Así vestirá la mujer de Courrèges el próximo invierno: blanco y negro, crop tops y joyas XL

Fundada por André Courrèges en 1961, la casa siempre se ha distinguido por ir un paso más allá, con un estilo futurista y pop, y al tiempo, romper barreras en el armario de la mujer. Con esas mismas señas de identidad y un logo inconfundible, en la actualidad es una de las marcas más deseadas por las famosas y los integrantes de la generación Z. Para ellos, precisamente, es la colección que acaban de presentar en París y que ha contado con la modelo Emily Ratajkowski en sus filas.

En un escenario blanco y negro, a contraluz, una modelo entra en escena con un smartphone en la mano. El show comienza igual que el de la colección masculina. Enfundada en un atuendo 'casual' que bebe de esos dos tonos, la maniquí da paso a un desfile modernista que, aunque mirando al futuro próximo, mantiene intacta la esencia de ser de Courrèges. Le siguen otras maniquís móviles en mano.

Revolucionaria también en cuanto a la introducción de nuevos tejidos, Di Felice prueba suerte con materiales vinilados, mallas metalizadas, organza, acabados transparentes y, en el polo opuesto, esenciales como el cuero, el denim o el punto como imprescindibles para el frío. Algo que choca con la dimensión de la gran mayoría de las piezas: crop tops, aberturas, cortes arriesgados y mucha piel expuesta look a look.

Otra particularidad que distingue a las piezas que el belga ha ideado para Courrèges es la desestructuración de sus patrones y el empleo de las mismas. Americanas, chaquetas y abrigos de corte sastre rompen la barrera de la formalidad. Las mangas quedan colgando y pierden funcionalidad, y son otras aberturas laterales las que dan paso a los brazos. Las partes superiores caen y transforman sus cuellos en escotes palabra de honor, y las hombreras en tamaño maxi suben la arquitectura de las prendas.

El alto riesgo, tal y como hemos avanzado, recala en faldas 'cut out' con cordones joya rematadas en cola, microtops fruncidos, perforaciones y escotazos infinitos en la espalda. Vuelven las sudaderas y, en este caso, lo hacen con sus coordenadas tradicionales: oversize, con capucha y largas. Son protagonistas en atuendos a capas. Sudadera, chaqueta encima y, debajo, falda larga con botas.

Un mundo que cromáticamente va a tres bandas: blanco, negro y gris. Nada más que un par de diseños, dos vestidos ceñidos de material acanalado en rojo y rosa chicle. Las dos únicas excepciones en una presentación bicolor.

Especial protagonismo en el desfile liderado por Nicolas Di Felice en los complementos. Los repetitivos guantes de opera extralargos, en Courrèges confeccionados en piel; botas que recorren las piernas de arriba a abajo, y las estrellas de la colección, dos joyas: un collar circular efecto espejo que los estilistas de la marca han incorporado en la mayoría de atuendos y lo mismo pero en versión pendiente.

Más tímidas son las siguientes propuestas. Un vestido 'sixty' que recuerda al armario de la modelo y actriz Twiggy, icono de la moda de los 60 y musa de la casa. Varias prendas, un par de vestidos y un top, con el nombre de la firma serigrafiado. Pantalones cargo, pero pitillos. Y el único estampado visto sobre la pasarela, el de rayas diplomáticas en un traje de chaqueta de dimensiones exageradas.

Para concluir, una nube de humo blanco oculta el cuadrilátero por el que han desfilado las modelos y, segundos después, da paso al carrusel con todo el casting paseando para exhibir por última vez los looks.