Vacaciones en Cerdeña: playas de postal, pueblos con alma y una gastronomía que cautiva

Cerdeña, la segunda isla más grande del Mediterráneo, no suele estar entre los primeros destinos que vienen a la mente al pensar en Italia. Y, sin embargo, tiene mucho que ofrecer: playas que parecen irreales, pueblos anclados en el tiempo, naturaleza en estado puro y una deliciosa gastronomía. Si todavía estás buscando destino para estas vacaciones, te proponemos hacer un recorrido por el archipiélago de la mano de Nautalia Viajes. Sus expertos te ayudarán a crear el itinerario más apetecible para ti, adaptado a tus preferencias y presupuesto.

Lo ideal es alquilar un coche, ya que se trata de una gran isla -casi siete veces más que Mallorca- y necesitarás desplazarte con libertad para no perderte ninguno de sus lugares clave. Podrás incluirlo en tu reserva junto a los vuelos y el alojamiento.

Del turquesa de sus calas al encanto urbano de Cagliari

Comenzamos por su litoral que es, sin duda, uno de sus grandes reclamos. Desde la famosa Costa Esmeralda hasta rincones menos conocidos como Cala Mariolu o La Pelosa, en Stintino, el mar sardo sorprende con tonos turquesa y aguas cristalinas que no tienen nada que envidiar al Caribe. Algunas calas solo son accesibles por mar o a pie, lo que añade un toque de aventura a la experiencia.

En el norte, Porto Cervo representa el lado más exclusivo de la isla. Es el punto de encuentro del lujo mediterráneo con tiendas de diseño, yates y terrazas que miran al mar. Pero incluso allí, la esencia de Cerdeña permanece: calma, belleza y autenticidad.

Más al sur, Cagliari ofrece otra cara de la isla. La capital, con su barrio antiguo de Castello, invita a perderse entre callejuelas empedradas y plazas tranquilas. Muy cerca, la playa de Poetto es perfecta para darse un baño al atardecer sin salir de la ciudad. Es uno de esos lugares donde el tiempo se detiene y la vida se vive despacio.

Historia viva, naturaleza y una cocina que conquista

Cerdeña también es un paraíso para los amantes de la historia. Los nuraghi, antiguas construcciones de piedra que datan de hace más de 3.000 años, salpican el paisaje. El complejo de Su Nuraxi, en Barumini, es el más conocido y está declarado Patrimonio de la Humanidad. Visitarlo es como asomarse a un pasado remoto que aún guarda muchos misterios.

Y si hablamos de naturaleza, el interior de la isla esconde montañas, senderos y pueblos donde parece que no han pasado las décadas. El macizo del Gennargentu es ideal para los que disfrutan del senderismo, mientras que las cuevas de Neptuno, cerca de Alghero, impresionan con sus formaciones y vistas al mar.

La gastronomía merece un capítulo aparte. Aquí conviven los sabores del mar con los de la montaña: pescados frescos, embutidos, quesos curados como el pecorino sardo, la fregola (una especie de pasta tostada en bolitas) o el porceddu, un cochinillo asado lentamente. Todo acompañado, si se puede, por un vaso de vino Cannonau.

Como ves, Cerdeña no es solo un destino de playa, ni un lugar de moda pasajero. Es una isla con identidad propia, que se resiste a los ritmos acelerados y deja huella. ¿Te animas a descubrirla? Puedes informarte sobre opciones de viaje a Cerdeña en cualquiera de las oficinas de Nautalia Viajes, en su web o llamando al 91 910 08 11.