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Marrakech trendy: 8 visitas no tan obvias y un hotel de ensueño para ir en verano
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Marrakech trendy: 8 visitas no tan obvias y un hotel de ensueño para ir en verano

Saint Laurent fue un adelantado a su tiempo. Capaz de situar en el mapa esta urbe que, gracias a su exotismo y singularidad, es hoy una ciudad apta para trendsetters

Foto: El spa de La Mamounia (Cortesía)
El spa de La Mamounia (Cortesía)

¿Conoces Marrakech? Entonces ya te habrás enamorado de ella y estarás deseoso de volver y descubrir nuevos lugares. ¿No has estado nunca? En ese caso, caerás hechizado sin remedio por su patrimonio y su exotismo, pero también sentirás la que es una de las ciudades más cosmopolitas de todo África. Así que, por un día, vamos a dejar de lado los muchísimos atractivos de esta urbe que ya conoces o de los que tanto has oído hablar y vamos a dejarnos arropar por su cara más moderna.

Y es que esta 'ciudad rosa' o la 'puerta de desierto' –emplea el sobrenombre que más te guste– se ha sacudido en los últimos años de cierta desidia y, como suele decirse, se ha puesto las pilas. Que Marrakech siempre ha sido una ciudad cool es una verdad innegable: desde los tiempos de su descubrimiento a manos de los literatos de la Generación Perdida norteamericana allá por la primera mitad del siglo XX al desembarco de la 'beautiful people' francesa después de su independencia –comandada por Yves Saint Laurent–, miles de producciones de moda, portadas de revistas y metros de celuloide han tenido como marco esta ciudad infinita pespunteada por la mezquita de la Koutobia y arrullada por la banda sonora eterna de la plaza de Jmaa-el-Fnaa y que, ahora, cambian los escenarios clásicos por rincones urbanos decorados con grafitis, puertas de bares que no cierran nunca y parejas besándose en los bancos ante la mirada despreocupada de las abuelas del lugar.

Foto: Las mesas decoradas en Casa Abracadabra. (IG: @alejandra_prat)

¿Por qué ir en verano? Porque no hay que temer al calor en esta propuesta en la que se puede sucumbir al 'laissez faire, laissez passer' durante las mañanas en el hotel y pasear por las tardes con la caída del sol.

La Mamounia, donde comenzó todo

La bien cimentada fama de Marrakech como ciudad más 'trendy' de todo África arrancó con el esplendor de las estrellas del cine, de los políticos y de las grandes fortunas, que convirtieron a La Mamounia en uno de los mejores y más legendarios hoteles del mundo (sí, de esos ante los ni siquiera el viajero más gruñón o exigente es capaz de fruncir el ceño; imagina cómo te sentirás tú cuando sucumbas al lujo de fantasía del hotel: creerás, de verdad, que estás en el cielo). Piensa en el nombre de cualquier celebridad, de fama planetaria: pues sí, ha estado en La Mamounia. O, muy probablemente, esté al mismo tiempo que tú, que es lo que te mereces.

placeholder La recepción de La Mamounia (Cortesía)
La recepción de La Mamounia (Cortesía)

Regalarte una estancia en este centenario hotel, reservar en cualquiera de sus excelentes restaurantes –L'Italien, Le Français, Le Maroccain: estrellas Michelin, 'nouvelle cuisine' y comida tradicional marroquí, y más opciones, solo tienes que elegir. También debes dejarte mimar en su spa de más de 2.500 metros cuadrados… Para los residentes estos y muchos más lujos, se ha concebido el hotel como ese lugar del que no haga falta salir ahora que suben las temperaturas. La princesa del cuento de las mil y una noches, como hablan de ella los que trabajan entre sus paredes, ofrece instalaciones artísticas que nacen en la recepción, pero recorren salones y hasta la recepción del spa, también tiendas de lujo en sus corredores y mil y una experiencias que harán de esta una experiencia para los sentidos.

placeholder Le Maroccain (Cortesía)
Le Maroccain (Cortesía)

Empezando por las habitaciones: 209 llaves o, lo que es lo mismo, con 209 puertas talladas y adornadas con aldabas que simbolizan la hospitalidad marroquí. Todas ellas se abren a magníficos espacios donde se rinde homenaje a las más nobles técnicas de la artesanía marroquí: madera tallada, mashrabiyas con poéticos juegos de luces y sombras, yeso esculpido y zelliges se ofrecen al disfrute la vista.

placeholder Habitación de La Mamounia (Cortesía)
Habitación de La Mamounia (Cortesía)

Un paseo largo por sus instalaciones te hará comprender el universo que se esconde tras las murallas que la circundan: atraviesa su puerta y pasea por sus ocho hectáreas de jardines, poblados de olivos centenarios y miles de rosales, cactus y palmeras, que te reciben en un oasis inesperado a tan solo diez minutos del bullicio. Lo puedes hacer mientras degustas un helado del pabellón Le Menzeh, en el paseo de los Olivos. O, también, puedes tomar el brunch en la piscina, el desayuno es una cita ineludible; y no te pongas nervioso cuando esa persona tan, pero tan parecida a Hugh Jackman te acerca la tablet que se te acaba de caer. O sí, ponte nervioso, proque probablemente es él. Disfruta del momento porque solo se vive una vez.

