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La mejores heladerías de Roma en las que (re)enamorarse del gelato
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La mejores heladerías de Roma en las que (re)enamorarse del gelato

Cualquier persona que viaja a Italia sabe que en algún momento, y tras horas de caminata viendo iglesia tras iglesia, el premio será un helado, uno molto grande y colmado de pistacho, stracciatella...

Foto: Fotograma de la película 'Vacaciones en Roma' (Cordon Press)
Fotograma de la película 'Vacaciones en Roma' (Cordon Press)

Una buena heladería romana puede cambiar por completo tu concepto de helado. Dile adiós a los bombones envasados o los helados de sandwich porque el único barquillo que devorarás en la capital italiana poco tiene que ver con las fórmulas que guardas en tu congelador.

Regla número uno: reserva siempre en tu estómago un lugar especial para el gelato porque si no lo haces, sucumbirás igualmente a los mostradores repletos de sabores, texturas, colores... Y luego, cuando tengas que desabrochar algún que otro botón para liberar la barriguilla de la felicidad, no verás Roma con los mismos ojos, aunque puede que esa sea la magia de la Citta Eterna.

1, 2, 3… ¡A salivar! Atraviesa el Tíber y adéntrate por el Trastévere. Si ya de por sí la experiencia es mágica, cuando lo hagas empuñando un cremoso helado, los recuerdos que se queden grabados en tu cerebro rozarán la fantasía. Se llama Fiordiluna y todo está hecho de forma tradicional. La fruta es fresca y toda la materia prima procede de productores locales, simplificando al máximo los ingredientes y evitando aditivos y azúcares. Y no se trata de una franquicia, así que es única e irrepetible.

Prueba la stracciatella que, aunque es típica de Bérgamo, tan solo tiene un 3% de azúcar, o el cioccolato fondente, porque son especialistas en chocolate. Encontrarás Fiordiluna en Via della Lungaretta, 96, tras cruzar el Tíber por el puente Garibaldi.

Gelateria Venchi. Aunque intentes no entrar, se te irán los ojos a la cascada de agua de su mostrador que imita al chocolate derretido. Una vez dentro, la infinita lista de sabores a elegir es la parte complicada. Sus helados se elaboran a diario con leche fresca, chocolate de los principales países exportadores e ingredientes autóctonos de calidad como el pistacho o las avellanas.

La innovación se ha apoderado de sus cucuruchos que están recubiertos por chocolate y rebozados en frutos secos de tu elección. Pistacchio di Bronte, Nocciolato al latte, Cremino o Cuor di Cacao son algunos de los sabores helado más tradicionales e intensos porque, de verdad, saben a lo que prometen.

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Después de visitar la Fontana di Trevi (o antes de hacerlo), puedes acercarte a su local de Via del Corso, 335. También hay uno al ladito del Panteón de Agripa, para mejorar aun más las vistas en Via degli Orfani, 87. Aunque, si eres un auténtico cinéfilo, lo suyo es pasar a por tu helado a Via della Croce, 25 y ‘dejarte caer’ por la escalinata de la Piazza di Spagna… Pero ni se te ocurra sentarte a comerlo como Audrey Hepburn porque está prohibido.

placeholder Audrey Hepburn y Gregory Peck, en 'Vacaciones en Roma', de 1953 (Cordon Press)
Audrey Hepburn y Gregory Peck, en 'Vacaciones en Roma', de 1953 (Cordon Press)

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Giolitti. Si quieres una heladería con solera, de esas en las que todo el mundo que ha estado en Roma ha visitado o al menos ha oído hablar, es esta. Su Instagram es un compendio de buenas críticas y famosos que acceden a fofografiarse con el equipo de la gelateria.

