Federico de Dinamarca, un rey popular (a pesar de todo): la herencia de su madre se refleja en las últimas encuestas

Con aún más apoyo del que gozaba la reina Margarita. Así se puede resumir el primer año de reinado de Federico de Dinamarca, que ha resultado ser un rey popular a pesar de todo. Ni los escándalos ni las crítica por ciertos gestos han echado a perder el favor conseguido por la anterior monarca. Más bien todo lo contrario. Y la clave, según los expertos, es la herencia de su madre, que se ha reflejado en las últimas encuestas.

Fue el 31 de diciembre cuando Margarita II comunicó que dejaba el trono en manos de su heredero. No tardaron entonces las voces que apuntaban a que las fotos del entonces príncipe con Genoveva Casanova en Madrid habían tenido mucho que ver. Desde Casa Real, se explicó que era una decisión que la monarca llevaba meditando desde hacía muchos meses y que sus problemas de salud le habían dado el empujón definitivo para decidirse.

Y, aunque en España no han faltado los escépticos en este año de reinado, en Dinamarca el pueblo compró la versión, apoyando a su monarca hasta el último día que ocupó el trono. La figura y el nombre de Genoveva Casanova se difuminaron pocas semanas después de esas fotos y no parece que aquel escándalo haya manchado la imagen del actual rey Federico.

Es al menos lo que se desprende de la encuesta realizada por TV 2, que con motivo del programa 'Los momentos reales', que repasan este primer año en el trono, ha realizado un estudio entre la población para saber si Federico tiene o no el favor de los ciudadanos. No era tarea fácil, desde luego: de todas las monarquías europeas es Dinamarca la que cuenta con un apoyo más mayoritario, casi aplastante.

Y eso, al menos en este primer año, no ha cambiado. Las encuestas dicen que, frente al 78% de daneses que apoyaban la monarquía como forma de Gobierno a principios de este año, ahora es un 76% el que lo hace. Dos puntos menos que los expertos no consideran significativos y que, teniendo en cuenta las cifras, no pueden servir para que consideremos que el rey Federico ha perdido popularidad.

Pero aún hay otro resultado que apuntala más la figura de Federico con la población danesa. El último estudio revelaba que un 38% pensaba que la reina Margarita era la mejor representante de la Corona. El 29% consideraba que el papel lo haría mejor su heredero, aun sin haber ocupado el trono y que no se supieran los planes de la monarca.

Un año después, los números han cambiado considerablemente: en la última encuesta de opinión, el 49% considera que Federico es el mejor representante, 12 puntos por encima de su madre hace un año. Unos resultados que dan cuenta de la popularidad de la que goza el actual monarca. A pesar de todo.

Porque además de que la reina Margarita había puesto el listón muy alto y de que el escándalo Genoveva resucitó ligeramente al conocerse la abdicación, no ha sido lo único con lo que han tenido que lidiar. Las críticas por sus vacaciones, largas y bastante frecuentes, o por el paripé que hicieron con el yate real durante sus primeros viajes oficiales a Suecia y Noruega, hasta donde se trasladaron en avión, parecían que iban a perjudicar la imagen del rey. Pero no ha sido así, todo lo contrario.

Y hay varias claves para haber conseguido esto, según los expertos. Una de ellas, el equilibrio entre la modernidad y la tradición, al haber incluido en su agenda causas que preocupan a la mayoría, como son el clima, la sostenibilidad, los derechos de las mujeres y los niños o la igualdad. Otra, haber implantado una política de transparencia con respecto a los regalos, como también haber cambiado el sistema de patrocinios a las diferentes organizaciones a las que intentan ayudar y dar visibilidad.

Pero aún hay otro aspecto que, para los más expertos, ha sido definitivo a la hora de reforzar su figura. Hablamos de la herencia y el legado de la reina Margarita. Han sido más de 50 años en el trono sin apenas escándalos. El resultado: una Casa Real querida y popular. Algo que, como vemos, parece que va a ser muy difícil de cambiar.