñador de Getaria diseñó un vestido color ivory y una gran capa roja que estos días va a llenar titulares y fotografías. Hace 62 años de aquel día y la capa, en forma de chal, es una de las piezas que luce la reina Letizia en las impresionantes fotografías de Annie Leibovitz.

“Es una capa importantísima, diseñada en 1962 para la ocasión”, relata a Vanitatis Josep Casamartina, quien cuenta cómo fue la elección de los trajes por parte del equipo de la reina Letizia. Hace ya más de un año que desde el Palacio de La Zarzuela se llamó a la fundació Antoni de Montpalau, que preside Casamartina y que cuenta con 19.000 vestidos en su fondo dedicado a la moda.

'Circa 1948'

Desde Casa Real fueron muy claros: querían un Balenciaga. Así que los responsables de la fundación les mandaron dos: un vestido negro que había sido propiedad de Maria Junyent -diseñado “circa 1948”- y el citado conjunto de vestido ivory y capa roja . No sabían para qué era y, aunque la fundación no suele dejar que los vestidos se usen, hicieron una expcepción al tratarse de un pedido tan peculiar.

Además, relata Casamartina, hacía poco tiempo que le habían prestado algunos trajes a Manuel Outomuro para que hiciera un reportaje con modelos como Judith Mascó y Martina Klein, así que se vieron en la ‘obligación’ de cederlos de nuevo.

El vestido descartado

Tras las pruebas, la Casa Real devolvió el vestido ivory, porque por talla no funcionaba, mientras que el negro le iba a doña Letizia como un guante. La propietaria del vestido que finalmente luce la Reina era Maria Junyent, hija de Sebastià Junyent, famoso pintor e ilustrador barcelonés. Maria Junyent era coleccionista de muñecas y su legado reposa en el taller familiar. La familia Junyent tenía un estudio en la calle Bonavista, cerca de la calle Santa Teresa. Y allí tenía Balenciaga un palacete que después cerró, como fue cerrando todos sus talleres.

Al cabo de una semana de hacerse las fotografías, la Casa Real devolvió los trajes en perfecto estado. Y fue entonces cuando la fundación supo que se trataba del proyecto de Leibovitz y quedaron encantados. Solo hubo un obstáculo que han logrado superar con nota: guardar el secreto durante tanto tiempo.

Desfiles en el Ritz

Tanto Junyent como Ferrer Giró-Cajigal formaban parte de esa burguesía catalana que creció en una discreción enfermiza, grandes fortunas que nunca mostraron su riqueza y mujeres que seguían los desfiles en pases privados en el Ritz o incluso en el Hotel Gavina de S’Agaró (las mujeres Ensesa, familia propietaria del hotel, eran clientas de Balenciaga). La marquesa de Robert era una de las clientas más fieles de Balenciaga y cuando cerró sus tiendas, en 1968, muchas de ellas pasaron a las agujas de Pedro Rovira, quien trató de seguir el legado del vasco.

La marquesa de Robert y condesa de Torroella de Montgrí es familiar de Robert Robert i Surís, primer propietario del Palau Robert. La propietaria original del vestido negro que luce donañ Letizia es Maria Junyent Quinquer, hija del pintor Sebastià Junyent, fallecido cuando ella era pequeña, fue criada por su tío, Oleguer, un famoso escenógrafo que le inculcó el amor por el arte.

Colección de muñecas

Nacida en 1904, Maria Junyent empezó una colección de muñecas que es aún hoy en día famosa por su fondo y su calidad. La colección se puede visitar en el citado estudio de la calle Bonavista de Barcelona, donde su hijo, Oleguer, mantiene el legado de la madre. Y dentro de ese cuidado por los detalles, decidió donar varios vestidos de Maria a la Fundació Antoni de Montpalau, sin pensar que un día la reina Letizia luciría un vestido de su madre.

El vestido que luce la Reina es negro con escote palabra de honor, drapeado en la zona del cuerpo y terminado con una falda de tul con volumen. Termina su imagen con la citada capa, reconvertida en chal, con gran volumen. Las fotografías fueron tomadas el 7 de febrero en Madrid y formarán parte de la exposición ‘La tiranía de Cronos’, que se inaugurará en la sede del Banco de España en Madrid y que se podrá ver tanto a finales de este año como durante el próximo. Y destacará esa capa roja, una pieza con historia, también dentro de la Familia Real. Las vueltas que da la vida...