La tiara de rubíes y un vestido remodelado con encaje: Mary de Dinamarca, regia en la cena de gala en Suecia

La primera jornada de la visita de Estado de Federico y Mary de Dinamarca a Suecia ha terminado con una gran cena de gala en el Palacio Real de Estocolmo. Carlos XVI Gustavo y Silvia han ofrecido un banquete en honor a sus invitados cuya etiqueta era la máxima, es decir, chaqué y condecoraciones para los hombres y vestido largo, tiaras y grandes joyas para las damas. Un dress code que Mary ha cumplido a rajatabla, con un vestido dorado remodelado, al que ha añadido una tela de encaje rojo, y el conjunto de los rubíes.

Pasaban pocos minutos de las 19:00 horas cuando Federico y su esposa abandonaban el yate real Dannebrog, en el que se hospedan durante su estancia en Suecia. A pesar de que se creía que los reyes habían viajado desde Fredensborg, su residencia actual, hasta Estocolmo en barco, lo cierto es que, como informa el diario 'BT', ha llegado a la capital sueca en avión y una vez allí han embarcado en el Dannebrog para empezar así la ceremonia de bienvenida.

Un acto marcado por la cercanía que existe entre ambas familias, algo que también ha quedado demostrado en la cena de gala, para la que Mary ha elegido la tiara de los rubíes. Aunque los expertos en realeza esperaban que la australiana luciera una de las piezas designadas para las reinas, ella ha preferido lucir esta que ya llevó con asiduidad como princesa, quizás por los vínculos que tiene la tiara con la familia real sueca, pues perteneció a la reina Ingrid, tía paterna de Carlos Gustavo.

La tiara de rubíes fue estrenada en 1804, cuando Désirée Clary, esposa del mariscal Jean Baptiste Bernadotte (después rey Carlos XIV Juan de Suecia), la llevó en la coronación de Napoleón. Está realizada con diamantes y rubís y representa adornos florales. Désirée dejó la joya a su nuera, Josephine de Leuchtenberg, y esta se la dio a su nieta, la princesa Luisa de Suecia, cuando iba a casarse con Federico VIII de Dinamarca.

Tras varios años siendo lucida por damas de la familia real danesa, la diadema acabó en posesión de la reina Ingrid de Dinamarca, quien nació siendo princesa de Suecia. Esta fue una de las piezas favoritas de Ingrid y al fallecer en noviembre de 2000 se la dejó a su nieto, el príncipe Federico, para que fuera lucida por su futura esposa. Desde que Mary se casó con Federico en 2004, ha llevado la tiara en numerosas ocasiones junto a las otras piezas que forman parte de la parure.

En esta ocasión, además de la tiara, llevaba los pendientes, el brazalete, el anillo, el collar y el broche, sujetando la banda sueca de la Orden de los Serafines. Mary lucía también el retrato de Family Order de su marido, que estrenó recientemente en sus primeras fotografías oficiales como reina.

Toca el turno ahora de hablar del vestido elegido por Mary. La australiana es la reina de remodelar los trajes de gala, y lo ha vuelto a demostrar luciendo una vestido dorado modificado del danés Jesper Høvring. El modelo original lo estrenó en la cena de Año Nuevo de 2017, y presentaba el cuerpo también dorado, a juego con la falda. Se lo vimos de nuevo en septiembre de 2022, en el jubileo de la reina Margarita, esta vez con una tela de encaje negro por encima.

Y esta noche en Suecia ha optado por añadirle una tela, tipo capa, de encaje burdeos, formando flores, con transparencias. Un cambio con el que ha conseguido que su vestido de gala pareciera nuevo.

Un 'look' espectacular para esta primera gran cena de gala de Mary como reina.