Una 'crisálida' de cristal con el corazón de seda: así es la lámpara de Ábbatte y Mayice
La firma textil artesana y el estudio de diseño y arquitectura firman una colaboración que pone a dialogar dos materiales puros. El resultado es 'Seda', una pieza de la que no hay dos iguales
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Hay diseños capaces de proponer una danza entre elementos muy diferentes que, perfectamente acompasados, derivan en un todo armónico. En lo estético y en lo funcional. Son bellos y, a la vez, prácticos. Seda es el resultado de unir dos materiales, la seda y el cristal, para alumbrar una lámpara que ennoblece tanto los espacios iluminados como los que quedan en sombras. Una pieza de pura artesanía que nace de la colaboración de Ábbatte, el templo del textil hecho a mano enraizado con el Monasterio de Santa María de la Sierra (Segovia), donde se sitúa su taller, y Mayice Studio, diseño de producto y arquitectura desde Madrid.
“La decisión de hacer una lámpara juntos surgió de una conversación, de una forma espontánea y natural. A nosotras –se refiere también a su hija Camila Lanzas, directora creativa de Ábbatte– siempre nos ha gustado cómo Mayice trata la luz, la importancia que da a los efectos que se crean cuando esta traspasa distintos materiales; es una excelencia fuera de lo común. Ellos, por su parte, venían de trabajar con seda para un museo en China”, cuenta Elena Goded, fundadora de la marca textil.
“Esta seda en estado puro, además de ser una de nuestras fibras más emblemáticas, es un material que nos fascina. Su tacto y lo que transmite es muy diferenciador de otros materiales. Es un material noble, elegante, refinado, con un brillo sutil… Por eso fue el punto de inicio”, añade.
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Ese deseo de crear notas sutiles en la iluminación lo confirman los propios diseñadores. “Con Seda, buscábamos crear un efecto moaré, que es algo que nos gusta mucho y que se genera por el reflejo. Al ser una cúpula, el mismo textil se refleja en el cristal a través de la luz y este efecto va cambiando según la miras desde arriba y te vas moviendo”, explican Marta Alonso e Imanol Calderón, el dúo creativo detrás de Mayice Studio.
Como una joya
Una cúpula de cristal soplado a mano encierra una estructura formada por seda natural virgen o seda cruda. “El cristal, como la crisálida, protege la seda, la encapsula como una joya y la eleva. Además, la seda de alguna forma vuelve al capullo, al origen”, describen los diseñadores. Esta tela, cosida totalmente a mano, crea un baile de pliegues que queda protegido por su 'crisálida' de cristal. La luz, al traspasar la hilatura de seda, desprende tonos de gran calidez que, al reflejarse a través de las curvas de cristal transparente, crean diferentes degradados de luz y sombras que recuerdan a la llama de una vela. El de Seda ha sido un trabajo estrictamente artesanal.
“A nosotros no nos gusta utilizar moldes. Queríamos que todas las piezas fueran distintas y únicas, y que seda y cristal fueran de la mano. El cristal lo ha realizado un artesano en Barcelona, uno de los pocos que quedan y que nos deja experimentar. Son piezas sopladas en torno, no en caña, una técnica que se utiliza cuando quieres mayor precisión. Se necesitan una maestría y unas herramientas muy especiales. Por ejemplo, para poder hacer estas cúpulas, el fuego requiere de más temperatura. Parecen formas sencillas, pero cuando ves el proceso entiendes la dificultad”, cuentan Marta Alonso e Imanol Calderón.
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El reto de diseñar la lámpara no fue fácil. Entraban en juego muchos materiales que había que unir. “Seda está compuesta de dos cristales –el exterior y uno interior al ácido que consigue que no se vea la bombilla y que sujeta la estructura textil–, la seda, la base de alabastro y una pequeña placa de latón que esconde la parte eléctrica”, desgranan desde Mayice Studio, que continúa su relato sobre la complejidad de la pieza. “Los bordes de la cúpula de cristal, por ejemplo, están trabajados al fuego, no se han cortado con una máquina como se hace con los vasos, que los ves completamente limpios e iguales. Se tratan así para que tengan más resistencia y sean más duros, porque suelen ser precisamente uno de los puntos más delicados, donde puede pueden producirse roturas”.
La seda natural virgen impone su libertad y va configurando una estructura diferente para cada pieza. “Al no ser un tejido industrial, aporta unos matices muy peculiares a la luz. Además, lo bonito de la estructura de seda es que no tiene un diseño previo, sino que ha sido el propio tejido el que, al ir doblándolo, nos ha guiado y ha ido creando la forma. Como si el tejido tuviera vida propia, conforme se iba dando forma a los puntos de unión, la pieza iba evolucionando y descubriéndose hasta cerrarse en la cúpula. Esto es lo más apasionante de la pieza. No hay dos diseños iguales”, confirma Elena Goded. Seda tiene un tamaño de 47 cm de alto y desde 62 cm de contorno en su parte más ancha.
Hay diseños capaces de proponer una danza entre elementos muy diferentes que, perfectamente acompasados, derivan en un todo armónico. En lo estético y en lo funcional. Son bellos y, a la vez, prácticos. Seda es el resultado de unir dos materiales, la seda y el cristal, para alumbrar una lámpara que ennoblece tanto los espacios iluminados como los que quedan en sombras. Una pieza de pura artesanía que nace de la colaboración de Ábbatte, el templo del textil hecho a mano enraizado con el Monasterio de Santa María de la Sierra (Segovia), donde se sitúa su taller, y Mayice Studio, diseño de producto y arquitectura desde Madrid.