Entrar dentro es como viajar al pasado y visitar una heladería de esas que siempre has imaginado. Muebles de madera, mostradores rematados en dorado, copas de cristal y colores del verde al burdeos, pasando por la amplia y deliciosa gama de los crema que salpican sus cristaleras repletas de helados. Su toldo verde y sus mesas y sillas a juego harán de cualquier foto de tu viaje una instantánea típicamente romana.

placeholder Gelateria Giolitti (Imagen de su web www.giolitti.it)
Gelateria Giolitti (Imagen de su web www.giolitti.it)

Además del clásico gelato, puedes elegir entre copas, tartas heladas de elaboración artesanal -que no tienen absolutamente nada que ver con la que tienes en el congelador-, stecco (bombón helado), biscoto, bikini (mitad galleta mitad bombón) o tartufo… Por no hablar de los sabores… Si estás en el centro de Roma, puedes pasarte por Giolitti de Via degli Uffici del Vicario, 40, al lado del Palazzo Montecitorio, la Cámara de Diputados de la República Italiana.

Si lo que quieres es sentirte como en una confitería antigua propia de 'Charlie y la fábrica de chocolate', tu lugar es la Gelateria della Palma. Desde su local puedes ver prácticamente el Panteón de Agripa, y puede que a ello se deban las dos grandes columnas que hay en su interior, pero centrémonos en lo realmente importante, en sus helados. Tiene hasta 150 sabores, por lo que es imposible permanecer menos de 15 minutos dudando entre qué sabores añadirle a tu helado.

Si eres amante de los sabores tradicionales italianos, tienes que probar sí o sí la torta al limone o tiramisú. Vaya sorpresa, ¿no? Pues alucinarás. También 'made in Italy' Millefoglie (recuerda a la crema pastelera, nada más que declarar, señoría), crema de pistachio (que además lleva café) o Pera & Formaggio. También hay sabores experimentales como el de albahaca o champán o frutales con sabores inesperados como pomelo, granada o higo.

Y, por supuesto, el mundo del chocolate es de otro universo: fundente (negro), con fresas, con whisky y originales creaciones como el Bacco (chocolate y avellanas), tarta sacher, Mozzart (chocolate, pasta de avellanas y mazapán) o el amaretto.

Encontrarás su heladería en Via della Maddalena, 19-23, en sus propias palabras “a solo 200 metros del Panteón, a 700 metros de la Fontana de Trevi y a 500 metros de la Piazza Navona”.

Cadenas infalibles

No nos podíamos olvidar de las cadenas porque aunque idolatremos lo artesanal, eso no quiere decir que tengamos que meternos hasta las cocinas de las gelaterias de Roma para encontrar un helado que nos haga soñar. Quédate con dos nombres: Fatamorgana y La Romana.

Este último te sonará porque también tiene locales en España. Sin embargo, en Italia la variedad de sabores no es lo único que se multiplica. Además de poder elegir el 'relleno' del cono, ya sea con chocolate negro o blanco, bien calentito y líquido, también puedes rematar tu helado romano con nata ('pana', para que vayas haciendo al oído) y con un mini cucurucho de adorno si el heladero está de humor.

Amamos: Bacio di dama con mandorle tostate (almendra tostada), Crema di castagna Piemonte 100% (castañas) o Crema di nocciola al cioccolato bianco (avellanas y chocolate blanco). Si estás en Roma, puedes pasarte por Via Ostiense, 48 (cerca de la estación de Ostiense y más allá del cementerio protestante y la pirámide de Cestio), Via Venti Settembre, 60 (10 minutos de la estación de Termini) o Via Cola di Rienzo, 2 (al lado del Ponte Regina Margherita). Ninguna heladería de La Romana está en las zona más turísticas, un indicador de que solo acuden italianos.

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Por su parte, Fatamorgana es una heladería con varios locales y capaz de unir helados tradicionales con innovaciones culinarias, todo resultado de la experimentación de su chef, Maria Agnese. Salsa Chamoy con sorbete de lima y mango o clásicos sabores como avellanas, almendras o pistacho de la zona, para asegurar su máxima calidad. Si vas a Roma tienes muy céntricos en Via dei Chiavari, 37 o en Via Laurina, 10, por si te pasas a ver la calle de ‘Vacaciones en Roma’ (Via Margutta).

Una buena heladería romana puede cambiar por completo tu concepto de helado. Dile adiós a los bombones envasados o los helados de sandwich porque el único barquillo que devorarás en la capital italiana poco tiene que ver con las fórmulas que guardas en tu congelador.

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