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"¿Cómo está hoy Matty?": por qué al equipo de 'Friends' no le ha sorprendido la muerte de Matthew Perry
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ADIÓS A MATTHEW PERRY

"¿Cómo está hoy Matty?": por qué al equipo de 'Friends' no le ha sorprendido la muerte de Matthew Perry

Hijo de una periodista y un actor, para él el problema nunca fue la fama. Cuando tenía 10 años ya fumaba y suspendía en el colegio. Su legado es haber salvado a muchos de las adicciones con su fortuna personal

Foto: Matthew Perry, durante una obra de teatro. (Getty)
Matthew Perry, durante una obra de teatro. (Getty)

Las últimas informaciones sobre el día de la muerte de Matthew Perry siguen llegando con cuentagotas. La autopsia tardará semanas o incluso meses en esclarecer cuál fue la causa de su deceso, pero parece que la muerte violenta está descartada y lo último que se sabe es que la actriz y modelo Athenna Crosby, quien comió con él en la víspera, le vio “feliz y vibrante”. Al día siguiente jugó al pickleball, el nuevo deporte de raqueta de moda, se fue a dar un baño en su jacuzzi (el mismo en el que se le ve en su último post en Instagram) y poco más tarde fue encontrado sin vida por una de las trabajadoras de su mansión en Los Ángeles.

De todas las teorías posibles que pueden rodear a una persona con tendencia a las adicciones, con falta de autoestima, problemas amorosos y una carrera que nunca superó el éxito de su encarnación del sarcástico, patético y tierno Chandler Bing, quizá la que falta es la que apunta Crosby: que Matthew Perry, realmente, descansa en paz porque por fin consiguió matar sus demonios y su cuerpo, tras años de tormento, se relajó de tal manera que nunca más volvió a despertar. A veces, la felicidad es lo que da la puntilla a un corazón triste, lo que acaba por destrozarlo.

placeholder Matthew Perry, en la época en que rodaba 'Friends'. (Getty)
Matthew Perry, en la época en que rodaba 'Friends'. (Getty)

Matthew Perry, nacido el 19 de agosto de 1969 en Williamstown, en el estado de Massachussets, no era precisamente el ejemplo de actor devorado por el éxito. Más bien al contrario: el éxito, durante un tiempo, le hizo olvidar la carga emocional que llevaba encima desde bien pequeño. Al poco de nacer, sus padres se separaron y vivió hasta los 15 años con su madre, una periodista canadiense llamada Suzanne Marie Morrison que llegaría a ser secretaria del primer ministro de su país, Pierre Trudeau.

"La fama era lo único que podía arreglarme"

Más o menos en ese pico laboral, el joven Matthew empezó a dar problemas: con 10 años ya estaba fumando, suspendiendo en el cole y pegando a uno de sus compañeros, que no era otro que el hijo del jefe de su madre y actual primer ministro del país, Justin Trudeau. Casi nada. Con la típica reacción de adolescente problemático, se fue a Los Ángeles para seguir los pasos de su padre ausente, John Bennett Perry, que era modelo y actor. Una historia que recuerda, en cierta manera, a aquel episodio de 'Friends' cuando iba a Las Vegas a encontrarse con su padre, que no era otro que la actriz Kathleen Turner.

En esos años, y tras estudiar actuación, pedía a todas las deidades y no deidades posibles un solo deseo: necesitaba ser famoso. Pensaba que sería lo único que le salvaría de todos los fantasmas que le perseguían. “La fama lo cambiaría todo, y la deseaba más que cualquier persona en la faz de la tierra. La necesitaba. Era lo único que podía arreglarme. Lo tenía claro”, escribió en sus exitosas memorias 'Amigos, amantes y aquello tan terrible', que cumplirán ahora un año de su publicación.

placeholder Matthew Perry, Matt LeBlanc y David Schwimmer. (Getty)
Matthew Perry, Matt LeBlanc y David Schwimmer. (Getty)

Hizo algunos papeles episódicos en series como 'Los problemas crecen' y 'Sensación de vivir', pero eso no era suficiente para él. Él necesitaba ser el mejor para dejar de sentirse el peor. Y un día, solo en su microapartamento en Los Ángeles, se arrodilló y rezó a una virgen en la que no creía. A las tres semanas le llamaron para 'Friends'. Se obró el milagro. Era 1994 y ahí empezarían los mejores años profesionales de su vida, pero también fue un milagro poder afrontarlos con sus entradas y salidas (15 en total) de las clínicas de rehabilitación desde 1997, cuando el cine quería también explotar su filón en 'Solo los tontos se enamoran', con Salma Hayek, o 'Tango para tres', con Neve Campbell. Ambas, buscando su lado de galán atípico, terminaron decepcionando a la crítica y al público.

Sus compañeros de reparto en la serie le trataron de manera más fraternal que amistosa. “¿Cómo está Matty?” se convirtió en la frase más oída en el rodaje. Y a ratos parecía que estaba bien, como cuando en el año 2000 también triunfó en las pantallas con su cinta más taquillera, 'Falsas apariencias', al lado de Bruce Willis. Su personaje era tan neurótico e hiperresponsable como el delicioso Chandler. Pero otros ratos estaba fatal y el secreto a voces empezó a dejar de ser secreto. En 2002 por fin habló claro del tema y marcó escuela: su honestidad, su candidez y su campaña por la visibilidad de las adicciones lo convirtió en un referente para aquellos que compartían la lucha.

