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Manila pinta sus calles en color rosa
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Manila pinta sus calles en color rosa

La capital de Filipinas luce cada vez más elementos de su paisaje urbano de color rosa, una tonalidad poco habitual y sin finalidad estética ni práctica

Foto: Manila pinta sus calles en color rosa
Manila pinta sus calles en color rosa

La capital de Filipinas luce cada vez más elementos de su paisaje urbano de color rosa, una tonalidad poco habitual y sin finalidad estética ni práctica alguna aparente, que además obedece únicamente al capricho de una poderosa mujer. Se trata del color favorito, según afirman los manileños, de María Lourdes Fernando, esposa de Bayani Fernando, jefe de la Autoridad de Desarrollo de Metro Manila (MMDA), organismo que supervisa la modernización de la caótica ciudad, una de las más congestionadas de Asia.

Para dar el capricho a su cónyuge, Fernando ha ordenado pintar de rosa pasos elevados, pasarelas, urinarios, vallas y otros elementos de la infraestructura urbana, creando un efecto visual que resulta chocante tanto para los turistas como para la mayoría de los residentes. "Nunca he visto algo así, parece una guardería gigante", comenta Mon Navarro, vecino del municipio de Quezon City, quien se queja de que el rosa chillón es kitsch y contrasta con el gris que prolifera en bloques de oficinas y viviendas.

Oficialmente, la oficina del MMDA niega que esa moda la imponga María Lourdes Fernando e insiste en que el rosa crea una armonía cromática con el azul del cielo y embellece la ciudad. "Tiene un efecto calmante, un contraste refrescante para los ciudadanos que les ayuda a no padecer estrés cuando se hallan atrapados en un atasco", sostiene el propio Fernando, de 61 años.

La iniciativa es parte de un lavado de cara generalizado bajo el lema ‘Metro Gwapo’, que pretende transformar Manila, famosa por sus legendarios atascos, polvorientas calles y cientos de zanjas abiertas de obras sin acabar, en una reluciente metrópolis antes de 2010, cuando concluye el mandato del máximo responsable del MMDA.

’Metro Gwapo’ ha vaciado las avenidas de vendedores ambulantes y prostitutas, reordenado el trazado urbano y habilitado carriles especiales y vallados para el transporte público, toda una novedad a la que todavía no están acostumbrados los conductores. También ha levantado decenas de gigantescas pasarelas con rejas -por supuesto, de color rosa- en todos los cruces para suprimir pasos de peatones y acabar con la costumbre local de atravesar la vía por cualquier lugar.

Por si eso no fuera suficiente, empleados municipales a bordo de camiones del MMDA, cuyos carteles publicitarios adornan cada intersección, se encargan de azotar con trapos mojados a quien sea sorprendido cruzando por donde no debe. Según los usuarios, la situación de tráfico ha mejorado en las arterias principales, pero la red de la metrópolis continúa siendo precaria y hacer un "transbordo" entre las dos únicas líneas implica salir de la estación y sortear coches y motos para alcanzar la otra, a varios cientos de metros de distancia.

La mayoría de los casi trece millones de manileños continúa empleando de media a una hora en acudir al trabajo, pues tomar el transporte público no ahorra tiempo alguno. Fernando llegó al MMDA procedente de la alcaldía del municipio de Marikina, que acoge el célebre museo de zapatos de su amiga Imelda Marcos y donde está prohibido salir a la calle sin camiseta, según establece la normativa sobre civismo. No es casualidad que la actual regidora de Marikina sea Lourdes Fernando, algo habitual en el tradicional "reparto del poder" de la política filipina.

Bayani Fernando no sólo defiende sus iniciativas, sino que las aprovecha como plataforma para lanzar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2010, en las que según afirma, tendría el apoyo de la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo.