Hipsters en la medina

Rock the casbah!”, podríamos decir de los nuevos aires que –poco a poco, lentamente, pero sin pausa– soplan el polvo de siglos de la medina de Marrakech, ese laberinto de zocos –lugar Patrimonio de la Humanidad– que se desparrama por detrás de la plaza de Jmaa-El-Fnaa. Por allí, un café con wifi de vagas influencias galas; por aquí, un puesto de prensa internacional donde todo está perfectamente colocado; y por allá, un par de ciclistas con barba atusada y vaqueros skinny que sortean, como pueden, el tráfico habitual de carretillas y algún burro despistado... Entre los infinitos, consabidos y prescindibles puestos de latonerías y cueros –recuerda: no, no hemos venido a esto– nos encontramos con joyas como Puro Beauty Nature (Derb Dabachi 41), una maravillosa boutique de cosméticos ecológicos que, a sus precios bajos y sus beneficios, suma un diseño de packaging de los que nos gustan. Llena tu maleta ahí del mejor aceite de argán.

placeholder Haz acopio de productos de belleza a base de aceite de argán en Puro Beauty Nature. (Foto: Clemente Corona)
Haz acopio de productos de belleza a base de aceite de argán en Puro Beauty Nature. (Foto: Clemente Corona)

En el Ryad Yima (52 Derb Aarjane Rahba), el artista local Hassan Hajjaj ha convertido la antigua residencia familiar en su atelier, donde además vende su obra y hay un salón de té donde se sirven especialidades locales que él mismo cocina. Pero donde tal vez más se rompa la kasbah sea en Le Clock (224 Derb Chtouka), ideal para comer algo a cualquier hora del día: el desayuno bereber, por unos cuantos dirhams, te saciará para todo el día: huevos bereber, tomate grillado, pancakes con plátano, muesli con yogurt...), consultar tus redes sociales –es espacio de coworking, nunca falta un Mac–, tomar un curso exprés de caligrafía o de cocina o, simplemente, subirte a la terraza de la azotea y mirar con un té cómo cae la noche sobre la medina, que siguen siendo mucha noche y mucha medina.

placeholder Le Clock es un lugar ideal para comer a cualquier hora del día.
Le Clock es un lugar ideal para comer a cualquier hora del día.

Las calles del barrio de Gueliz siempre han sido las favoritas para las élites de la ciudad, para los expatriados y para los viajeros incapaces de dejar escapar un sitio trendy allí donde viajen. Pues aquí puedes tomar buena nota del L'Izbar (28, rue Moulay Ali Gueliz), el típico restaurante 'bien' de toda la vida –gruesas y caras alfombras, raciones enormes, clientes pudientes locales– que arriesga con la gastronomía tradicional y que, al pedir la cuenta, pensarás que se han dejado algo por cobrar: la relación calidad/cantidad/precio es imbatible.

Y si no, siempre nos quedará Le Grand Café de la Poste (Boulevard El Mansour Eddahbi con la Avenue Imam), donde si somos capaces de dejar de poner fotos en Instagram, disfrutaremos del que sigue siendo 'el lugar' por excelencia de Marrakech.

placeholder La Gran Cafe de La Poste continúa siendo uno de los lugares más señeros de Marrakech.
La Gran Cafe de La Poste continúa siendo uno de los lugares más señeros de Marrakech.

Alta cultura

No le faltan precisamente a Marrakech lugares de alta cultura e historia (las ya mencionadas plaza de Jmaa-el-Fnaa y la mezquita de la Koutoubia y sus jardines, las tumbas saadíes, la madrassa Ben Youseff o el palacio Bahia), pero dos se llevan la palma de ser los más cool: la Maison de la Photographie (46, Rue Souk Ahal Fassi), una preciosa colección de fotografía marroquí de todas las épocas con una de las mejores azoteas de la ciudad; y, por supuesto, los Jardines de Majorelle (33 Rue Majorelle), el capricho de Yves Saint Laurent, que compró y restauró en la década de los 80 con su pareja Pierre Bergé para convertirlos en el otro gran imprescindible de la ciudad: los jardines son espectaculares y el pequeño museo de arte bereber es, simplemente, impresionante (nunca tanto se contó y se mostró en tan poco y tan bien).

placeholder Los Jardines Majorelle, el capricho marroquí de Yves Saint Laurent.
Los Jardines Majorelle, el capricho marroquí de Yves Saint Laurent.


No cerramos aquí nuestro Marrakech 'cool': lo hacemos cruzando la acera desde el jardín y entrando en 33 Rue Majorelle, una exquisita boutique multimarca donde hacerse a buenos precios con lo más exquisito de la moda marroquí.

¿Conoces Marrakech? Entonces ya te habrás enamorado de ella y estarás deseoso de volver y descubrir nuevos lugares. ¿No has estado nunca? En ese caso, caerás hechizado sin remedio por su patrimonio y su exotismo, pero también sentirás la que es una de las ciudades más cosmopolitas de todo África. Así que, por un día, vamos a dejar de lado los muchísimos atractivos de esta urbe que ya conoces o de los que tanto has oído hablar y vamos a dejarnos arropar por su cara más moderna.

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