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Guía de estilo para triunfar y sobrevivir a las cenas de empresa
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Guía de estilo para triunfar y sobrevivir a las cenas de empresa

Se acercan esas reuniones cuyo objetivo es confraternizar y generar sinergias entre jefes y empleados. Cómo salir airoso de ellas se torna todo un reto. Vanitatis repasa las claves

Foto: Las cenas de empresa. Ese invento tan americano (Fotograma 'Mad men' / AMC)
Las cenas de empresa. Ese invento tan americano (Fotograma 'Mad men' / AMC)

Se acercan las cenas de empresa. Esas reuniones cuyo objetivo es confraternizar y generar sinergias –en muchos casos hay desmadre y sexo– entre jefes y empleados. Dos grupúsculos muy bien diferenciados donde los segundos sienten un tremendo desasosiego días antes de acudir a la yanta corporativa. El primer drama aparece con el recurrente 'qué me pongo'. Un limbo estilístico que tiene fácil solución: para una noche de esas características, nada como apostar por un 'look' a lo 'casual friday'.

Para eso, los básicos del ropero masculino son muy socorridos: combinar americana con camisa y pantalón vaquero o encontrar la mezcla perfecta entre un jersey y unos chinos sacarán a más de uno de un apuro. Máxime cuando se sabe que toda la plana mayor de una empresa –por aquello de los discursos y de marcar las diferencias– saldrán de la oficina con el mismo traje (y la misma corbata) con la que salieron de casa a primera hora de la mañana.

Y ahí, en el restaurante donde se celebre el ágape –las cenas tipo cóctel son el mejor caldo de cultivo para que los empleados se conozcan– es imprescindible tener en cuenta ciertos puntos a tener en cuenta. Porque sí. Porque la velada se alargará y es fundamental seguir al pie de la letra esta guía de estilo para triunfar durante la velada y que evitará más de un remordimiento de cabeza a la mañana siguiente del 'día D'.

1. Apostar por los colores neutros. Se trata de una cena de empresa, una celebración cuyo ambiente inicial (después vendrán las copas) es distendido. Tonos como el azul marino o negro pueden resultar grandes aliados. Aunque el banquete sea un cóctel, hay que tener claro que no se trata de una boda. La sobriedad debe ser la mejor baza para evitar los (maledicentes) comentarios del día después.

2. Evitar el uso de la corbata. Por norma, las empresas permiten a sus empleados salir antes del trabajo. Si por protocolo, lo habitual es el uso de la misma durante la jornada laboral, lo mejor es que el complemento estrella masculino se quede en casa. Es muy posible que si alguien la luce, al final de la noche, acabe perdiéndola.

3. Mejor vestirse por capas. Camisa, jersey o americana y abrigo. Tres básicos 'despiezables'. Con la evolución de la noche es muy probable que acaben sobrando todos. Primero vendrá la cerveza o el vino, después la desinhibición de unas copas con los compañeros para terminar, quién sabe, con la coyunda –siempre fraternal– en un lecho ajeno.

4. ¿La máxima? No perder la compostura. Las cenas de empresa no son como una boda de provincias en las que, con el reparto del cordero asado, más de uno se quita la americana. Error. Es vital aguantar el tipo estético durante, al menos, la cena. Solo así se puede causar buena impresión y que la plana mayor siga viendo en sus subordinados a seres correctos y responsables. Con toda probabilidad, los jefes se marcharán cuando termine la celebración y entonces será el momento de… (revisar el punto 3).

5. Cuidar el posado fotográfico. Lo hace el rapero Kanye West y, como buen esteta y prescriptor de tendencias, es fundamental seguir sus recomendaciones. Los móviles pueden jugar una muy mala pasada. Las charlas con personal de otros departamentos –con quienes solo se coincide en el baño– puede fomentar el intercambio de imágenes vía Whatsapp. Ser la irrisión de la toda la empresa al día siguiente no es plato de gusto. Y una fotografía 'viral' puede ser contenido de alto voltaje.

6. Retirarse a tiempo. Victoria o no, ser el 'cierrabares' de turno también puede acarrear problemas. Puede proyectar una muy mala imagen si este hecho se convierte en el tema de conversación en la oficina. Es fundamental vigilar sobre qué temas hablamos con 'conocidos de baño' y sobre el flujo de copas que se ingieren. Un hecho que puede manchar una reputación intachable.

7. Es posible disfrutar. Y mucho. Desarrollando los seis puntos anteriores se puede acabar la noche siendo un caballero y volver al trabajo proyectando una imagen inmaculada. Sin remordimientos y con la firme convicción de que cuatro compinches han sabido de tus andanzas.

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Se acercan las cenas de empresa. Esas reuniones cuyo objetivo es confraternizar y generar sinergias –en muchos casos hay desmadre y sexo– entre jefes y empleados. Dos grupúsculos muy bien diferenciados donde los segundos sienten un tremendo desasosiego días antes de acudir a la yanta corporativa. El primer drama aparece con el recurrente 'qué me pongo'. Un limbo estilístico que tiene fácil solución: para una noche de esas características, nada como apostar por un 'look' a lo 'casual friday'.

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