Sofia Richie: de California Girl a referente del Old Money

La mirada generacional es capaz de mostrarnos dos puntos de vista muy distintos de una misma cosa. En moda, por ejemplo, lo que para los millennials resulta elegante, se considera 'cheungy' para los centennials. Y si hablamos de celebrities, está claro que los referentes no son para nada los mismos. Para los que presumen con orgullo de su título de 'gen Z' conocen a Cindy Crawford como la madre de Kaia Gerber y no al revés, y no tienen ni idea de si Hailey Baldwin –ahora Bieber– es nepo baby o no porque es ella la que les interesa y no sus progenitores. Esto mismo ocurre con Sofia Richie. Para quienes nacimos entre los 80 y los 90, esta no es más que la hermana pequeña de Nicole Richie, la amiguísima de Paris Hilton. En cambio, para los más jóvenes, Sofia Richie es uno de los rostros más familiares de TikTok e Instagram, y la prueba es que su boda con el ejecutivo musical Elliot Grainge el pasado mes de abril se convirtió en uno de los enlaces más virales de los últimos tiempos.

El hotel du Cap-Eden-Roc de Antibes fue el lugar escogido por el británico de 29 años y la californiana de 24 para el 'sí, quiero'. Un mediático evento en el que tuvieron mucho protagonismo los dos vestidos de novia que desde el taller de Chanel crearon expresamente para la ocasión. El primero de ellos, un diseño de encaje repleto de aplicaciones florales, lentejuelas y brillantes bordados con un favorecedor escote halter que acompañó de un velo en el que se habían colocado como adornos múltiples gotas de resina que le añadían luminosidad a la pieza con el movimiento. El segundo vestido, nada tuvo que ver con el anterior. En este caso fue uno corto estructurado que recreaba uno del archivo de la firma que Claudia Schiffer había lucido en la década de los 90. De Chanel también era, por cierto, el cuidado look que escogió para la preboda que también tomaba como referencia un vestido salido del imaginario de Karl Lagerfeld en 1997.

El trío de ases fashion que Sofia Richie desveló el día de su boda supuso la consolidación de una transformación estilística que llevaba ya tiempo gestándose. Comenzó en 2021, cuando comenzó a trabajar con la estilista Liat Baruch. “Vino a mí con la intención de elevar su estética y su autoexpresión, pero está tan alineada con mi estilo personal que se ha convertido en una relación simbiótica: constantemente hablamos de moda y estilo de vida”, reconoció Baruch en una entrevista con la edición británica de 'Vogue'. La experiencia de la estilista, unida a la curiosidad de Sofia Richie por aprender sobre patrones y tejidos, además de su gusto por perderse entre fotografías de moda antiguas en busca de referencias, son los que le han valido las credenciales de icono que ahora mismo sustenta.

Su cambio encuentra un patrón muy similar al de Hailey Bieber. Ese estilo californiano del que presumía, en el que abundaban los colores llamativos, los brillos y las piezas excesivamente ajustadas, se ha cambiado por prendas más maduras, de siluetas más fluidas y en una paleta cromática predominantemente formada por neutros. Y siempre sin perder la vida, lo que la industria marca en todo momento, en lo que a tendencias se refiere. Hace apenas unos días, por ejemplo, se sumaba con una falda larga estampada y una camisa negra a la tendencia bautizada como Old Money, de la que tanto se ha hablado en los últimos tiempos y que nadie mejor que ella puede encarnar.

Puede que no se le escapen algunas modas virales, pero en realidad su armario dista mucho del de Hailey Bieber porque el de la hija de Lionel Richie presume de una estética bastante más conservadora. Es la elegancia clásica traída al 2023. En él no hay espacio para la vulgaridad, sino solo para todo aquello que está llamado a perdurar con el paso de los años. Ese es el motivo por el que no pierde el tiempo experimentando con marcas desconocidas por ver si funcionan o no, va sobre seguro apostando por insignias como Oscar de la Renta, Khaite, The Row, Loro Piana, Proenza Schouler o Destree, además de su favorita Chanel; y por el que prefiere los vestidos o los conjuntos en formato total look a las mezclas muy estudiadas porque sabe lo que le funciona.

También en el ámbito beauty tiene muy claro qué es lo que quiere y lo que no. Ha renunciado a los eyeliners muy marcados, a los labios perfilados, a las sombras de ojos estridentes y al contouring artificial por abrazar un maquillaje natural, ligero y suave que es de lo más admirado –en los días posteriores a la gran fiesta que organizó por su matrimonio, Google registró un aumento del 180% en las búsquedas de los términos 'maquillaje de la boda de Sofia Richie' y los vídeos en TikTok recreándolo por diferentes usuarias se cuentan por miles–.

Resulta evidente que no hay, por tanto, mejor representante de ese estilo de clase alta lujoso y exclusivo que tanta gente envidia que la nueva reina de la red, Sofia Richie.