Su precampaña para los comicios es criticada por varios de los alcaldes de los otros 16 distritos de Metro Manila, sobre todo los opositores a Arroyo. De lograr su objetivo de ser el próximo presidente de Filipinas, los manileños se preguntan si será capaz de pintar también de rosa el resto del país.

La capital de Filipinas luce cada vez más elementos de su paisaje urbano de color rosa, una tonalidad poco habitual y sin finalidad estética ni práctica alguna aparente, que además obedece únicamente al capricho de una poderosa mujer. Se trata del color favorito, según afirman los manileños, de María Lourdes Fernando, esposa de Bayani Fernando, jefe de la Autoridad de Desarrollo de Metro Manila (MMDA), organismo que supervisa la modernización de la caótica ciudad, una de las más congestionadas de Asia.

Para dar el capricho a su cónyuge, Fernando ha ordenado pintar de rosa pasos elevados, pasarelas, urinarios, vallas y otros elementos de la infraestructura urbana, creando un efecto visual que resulta chocante tanto para los turistas como para la mayoría de los residentes. "Nunca he visto algo así, parece una guardería gigante", comenta Mon Navarro, vecino del municipio de Quezon City, quien se queja de que el rosa chillón es kitsch y contrasta con el gris que prolifera en bloques de oficinas y viviendas.

Oficialmente, la oficina del MMDA niega que esa moda la imponga María Lourdes Fernando e insiste en que el rosa crea una armonía cromática con el azul del cielo y embellece la ciudad. "Tiene un efecto calmante, un contraste refrescante para los ciudadanos que les ayuda a no padecer estrés cuando se hallan atrapados en un atasco", sostiene el propio Fernando, de 61 años.

La iniciativa es parte de un lavado de cara generalizado bajo el lema ‘Metro Gwapo’, que pretende transformar Manila, famosa por sus legendarios atascos, polvorientas calles y cientos de zanjas abiertas de obras sin acabar, en una reluciente metrópolis antes de 2010, cuando concluye el mandato del máximo responsable del MMDA.

’Metro Gwapo’ ha vaciado las avenidas de vendedores ambulantes y prostitutas, reordenado el trazado urbano y habilitado carriles especiales y vallados para el transporte público, toda una novedad a la que todavía no están acostumbrados los conductores. También ha levantado decenas de gigantescas pasarelas con rejas -por supuesto, de color rosa- en todos los cruces para suprimir pasos de peatones y acabar con la costumbre local de atravesar la vía por cualquier lugar.

Por si eso no fuera suficiente, empleados municipales a bordo de camiones del MMDA, cuyos carteles publicitarios adornan cada intersección, se encargan de azotar con trapos mojados a quien sea sorprendido cruzando por donde no debe. Según los usuarios, la situación de tráfico ha mejorado en las arterias principales, pero la red de la metrópolis continúa siendo precaria y hacer un "transbordo" entre las dos únicas líneas implica salir de la estación y sortear coches y motos para alcanzar la otra, a varios cientos de metros de distancia.

La mayoría de los casi trece millones de manileños continúa empleando de media a una hora en acudir al trabajo, pues tomar el transporte público no ahorra tiempo alguno. Fernando llegó al MMDA procedente de la alcaldía del municipio de Marikina, que acoge el célebre museo de zapatos de su amiga Imelda Marcos y donde está prohibido salir a la calle sin camiseta, según establece la normativa sobre civismo. No es casualidad que la actual regidora de Marikina sea Lourdes Fernando, algo habitual en el tradicional "reparto del poder" de la política filipina.

Bayani Fernando no sólo defiende sus iniciativas, sino que las aprovecha como plataforma para lanzar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2010, en las que según afirma, tendría el apoyo de la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo.

Su precampaña para los comicios es criticada por varios de los alcaldes de los otros 16 distritos de Metro Manila, sobre todo los opositores a Arroyo. De lograr su objetivo de ser el próximo presidente de Filipinas, los manileños se preguntan si será capaz de pintar también de rosa el resto del país.

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