Melania Trump y su maleta de más de 63.000 euros regresan en vaqueros a la Casa Blanca

El tour europeo de Melania Trump puede haber sido un auténtico desfile de looks de pasarela y una lección de cómo bajar las escaleras de un jet privado enfundada en vertiginosos tacones sin sufrir un solo traspiés, pero será recordado ante todo por haber conseguido que ninguno de sus outfits genere controversia, algo que parecía imposible tras la reciente polémica de la incómoda parka de Zara.

En este señalado viaje, Melania se ha convertido en toda una princesa Disney de la mano de su vestido plisado de J. Mendel y ha querido rendir homenaje a su trono en su última aparición eligiendo un abrigo-vestido de Gucci con cinturón de mariposa en mezcla de lana amarillo valorado en 2.600 euros, que ha combinado con los mismos zapatos de Manolo Blahnik que ya había llevado con su diseño de princesa. Sí: las princesas también repiten y también intentan que sus looks de viaje combinen con diferentes accesorios para no cargar en exceso la maleta, esa que bien sabemos jamás habrá tenido que cargar ella.

Para regresar a casa, Melania ha querido apostar por la sencillez con vaqueros, camisa blanca y bailarinas, las segundas que ha lucido en esta escapada europea. La primera dama ha combinado su look ‘effortless’ con un bolso Birkin de Hermès valorado en más de 14.000 euros.

La maleta de Melania Trump puede parecer a primera vista haber sido realizada teniendo en mente únicamente la moda, pero cada una de sus elecciones encierra un mensaje. Su apuesta por firmas europeas, patente en su trench de la marca británica Burberry, en su vestido de la casa francesa Roland Mouret y en su vestido de Calvin Klein realizado por el belga Raf Simons, ha querido ganarse la simpatía de los europeos. Elegir un diseño de Victoria Beckham ha sido su forma de dar las gracias a la diseñadora, que cuando muchas firmas se negaban a vestirla, aseguró que ella estaría encantada de hacerlo. Tampoco le ha querido dar la espalda a América al apostar por pantalones y jerséis de Ralph Lauren, vestidos de noche de J. Mendel y firmas emergentes como Isoude.

Para visitar a la reina Isabel II y para reunirse con la primera dama de Finlandia, Melanie ha elegido diseños sin aparente relación con los países involucrados, optando entonces por un dos piezas de Dior y por un abrigo-vestido de Gucci. ¿La razón? Si cada elección de moda habla por sí sola, y tras haber comprobado Melania el daño que los mensajes textuales en la ropa generan, ha decidido que sus diseños se queden mudos para dejar que la belleza sea la que hable.

El que haya elegido dos bolsos de Hermès de precios impensables ya no le importa a nadie, porque todo el mundo estaba demasiado ocupado en intentar descubrir el mensaje que Melania estaba mandando con sus elecciones estilísticas. Quizás, al llegar a la Casa Blanca con su colección de Louboutin y sus bolsos de precios imposibles, se haya mirado en el espejo para preguntar quién es la más bella del reino, y al menos en su reino sabemos perfectamente cuál es la respuesta.