El corte de pelo de 'Vacaciones en Roma' con el que Audrey Hepburn cambió la historia del cine

Si Coco Chanel desencorsetó a las mujeres, Audrey Hepburn les facilitó la vida convirtiendo el pelo corto en el estilismo más femenino y favorecedor. Ese hito en la historia de la peluquería está intrínsecamente relacionado con el estreno de Vacaciones en Roma.

En la película de William Wyler, la princesa Anna, a la que interpreta Audrey Hepburn, se adentra en una peluquería junto a la Fontana di Trevi para hacer uno de los primeros cambios de look de cine.

Entra con una larga melena propia de la época y sale con un corte pelo inédito entre actrices coetáneas.

“Lo que se hizo fue, de alguna manera intuitiva, feminizar un corte tradicionalmente de caballero para crear la primera versión del corte Garçon, en una versión superfemenina -y especialmente favorecedora para una cara pequeña y redondeada como la de Audrey- con un flequillo muy corto y con los laterales también cortitos desfilados, pero con la nuca un pelín más larga, para poderse peinar y ondulárselo un poco con esos caracolillos que se llevaban… por supuesto, adaptado a la moda de la época”, detalla el peluquero Eduardo Sánchez (@maisoneduardosanchez), director creativo de los salones homónimos, cinéfilo y fan de la película.

En la escena, el director retrataría uno de los momentos más vividos en los salones de todo el mundo: “¿por dónde cortamos?”. La repuesta de Anna, pidiendo un corte mucho más apurado de lo convencional, no solo sorprendería al estilista romano, sino que marcaría el ritmo de las tendencias capilares y convertiría a Audrey Hepburn en un verdadero icono pop.

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Este gesto de elegir el cabello corto, que siempre había parecido reservado a hombres, está cargado de simbolismo según el estilista, “la princesa Anna, justamente, llevaba el pelo muy largo en un recogido alto y lo que quería era transmitir sensación de liberación, de modernidad, el deseo de ser una chica normal a través de un cambio de vida y de estilo”, apunta el experto en cortes de pelo. “Es como yo lo quería”, sentencia la princesa al ver el resultado en el espejo.

El corte, por supuesto, no era cualquier corte de pelo pues, además de estar diseñado milimétricamente para encajar con las definidas facciones de actriz belga, era un compendio de diferentes longitudes, baby bang, mechones orientados a través del peinado… Una verdadera obra de arte nunca vista hasta entonces.

“En ese momento se cortaba con tijera. Seguramente, la parte larga de la parte posterior de la cabeza, se mantenía así para poder poner algún rulo y dejar una sensación de un cabello más ondulado o con más movimiento”, precisa Eduardo Sánchez. Esta decisión de dejar la nuca no tan apurada, y que podemos observar en algunos planos de la película, es, en palabras del estilista, lo que le da ese toque femenino al corte de pelo.

Si nos fijamos en la escena, el peluquero romano que le corta el pelo a la princesa encubierta, efectivamente realiza el corte con tijera, cortando primer la longitud de la melena para pulir, a continuación, los detalles característicos del estilismo. Otra curiosidad es que el personaje toma como referencia para el estilismo, los elegantes y sensuales modelos que aparecen en el escaparate del salón, un detalle que podría pasar desapercibido y que pueden entenderse como la imagen que Anna quiere proyectar, adaptada eso sí a su estilo más naíf.

Una precisión importante es que, mientras entonces el corte de pelo se realizaría con tijera, si en la actualidad lo pidiéramos en una peluquería, la técnica sería diferente.

“Este corte se realiza actualmente con navaja y todo el interior a tijera; se trabaja en seco para ir rebajando los volúmenes poco a poco en función de la densidad de pelo y si es liso u ondulado”, es decir, se trata de un trabajo que requiere mucha precisión y solo puede realizarlo un profesional, teniendo siempre en cuenta las características de cada cliente.

Por ejemplo, en el caso del cabello de Audrey, Eduardo Sánchez aplaude la decisión y la ejecución del corte de pelo, “el cabello corto le iba de locura, encajaba muy bien con sus facciones y hasta le resaltaba su maravillosa mirada”. Efectivamente, sus almendrados ojos de cervatillo se veían enmarcados no solo con el corte, sino con el peinado que el peluquero romano se afanaba en peinar constantemente.

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El paso de una melena larga y ondulada a un cabello corto con textura y flequillo resultó lo que ahora llamaríamos un cambio de look radical y cargado de simbolismo. “Cuando Audrey se hizo ese corte fue muy revolucionario porque (consciente o no) contribuyó a sacar a la mujer de los convencionalismos estéticos de mucho tiempo, de los recogidos estudiados y cardados de la época, de la esclavitud que llevaban las mujeres con los rulos y de esos peinados demasiado armados, que eran tan esclavos”, sentencia el peluquero.