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Las lágrimas se apoderan de la realeza en Auschwitz: la emoción de los Reyes de España y otros royals en la ceremonia
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Las lágrimas se apoderan de la realeza en Auschwitz: la emoción de los Reyes de España y otros royals en la ceremonia

Más de una docena de miembros de la realeza se dieron cita este lunes en Auschwitz Birkenau para recordar a las víctimas del holocausto

Foto:  Los Reyes de España en el acto celebrado en Auschwitz. (Reuters)
Los Reyes de España en el acto celebrado en Auschwitz. (Reuters)

Son muy pocos los asistentes que este lunes por la tarde pudieron aguantar las lágrimas al escuchar los testimonios de los supervivientes de Auschwitz-Birkenau, incluidos los miembros de la realeza. En el que fue el 80º aniversario de su liberación, 50 personas que vivieron el holocausto, así como autoridades de todo el mundo se dieron cita en un lugar lleno de simbolismo: la entrada del campo de concentración II, al que llegaban los presos en tren y muchos de ellos eran directamente llevados a las cámaras de gas.

En una carpa montada especialmente para la ocasión, y con un vagón de esos trenes colocado a modo de recuerdo, los asistentes pudieron escuchar a viva voz las experiencias de los que allí estuvieron, la mayoría siendo aún unos niños. En primera fila se encontraban los miembros de la realeza, entre ellos los Reyes de España, a los que se vio sumamente conmocionados con las historias que allí escucharon.

placeholder Los Reyes de España escuchando uno de los testimonios. (Auschwitz Museum)
Los Reyes de España escuchando uno de los testimonios. (Auschwitz Museum)

Una de las que causó más impresión fue la de Tova Friedman, que, en inglés, explicó cómo cuando tenía solo cinco años fue llevada en tren al campo de concentración. Friedman recordó aquel viaje interminable, con las otras mujeres en el vagón rezando y cómo su madre le pidió que no llorara. "Me dije a mí misma que no iba a permitir que aquellos señores vieran el daño que me estaban causando", narraba.

Su experiencia provocó las lágrimas de Stèphanie de Luxemburgo, sentada en segunda fila con su marido, el gran duque heredero Guillermo. También Matilde de los belgas se secaba los ojos con la mano, al igual que Mary de Dinamarca, mientras Máxima de Holanda, visiblemente emocionada, trataba de no derrumbarse ante el duro testimonio. También a Carlos III se le vio muy afectado, apretando los ojos y llevándose las manos a la cara en varias ocasiones.

placeholder Matilde de Bélgica, Carlos III y Federico X. (Reuters)
Matilde de Bélgica, Carlos III y Federico X. (Reuters)

Una vez terminada la ceremonia, y después de que los supervivientes participantes colocaran una vela en recuerdo a las víctimas del holocausto, tocaba el turno de los miembros de la realeza. Don Felipe y doña Letizia pusieron las suyas y, al volver a sus sitios, la Reina se paró a saludar unos instantes a aquellos que habían dado su testimonio. Cuando fue el turno de colocar la vela de Zelensky, el presidente ucraniano, un aplauso sonó en la carpa del campo II de Auschwitz Birkenau.

Encuentro de royals

Esta ceremonia fue una ocasión para ver de nuevo a los royals europeos juntos, algo que no sucedía desde la coronación de Carlos III, en mayo de 2023. Bajo un contexto mucho más sombrío, pudimos ver a reyes, reinas y herederos unidos en contra del holocausto. Faltaban unos minutos para las 16:00 horas cuando don Felipe y doña Letizia hacían su entrada en la carpa, junto a sus homólogos.

Antes ya habían ocupado sus asientos otros Jefes de Estado, como es el caso del presidente de Ucrania, Zelensky, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, acompañado por su esposa, Brigitte, o el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y la primera dama, Elke Büdenbender.

También los herederos, por tener un rango menor, se encontraban ya en sus sillas en segunda fila. Nos referimos a Haakon de Noruega, Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo y Victoria de Suecia. Por su parte, Amalia de Holanda estaba sentada en primera fila, pero en otra sección distinta a la que se encontraban los miembros de la realeza. A pesar de este detalle, se la vio, antes de que empezara la ceremonia, muy cómoda hablando con las dos personas que tenía a su lado.

En cuanto a los reyes, doña Letizia tenía a su derecha al presidente de Italia, Sergio Mattarella, mientras a la izquierda de Felipe VI se encontraba Máxima de Holanda acompañada por su marido, el rey Guillermo Alejandro de Holanda, quien llevaba una kipá. Al lado del monarca de los Países Bajos se sentaban el presidente y la primera dama de Polonia, seguidos por Felipe y Matilde de los belgas, que estuvo conversando con Carlos III, quien ha acudido sin su esposa, la reina Camila. Terminaban esta fila de reyes y reinas Federico y Mary de Dinamarca.

En contra del antisemitismo

Desde la fundación de Auschwitz se eligió que este año no hubiera discursos políticos, tan solo el del presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien habló al empezar la ceremonia. Sin embargo, todos los supervivientes aprovecharon el momento para defender el duro momento que están viviendo los judíos. La situación de Gaza fue expuesta ante los asistentes, así como la actuación de Hamás y la "persecución que estamos viviendo de nuevo".

placeholder Los miembros de la realeza siguiendo la ceremonia. (EFE)
Los miembros de la realeza siguiendo la ceremonia. (EFE)

Marian Turski, de 98 años y superviviente, condenó el "enorme aumento" del antisemitismo y pidió "coraje" contra los negadores del holocausto. Por su parte, Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, exigió una "educación honesta y seria". Además, señaló que muchos jóvenes están repitiendo contra Israel los prejuicios que los nazis tenían contra los judíos: "Ellos son los líderes del futuro. Las cosas no están bien".

Son muy pocos los asistentes que este lunes por la tarde pudieron aguantar las lágrimas al escuchar los testimonios de los supervivientes de Auschwitz-Birkenau, incluidos los miembros de la realeza. En el que fue el 80º aniversario de su liberación, 50 personas que vivieron el holocausto, así como autoridades de todo el mundo se dieron cita en un lugar lleno de simbolismo: la entrada del campo de concentración II, al que llegaban los presos en tren y muchos de ellos eran directamente llevados a las cámaras de gas.

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