'Un ramito de violetas': la historia del cuadro más preciado de Alfredo Fraile

Fallecido este viernes a los 78 años, Alfredo Fraile será recordado como el hombre que conocía todos los secretos de Julio Iglesias. De hecho, era habitual que en las entrevistas le preguntasen por el cantante, del que fue mánager hace años y con el que también tuvo rifirrafes que se vieron reflejados en 'Secretos confesables', un libro de memorias en el que el artista no salía del todo bien parado.

Pero, más allá de su relación con Iglesias, Fraile, cuñado a su vez del periodista José María García, también fue el representante de otros artistas como la malograda cantautora Cecilia, con la que trabajó también en las oficinas de la CBS de Tomás Muñoz, en la década de los 70. A ella le debía, precisamente, una de sus posesiones más preciadas: una pintura obra de la artista.

Él mismo lo contaba en un programa de 1996 dedicado a la artista, fallecida a los 27 años en un desgraciado accidente de tráfico. "Tuve la suerte de que Cecilia me regaló su cuadro, que dio origen a la portada de su disco 'Un ramito de violetas' y es otra muestra de su sensibilidad, de cómo cuidaba cada pequeño detalle. Su pintura era la prolongación de lo que ella era". La cantautora, hija de diplomático, vio en uno de sus viajes a Argelia cómo algunos ciudadanos pintaban letras y todo tipo de objetos sobre el cristal. La temática solía ser religiosa. A su regreso a Madrid, comenzó a elaborar sus propias pinturas, utilizando el salón de su piso de la calle García Morato como lugar de trabajo. Así decidió hacer una pintura por cada una de las canciones que componían el que iba a ser su tercer disco, 'Un ramito de violetas', publicado en 1975.

El cuadro correspondiente a 'Un ramito de violetas' también acabó siendo la portada de aquel álbum y se convirtió en una muestra de la pintura naif por la que había optado la cantautora madrileña. En la obra, se aprecia el salón de una casa, con varios cuadros en los que aparecía ella misma y un paisaje idílico a través de la ventana. La misma ingenuidad crítica y el costumbrismo del que hacían gala el resto de pinturas y de canciones del disco como 'Don Roque', 'La primera comunión' o la celebérrima 'Mi querida España'.

Poco después de publicarse el disco, Fraile fue el receptor de la pintura, regalada por la propia Cecilia. El 2 de agosto de 1976, él y toda España recibieron un mazazo: la cantautora falleció tras chocar el vehículo en el que viajaba con otros de sus músicos contra un carro de bueyes. El único consuelo ante tanto dolor fue conservar aquella pintura durante el resto de su vida. Y así ha sido hasta su propia muerte.

Pocas fueron las ocasiones en las que el cuadro salió de casa del exmánager de Julio iglesias. Una de ellas fue en 2011, cuando se organizó una exposición con objetos personales de Cecilia que coincidió con la presentación del disco 'Cecilia inédita en concierto' y su biografía, 'Equilibrista'. Fraile estuvo encantado de 'prestar' por unas horas la pintura que había permanecido junto a él tantos años, como el recuerdo de la propia Cecilia.

Al respecto, Fraile narró en sus memorias una anécdota relacionada con la desgraciada muerte de la cantante. “Llegamos al escenario donde estaba Julio rodeado de otros artistas importantes y dijo: ‘Aquí llegan los managers, esos que hacen que los artistas nos matemos en la carretera’. Yo contesté: ‘Tienes razón. Lo malo es que siempre se mueren los buenos. Los hijos de puta no os morís nunca”.

El recuerdo de Cecilia siempre permaneció muy presente en la vida de Alfredo Fraile, una vida que se apagó este viernes a causa de una pandemia que ya nos ha quitado a demasiadas personas.