En 2002 por fin habló claro del tema y marcó escuela: su honestidad, su candidez y su campaña por la visibilidad de las adicciones lo convirtió en un referente

Y, aun sin hacerlo explícito, sus cambios de aspecto en una serie que, por lo demás, extendía la juventud hasta pasados los 40, hicieron el resto. “Si mides mi peso de una temporada a otra: cuando estoy gordo, es el alcohol. Cuando estoy delgado, son las pastillas. Cuando tengo perilla, son muchas pastillas”, explicaba de nuevo sin pelos en la lengua en su autobiografía. Su caso, no obstante, no era tan clásico como un descontrol de excesos, sino que se convirtió en un perverso círculo vicioso que con la perspectiva del tiempo y en plena crisis de opiáceos en Estados Unidos, se entiende ahora mucho mejor. Todo empezó como una adicción clásica, pero en cuanto el consumo de drogas y alcohol empezó a generar problemas como perforación de colon que lo mandaron al quirófano, los calmantes reiniciaban su ciclo de dependencia y, por consiguiente, también la fragilidad de su organismo, que fue sometido a innumerables operaciones y que había llegado a estar varias semanas en coma en 2018.

Intentó hacer papeles en otras series (especialmente 'Studio 60'), pero nada pudo con el amor que generaciones y generaciones de espectadores generaron por él como Chandler Bing, el hombre cuyo trabajo nadie entendía. Como decía el 'New York Times' estos días, que su carrera se redujera prácticamente a su icónico, sarcástico y derrotista personaje no es una crítica, sino una manera de reconocer la grandeza del mismo. Y, como todos los actores de la serie, pudo vivir cómodamente por el resto de sus días gracias a las reposiciones infinitas.

Desde que acabó la serie hasta ahora, ese amor quiso devolverlo no a sus fans, sino a los que, como él, sabían que las adicciones son a veces más que una debilidad, una enfermedad, y más que una enfermedad, una identidad. Una identidad insegura que también lo convirtió en una persona difícil en sus relaciones de pareja, incluso cuando esta fuera Julia Roberts, a la que dejó de manera preventiva, por miedo a ser él abandonado.

Pero él siempre volvía a los medios pensando que su lucha había terminado, y casi nunca era así. En 2016 escribió y protagonizó una obra de teatro sobre el alcoholismo titulada 'The end of longing', pero resultó demasiado oscura y personal para tener éxito. También creó el centro de rehabilitación Perry House en Malibú y centró parte de su biografía en su lucha.

"Lo mejor de mí es que si un alcohólico o drogadicto viene y me dice: ‘¿Me ayudarás? Siempre le diré: ‘Sí, sé cómo hacer eso. Lo haré por ti, incluso si no siempre puedo hacerlo por mí´"

Por eso, en estos días en el que el mundo se encuentra en shock por la primera muerte del grupo de sus mejores amigos televisivos, es emocionante ver cómo se hizo viral su testamento en vida en forma de una entrevista que miles de fans de la serie, e incluso otros actores como Mira Sorvino, compartieron en las redes: “He tenido muchos altibajos en mi vida. Todavía trabajo en ello, pero lo mejor de mí es que si un alcohólico o drogadicto viene y me dice ‘¿me ayudarás?', siempre le diré: ‘Sí, sé cómo hacer eso. Lo haré por ti, incluso si no siempre puedo hacerlo por mí'. Y lo hago siempre que puedo. En grupos e individualmente (…) Pero cuando muera, en lo que se refiere a mis logros, estaría bien que 'Friends' fuera mencionado bastante después que lo que hice por ayudar a otra gente. Sé que no pasará, pero estaría bien”.

Él sabía que no sucedería. Había, pese a todo, cierto sarcasmo marca de la casa Chandler en esas palabras dolorosas y profundas. Pero si la autopsia revela en las próximas semanas que Matthew Perry realmente murió de manera natural y, quizá, incluso en verdadera paz por haber domado todos sus demonios, su legado será más grande todavía. Porque habrá mandado un mensaje a toda esa gente que siempre quiso ayudar de que sí se puede y de que, aun desde el otro lado, “he’ll be there for you”.

Las últimas informaciones sobre el día de la muerte de Matthew Perry siguen llegando con cuentagotas. La autopsia tardará semanas o incluso meses en esclarecer cuál fue la causa de su deceso, pero parece que la muerte violenta está descartada y lo último que se sabe es que la actriz y modelo Athenna Crosby, quien comió con él en la víspera, le vio “feliz y vibrante”. Al día siguiente jugó al pickleball, el nuevo deporte de raqueta de moda, se fue a dar un baño en su jacuzzi (el mismo en el que se le ve en su último post en Instagram) y poco más tarde fue encontrado sin vida por una de las trabajadoras de su mansión en Los Ángeles.

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