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¿Cómo visten ahora las mujeres con poder?
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¿Cómo visten ahora las mujeres con poder?

¿Te imaginas a Angela Merkel con unos pitillo de print de leopardo, escote pronunciado y stilettos? No sería ella. Demasiado cantosa para los rutinarios debates.

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¿Te imaginas a Angela Merkel con unos pitillo print animal, escote pronunciado y stilettos? No sería ella. Demasiado cantosa para los rutinarios debates parlamentarios. Ese outfit ensombrecería su discurso. Una vez se atrevió con un vestido de noche en el que mostraba su pechonalidad, en la inauguración de la nueva Ópera de Oslo en 2008. Se montó tal revuelo mediático que nunca más.

Ella viste con su propio código: chaqueta (en todos los colores del pantone) y pantalón, para mimetizarse con el uniforme de sus colegas hombres. Conservadora y austera como su política. Porque la moda es un lenguaje, una forma de comunicar.

Y en ámbitos serios, como la política (aunque a veces parezca un circo), vestir femenino da una imagen frívola y superficial. Parece que ese look no es compatible con las habilidades intelectuales y profesionales de una mujer. ¿No se puede ir atractiva y ser inteligente a la vez? ¿Preocuparte demasiado por la ropa o adoptar un estilo más sugerente te impide ser una brillante empresaria, abogada, política o lo que sea?

Este pensamiento impera hoy todavía. Y ahí triunfa la blazer en sus distintas formas y colores, el pantalón y zapato de tacón no muy alto. Merkel, Hillary Clinton y Janet Yellen optan por un outfit aséptico, sobrio y más masculino. Eso sí, no se libran de ser criticadas cuando repiten traje. No quieren que se hable de su ropa, podría socavar su profesionalidad.

Hillary Clinton y su doble televisivo, Amy Poehler.

Una prueba de esa separación de poder y armario: ni Merkel ni Hillary quisieron donar un traje para la exposición Women Fashion Power, que está abiertaahora mismoen el Museo de Diseño en Londres, diseñada por la arquitecta Zaha Hadid, la primera mujer galardonada con un Premio Pritzker. Ella misma participa en la muestra con una capa de satén color crema de Prada. Representa a esas mujeres con destacadas carreras y que a la vez se engalanan a la moda, como ellas quieren, sin importarles si por ello se pone en entredicho su profesionalidad.

El estilo Margaret Thatcher.

Esas féminas que han revolucionado el power dressing y se permiten vestir alejadas de lo andrógino, elegantes, con estilo, aunque este sea discreto, llamativo, glamouroso o diferente. En el museo, 26 influyentes mujeres han colaborado con sus prendas. Diseñadoras (Vivienne Westwood, Charlotte Olympia), diversas empresarias y ejecutivas (Morgan Stanley, Net-a-porter, Nails, Intel) y otras féminas con puestos destacados como Livia Firth (la señora del actor Colin Firth, una activista del lujo sostenible), Naomi Campbell y la princesa Charlène de Monaco, entre otras. Casi todas british, of course. Repertorio que se complementa con trajes de otras poderosas mujeres, pioneras en la historia del power dressing: la fascinante faraona Hatshepsut, Coco Chanel, Diane Von Furstenberg, Margaret Thatcher...

Miriam González lleva puestoel vestido rojo de la exposición.

La exposición exhibe un vestido rojo de Zara de Miriam González Durántez, prestigiosa abogada vallisoletana, esposa del viceprimer ministro del Reino Unido, Nick Clegg. Un ejemplo de que puede compaginarse una vestimenta femenina con la profesionalidad, como su colega Amal Alamuddin. La gaditana Anne Hidalgo, alcaldesa de París, huye de la masculinidad aunque es asidua a sobrios trajes sastre y blazers. Discreta y elegante (su madre era modista), contribuye a la exposición con una chaqueta y pantalón negros, blusa de seda y bufanda roja y blanca, atuendo que lució cuando fue nombrada en el cargo.

Anne Hidalgo, en la inauguración de la exposición.

No se enseña ningún traje en Londres de Christine Lagarde, a quien a veces se la ha criticado por pasarse de elegante, por llevar vestidos de alta costura de Chanel y bolsos de Hermès. Toda una osadía en el mundo de las finanzas. Luce siempre impecable incluso cuando va informal. Se siente libre para ponerse lo que quiera. Ese es el mensaje del nuevo power dressing.

¿Te imaginas a Angela Merkel con unos pitillo print animal, escote pronunciado y stilettos? No sería ella. Demasiado cantosa para los rutinarios debates parlamentarios. Ese outfit ensombrecería su discurso. Una vez se atrevió con un vestido de noche en el que mostraba su pechonalidad, en la inauguración de la nueva Ópera de Oslo en 2008. Se montó tal revuelo mediático que nunca más.

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