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Levi's se vuelve 'arty' de la mano de Damien Hirst
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Levi's se vuelve 'arty' de la mano de Damien Hirst

¿Acaso tienen las pinacotecas el monopolio del arte? La experiencia del último siglo demuestra que no. Por otro lado, ¿no están las tiendas de los museos

Foto: Levi's se vuelve 'arty' de la mano de Damien Hirst
Levi's se vuelve 'arty' de la mano de Damien Hirst

¿Acaso tienen las pinacotecas el monopolio del arte? La experiencia del último siglo demuestra que no. Por otro lado, ¿no están las tiendas de los museos llenas de camisetas con el Retrato de Dora Maar de Picasso, pañuelos con las Ninfeas de Monet y paraguas con la Golconda de Magritte? Si los centros culturales venden moda, ¿por qué no iban las tiendas de ropa a vender obras artísticas? La ‘traducción semiótica’ entre los dos sistemas (el del arte y el de la moda) es un tema recurrente aunque no se haga en términos tan intelectuales. Ambos comparten elementos comunes que actúan en uno y otro pero la última extravagancia del 'midas' Damien Hirst, sin embargo, se queda a medio camino y parece más una operación de mercadotecnia camuflada.

La estrecha relación entre moda y arte va un poco más allá con la nueva ocurrencia de Levi’s para intentar que no se le escapen más clientes: la casa estadounidense ha contratado al artista británico para que cree una línea de prendas vaqueras. Nada nuevo bajo el sol: que alguien ajeno al mundo de la moda se ponga al frente de una colección de una firma multinacional no es ninguna sorpresa.

Eso sí, no es lo mismo que los vaqueros lleven el sello de las hermanas Penélope y Mónica Cruz (que acaban de presentar una línea para Mango), por muy monas que lleven las pestañas postizas, a que detrás de la creación se encuentre el artista vivo cuyas obras se han vendido como las más caras en el mundo. Sotheby’s subastó el pasado junio Lullaby Spring, realizada por Hirst en 2002, por más de nueve millones y medio de libras esterlinas (cerca de 15 millones de euros), superando de este modo a Jasper Jones. Recientemente ha presentado otra obra suya, For the Love of God, cuyo precio asciende a 75 millones de euros. ¿El motivo? Estar elaborada con 8.601 diamantes.

Los Levi’s de Hirst no se venderán en cualquier tienda, pero tampoco tendrán el precio desorbitado de sus obras artísticas. La colección Warhol Factory X Levi’s by Damien Hirst sólo se exhibirá en algunas tiendas seleccionadas como Barneys en Nueva York, Fred Segal o American Rag y las piezas más caras no superarán en ningún caso los 300 dólares, algo relativamente barato en comparación con los jeans.

Hirst estuvo considerado en los años 90 como el enfant terrible del arte británico. Al abrigo del mecenas Charles Saatchi, los Young British Artists de los que él era máximo exponente volvieron a dar vida a la mustia escena cultural que había quedado tras la época de Margaret Thatcher. Alejados en principio de la Academia, los miembros del grupo se convirtieron, a partir de la exposición Sensation en la muy conservadora Royal Academy, en parte del establishment. Reconocimiento de los expertos, fama intelectual y millones, muchos millones, fue todo lo que llegó después.

¿Acaso tienen las pinacotecas el monopolio del arte? La experiencia del último siglo demuestra que no. Por otro lado, ¿no están las tiendas de los museos llenas de camisetas con el Retrato de Dora Maar de Picasso, pañuelos con las Ninfeas de Monet y paraguas con la Golconda de Magritte? Si los centros culturales venden moda, ¿por qué no iban las tiendas de ropa a vender obras artísticas? La ‘traducción semiótica’ entre los dos sistemas (el del arte y el de la moda) es un tema recurrente aunque no se haga en términos tan intelectuales. Ambos comparten elementos comunes que actúan en uno y otro pero la última extravagancia del 'midas' Damien Hirst, sin embargo, se queda a medio camino y parece más una operación de mercadotecnia camuflada.