La diáspora de Julio Iglesias y su familia: él "en soledad" y cada cual por su lado

Julio Iglesias se encuentra, desde antes de que comenzara la pandemia por el coronavirus, en su casa de Punta Cana, en la República Dominicana. Es su reducto, su paraíso, y aseguran los que le conocen que de ahí no va a salir hasta que el mundo deje de estar al revés. Él mismo se lo contaba a Carlos Herrera en una entrevista telefónica hace unas semanas coincidiendo con la muerte de Maradona: “Estoy escondido al ser una persona de alto riesgo. Me tengo que cuidar y estoy rodeado de las personas de más confianza para cuidarme. Tengo pánico al covid-19”. Este miedo le ha alejado, temporalmente, de Miranda y de los cinco hijos que tuvo con ella, que aún forman parte de la unidad familiar, pero manteniendo las distancias sanitarias.

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Chábeli, Julio José y Enrique viven en Miami y tampoco tienen mucha relación entre ellos, salvo cuando Isabel Preysler viajaba hasta allí para estar más tiempo con los nietos. Hace unos años, esta primera hornada disfrutaron juntos las navidades en casa de la primogénita y la pasada lo hicieron en Madrid solo con Tamara, Ana, Verdasco y Julio José, que sí suele desplazarse a España con más frecuencia para participar en programas de televisión.

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La pandemia alteró la agenda de Julio Iglesias: el cantante canceló sus conciertos y se recluyó en su castillo inexpugnable de Dominicana. Huía de cualquier contacto e incluso, cuando llegó el verano y ya el espacio aéreo estaba abierto, no quiso trasladarse a la finca de Ojén (Málaga).

Miranda y sus hijos pequeños, más las gemelas Victoria y Cristina, sí lo hicieron. El tener avión privado facilita las cosas y, por lo tanto, no estaban sujetos a horarios ni fechas.

De Miami a Ojén

El cantante compró Las Cuatro Lunas en el año 2000 y desde ese momento decidió pasar parte de las vacaciones en España. Las giras europeas tenían como punto de partida el aeropuerto de Málaga. A finales de agosto, Miranda, con dos de los hijos, volvía a Miami, y en Ojén se quedaban las niñas, que a través de sus redes sociales han ido dando buena cuenta de su histórico vital. No se han movido y sus días transcurren en un ambiente de campo muy diferente al que solían disfrutar hasta que llegó el coronavirus.

Hace un año, al cumplir su mayoría de edad, acudieron a la fiesta más esperada del mundo de la moda. Invitadas por Anne Wintour, la todopoderosa editora de la revista ‘Vogue’, las hijas de Julio Iglesias hicieron su debut en sociedad vestidas con dos diseños de plumas de Oscar de la Renta, al que las gemelas consideraban como de la familia.

Todo eso quedó atrás y la agenda festiva de las jóvenes se ha reducido a cenas y almuerzos en el hotel Finca Cortesin, a entrenamientos de saltos con sus caballos y paseos en quad por el exterior de Cuatro Lunas. Según han confirmado a Vanitatis, Victoria y Cristina han preferido quedarse en España y retomar sus estudios de moda más adelante.

Si el temor de Julio Iglesias por el coronavirus se mantiene, no habrá reencuentro familiar más allá del que se puede obtener de una videoconferencia. No quiere moverse de Punta Cana, donde aseguraba a Carlos Herrera: “No estoy de brazos cruzados. Sigo con lo mío”.

Lo que no llegó a cerrarse fue la idea que le planteó el presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo, de versionar uno de sus temas más emblemáticos, ‘Un canto a Galicia’, y donar la nueva adaptación como lo hizo el Dúo Dinámico con el popular ‘Resistiré’. Al final no se hizo, pero es posible que dentro de los nuevos proyectos del cantante esté el de retomar esta idea.

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Por ahora, lo único que quiere es seguir en Punta Cana aunque no pueda ver a los que más quiere: “Tengo el mar, que es mi aliado en la soledad que estoy pasando. Me refresca la cabeza y pienso en mi privilegio ante la situación de otras personas”, explica.