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El día que Chanel casi quema a Schiaparelli y otros malos rollos en la moda
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HISTORIAS DE LA HISTORIA

El día que Chanel casi quema a Schiaparelli y otros malos rollos en la moda

A veces estos semidioses de la aguja y el hilo se dejan llevar por pasiones muy mundanas. Repasamos algunas de las polémicas más conocidas entre los diseñadores más importantes de la historia

Foto: El arte de Schiaparelli. (EFE)
El arte de Schiaparelli. (EFE)

La moda la podemos ver como una experiencia, como una manera de cambiar el mundo o como una de las mayores industrias del planeta. Y sí, todas estas afirmaciones son ciertas. La moda vende un estilo de vida, una manera de vivir donde todo parece felicidad y hedonismo. Los diseñadores son estrellas, son creadores de obras de arte, genios por encima del bien y del mal que parecen pasar los días en una especie de Olimpo. Pero sucede que también, en unas cuantas ocasiones, estos semidioses se han dejado llevar por pasiones muy mundanas: la ira o la envidia les han consumido y eso ha llevado a situaciones embarazosas e incluso desagradables que les han convertido en leyenda.

Foto: La diseñadora Coco Chanel. (Getty)

Cuando hablamos de diseñadores con carácter, el nombre que primero nos viene a la mente es el de Coco Chanel. Y es que si algún creador se ha metido en jardines de los que era complicado salir (si es que en algún momento quiso salir de ellos), esa fue la fundadora de la casa de la camelia. Ya desde joven demostró que no iba a permitir que nadie le “pisara la bata de cola”. Uno de sus primeros enfrentamientos sonados lo tuvo con el que era su gran rival al inicio de su carrera: Paul Poiret.

placeholder Coco Chanel, en 1962. (Getty)
Coco Chanel, en 1962. (Getty)


El diseñador, que había revolucionado la moda con sus propuestas de corte orientalizante llenas de color al principio del siglo XX, tuvo la brillante idea un día de preguntarle a Chanel, a la que se refería como “la inventora de la miseria”, por qué siempre vestía de blanco y negro. La de Saumur, que para aquel entonces ya pasaba los 40 años y era la nueva reina de la moda, no tuvo ningún problema en responderle tajante: “Porque voy a tu funeral”. Y no anduvo muy lejos, porque el éxito de Coco supuso la ruina de Poiret.

Con la que tampoco tuvo muy buena relación Coco fue con Elsa Schiaparelli. La diseñadora surrealista se convirtió a finales de los años 20 en su gran rival y nueva reina del punto, algo que a Coco no le debió de hacer mucha gracia. Un día en una fiesta decidió sacar a bailar a “la italiana que hace ropa” (como la llamaba de manera despectiva). Con ese gesto no pretendía firmar la paz sino, según afirman algunos testigos, acercar a Schiaparelli a una vela para que se quemara su vestido.

Foto: Imagen: Giambattista Valli.

Otra relación que no acabó muy bien fue la de Chanel con Balenciaga. Ambos se habían admirado durante años, pero unas inapropiadas palabras de la francesa sobre el de Getaria provocaron un enfrentamiento que acabó con Gabrielle devolviéndole todos los regalos que este le había hecho durante sus años de amistad. Así que justifica que el único retrato en pintura de Coco Chanel, una obra de Cassandre regalo de Balenciaga, esté en la casa Balenciaga y no en el archivo de Chanel. Nunca quedó claro si al final sellaron las paces, pero lo que sí sabemos es que el diseñador español siguió citándola a ella como una de las mejores creadoras y fue una de las personalidades más destacadas en el funeral de la creadora francesa.

Fuera ya de este círculo, otro diseñador también conocido por su carácter fue Yves Saint Laurent. El primer encontronazo, y este fue a los 18 años, lo tuvo con Karl Lagerfeld en el premio Woolmark. Los dos ganaron (uno a mejor vestido y el otro a mejor abrigo), pero acabaron con una rivalidad que duraría años y que se vería incrementada por su disputa por el mismo hombre: Jacques de Bascher. Pero si bien con Lagerfeld, Yves parecía mantener las formas, no lo hizo con Tom Ford. Tras la llegada del diseñador americano a YSL a finales de los 90, con una inicial buena acogida por parte del fundador de la casa, la relación se empezó a enrarecer cuando la prensa comenzó a alabar el trabajo de Ford. Según cuenta el texano, Saint Laurent comenzó a enviarle cartas muy agresivas en las que llegó a decirle: “En 13 minutos te has cargado 40 años de carrera”.

placeholder Retratos del diseñador francés Yves Saint Laurent. (EFE)
Retratos del diseñador francés Yves Saint Laurent. (EFE)


Pero no nos olvidemos de Lagerfeld. Muy polémico por sus declaraciones de distinto calado en sus últimos años, es difícil olvidar la respuesta que le dio a Raf Simons cuando el belga, que en ese momento dirigía la casa Dior, se quejaba de la cantidad de trabajo que tenía, que mermaba su creatividad. Cuando fue preguntado el káiser sobre estas declaraciones dejó caer que Simons debía quejarse menos, que ya sabía dónde venía.

Una polémica que ha durado años es la de Giorgio Armani y Gianni Versace. En los años 90 saltaron las primeras chispas, cuando corrió como la pólvora unas declaraciones de Armani en las que decía: “Versace viste a prostitutas, yo visto a señoras”. Años después, en 2015, volvió a prenderse la mecha cuando en una entrevista Armani confesaba que la situación se desarrolló al contrario de como se había relatado: “Fue Gianni quien me dijo que él vestía a prostitutas y yo a señoras que van a misa”. Remover estas aguas no sentó nada bien en la casa de la medusa y Donatella Versace emitió un comunicado afeando estas declaraciones del maestro italiano.

placeholder Giorgio Armani. (Reuters)
Giorgio Armani. (Reuters)


Y es que Armani no es tampoco de los que se callan. Lo vimos también cuando acusó a Dolce & Gabbana de plagiarle un pantalón: “Ahora copian, mañana aprenderán”, dijo sobre la pareja creativa italiana a lo que estos respondieron: “Todavía nos queda mucho por aprender, pero no de él”.

Por último, no está demás mirar también dentro de nuestras fronteras. Nuestro país tampoco ha estado al margen de los rifirrafes entre diseñadores. Si bien es cierto que lo habitual ha sido mantener cierta cordialidad entre todos, se dice y se cuenta, que Manuel Pertegaz puso más de una traba en su momento cuando Pedro Rovira quiso entrar en la Cooperativa de la Alta Costura. Sangre no, pero al parecer sí que le costó sudor el poder acceder a esta prestigiosa asociación por los temores que al parecer le generaba al diseñador aragonés, una de las grandes estrellas de aquel momento.

La moda la podemos ver como una experiencia, como una manera de cambiar el mundo o como una de las mayores industrias del planeta. Y sí, todas estas afirmaciones son ciertas. La moda vende un estilo de vida, una manera de vivir donde todo parece felicidad y hedonismo. Los diseñadores son estrellas, son creadores de obras de arte, genios por encima del bien y del mal que parecen pasar los días en una especie de Olimpo. Pero sucede que también, en unas cuantas ocasiones, estos semidioses se han dejado llevar por pasiones muy mundanas: la ira o la envidia les han consumido y eso ha llevado a situaciones embarazosas e incluso desagradables que les han convertido en leyenda.

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