​Rosebud: lo más desagradable que te puedes encontrar en una película porno

Rosebud o capullo de rosa. Evocador nombre. Podría ser un perfume. O una caja de chocolatinas. O una marca de ropa de bebé. Pero antes de registrarlo, es aconsejable teclearlo en Google acompañado de la palabra 'porno'. La cosa cambia. Y mucho. El término menos tierno y más científico de esta práctica es prolapso anal. “Es la salida del recto al exterior a través del ano. Este, al igual que el resto del colon, tiene varias capas (como las de una cebolla), de manera que en función de si se exteriorizan una o todas las capas, el prolapso será parcial o completo”, explica la doctora Marta Gutiérrez Moreno, cirujano general y del aparato digestivo, especialista en proctologia y suelo pélvico.

La idea de provocar voluntariamente algo así es como mínimo inquietante. Y forma parte de la pornografía que opta por lo extremo, que es uno de los muchos senderos del cine para adultos. Mientras surgen corrientes que le dan un toque indie y más soft al género, como el porno ético o el queer, también se radicalizan las ofertas que se mueven entre la náusea y la provocación.

SALIENDO DEL ARMARIO

Los prolapsos anales no se han inventado ahora. Han sido siempre un 'fuera de campo'en el cine para adultos. Cualquier actor o actriz que se prodigara en prácticas traseras con objetos de cierta envergadura los experimentaba involuntariamente. Durante largo tiempo esas escenas permanecieron en el ostracismo, porque la cosa muy estética no es. ¿Qué ha pasado entonces para que los rosebuds salgan desenfrenadamente del armario y del interior de sus propietarios? “El prolapso anal busca sorprender, llamar la atención, atraer visualizaciones y clientes. No tiene que ver con el placer sexual. La pornografía es un negocio muy cambiante, debido a las innovaciones tecnológicas. Eso te obliga a intentar hacer lo no hecho. No tiene tanto que ver con una demanda real como con un abusivo marketing. Y digo abusivo porque hay prácticas, como esta, que suponen un evidente riesgo físico para la persona que las practica”, explica el sexólogo asturiano Iván Rotella.

UN CAPULLO CON ESPINAS

Y es que el prolapso rectal es una patología que experimentan personas que nada tienen que ver con la pornografía yque, seguramente, nunca se les ha pasado por la cabeza hacer negocio con su dolencia. “Es como una hernia del suelo pélvico. El estreñimiento crónico o un traumatismo puede ocasionarlo. Y traumatismo se considera también la introducción repetitiva de objetos extraños en el canal anal. No olvidemos que el ano está preparado para dejar salir cosas no para dejarlas entrar”, advierte Gutiérrez Moreno.

En el idílico imaginario del porno, ese paraíso de lascivia en el que todas las chicas llevan tacones y todos los hombres blanden miembros tamaño bufanda, no es sexy hablar de cualquier cosa que suene a enfermedad. Sin embargo los vídeos de capullos anales, profesionales y amateurs, florecen por doquier. Las actrices y actores que dominan esta técnica han encontrado un filón. Y también surgen aficionadas y aficionados que muestran altruistamente su rosebud a quien quiera verlo.

Visto lo visto, ¿estamos ante una nueva modalidad del porno? “Prácticas de este tipo solo generan una curiosidad puntual en el gran público y una minoritaria corriente de fans. Desaparecerá cuando aparezca otra similar y así sucesivamente. Con los avances, puedes hacer que por la vagina de una chica salga el AVE, con gente saludando y todo. ¿Tiene sentido? Pues no mucho, pero seguro que aparecerían aficionados a la "trenfilia" y sería un éxito muy puntual”, comenta Rotella.

Parece pues que el tiempo pondrá a los capullosde rosas en su lugar.