La viuda del torero Víctor Barrio recuerda a su marido tres años después de su muerte

Este martes se cumplen tres años del peor día de la vida de Raquel Sanz y todas las personas que querían (y quieren) al difunto torero segoviano Víctor Barrio. La tragedia que le quitó la vida al torero de tan solo 29 años tuvo lugar en la plaza de toros de Teruel, donde el tercer toro de la faena le cogió a pocos minutos de iniciar el toreo causándole la muerte tras la cornada que le atravesó el pecho.

La periodista y candidata del Partido Popular al Congreso de Segovia suele compartir en redes sociales (donde se ha vuelto muy activa) imágenes del torero con dedicatorias que enternecen a cualquiera. Un día marcado por el recuerdo de aquel terrible día no ha sido la excepción, ya que ha publicado una imagen en Instagram donde se ve a Víctor al borde de una piscina y la ha acompañado de la frase “La vida la viven los cobardes y la disfrutan los valientes”. Ellos definitivamente la han disfrutado.

La vida de Raquel Sanz ha cambiado por su marido varias veces, la primera por decisión propia y la segunda porque la vida los hizo separarse sin poder despedirse. Se conocieron a muy temprana edad, cuando el torero aún no sabía que vestiría de luces y ella trabajaba como becaria para varias cadenas de televisión (Antena 3, Telecinco y Telemadrid). Cuando su marido descubrió que su sueño era triunfar como torero, ella dió un gran giro a su vida, porque decidió dejarlo todo en Madrid para ir a su Sepúlveda natal y establecerse ahí con él.

El otro gran giro que sufrió llegaría aquel 9 de julio de 2016 cuando, según sus propias palabras, “se le fue la vida”. La periodista explicó en una entrevista al diario 'La Razón' que se adaptó a él y que así era feliz. El motivo por el que lo dejó todo ya no estaría a su lado.

Por otro lado, en una entrevista que concedió a 'El País' responde a la pregunta de si es o no feliz y su respuesta es dura: “Si, lo soy en determinados momentos, hay otros en los que no sé por qué vivo… He aprendido a ser feliz de otra manera, agradeciendo las oportunidades que me ha dado la vida, mi familia, buenos amigos y amigas”. Asegura que se ha vuelto muy dura en cuanto al dolor físico y a la vez muy emocional y que echa de menos “la felicidad del día a día, de un beso, un abrazo, una llamada… La felicidad de tener una persona cerca”. Tres años después de la muerte de Víctor Barrio, sus seres queridos lo recuerdan y seguirá en la mente de muchos, entre otras cosas, por la fundación que lleva su nombre y que sigue su lema: “La tauromaquia más que defenderla, hay que enseñarla”.