José María Finat, el aristócrata que lucha por la conservación del lince ibérico

José María Finat es hijo de Jose María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana, marqués de Corvera y dos veces grande de España, y de su esposa Aline Riva de Luna. A pesar de tener en su árbol genealógico innumerables títulos nobiliarios, no es un aristócrata al uso, ya que desde los cuatro años creció en la finca familiar El Castañar, “y el campo da una perspectiva diferente de la vida”, afirma con un toque rebelde y divertido.

El Castañar es una de las fincas más extensas de España, situada en Mazarambroz (Toledo), cuenta con un palacio inspirado en el escocés Abbotsford House, que fue la casa de Walter Scott. Un lugar donde Alfonso XIII acudía a cazar perdices y el propio Juan Carlos I abatió su primer jabalí en el año 1949. Su sobrina, la joyera Casilda Finat, ha posado en alguna ocasión en su interior, pero José María se decanta siempre por posicionarse al otro lado del objetivo.

Los gruñidos de un lince

Aficionado a la fotografía gracias a la influencia paterna, siente verdadera vocación por inmortalizar paisajes campestres y a los animales que habitan en él. La creación de este segundo libro, ‘Filomena y los linces’, surgió durante la tormenta que tuvo lugar en enero de hace dos años. El autor padecía covid y estando con su hija pequeña, Linette, en El Castañar, obtuvo unas fotos especiales y únicas que nos explica con auténtica pasión: “Me di cuenta de cómo el ecosistema se estaba deteriorando viendo a los linces hambrientos y con comportamientos insólitos. Observé cómo un lince pretendía cazar un conejo y por culpa de la nieve se le escapó, se vino hacía mí y a cinco metros empezó a ponerme caras y a gruñirme. Esto es algo que jamás hacen y fui consciente de que algo iba mal para que tuviera ese comportamiento”.

El lince ibérico del que habla José María es portada de su libro y en el interior del mismo se puede ver la secuencia de fotografías en las que se ve el raro comportamiento del animal. “En ese momento todo se alineó y dije: Voy a escribir un libro”, explica. Una obra de fotografías espectaculares de linces y fauna ibérica que reflejan la pasión de Finat por la naturaleza y su profunda preocupación por las amenazas que sufre el monte y el mundo rural. El cambio climático, la sequía o la repoblación de olivos por otros más jóvenes son algunas de sus quejas.

Una familia implicada en la conservación

Su hija Linette ha sido quien más le ha ayudado en la edición del libro. Pepe y Manuel, sus otros dos hijos, fruto de su matrimonio con Blanca Domecq, también comparten aficiones con su progenitor. “A los tres les apasiona el campo y la fotografía es una gran aliada para ello”, afirma con orgullo José María. Lleva años haciendo fotos como hobby con una cámara Nikon 850. La falta de un equipo más moderno lo compensa con talento y grandes dosis de paciencia y pasión.

Desde hace años, la familia Finat es ejemplar en cuanto a conservación se refiere. En El Castañar participan en varios programas con este objetivo, logrando que águilas imperiales y linces encuentren en este paraje de los Montes de Toledo un lugar idóneo para vivir. “En la actualidad habrá unos trece nidos de águilas imperiales”, cuenta Jose María. Los linces ibéricos pueden considerarse ‘los reyes’ de El Castañar. En 2015 se empezaron a reintroducir con muy buenos resultados.

Mi amigo el lince

De hecho, fue en abril de 2015 cuando la entonces reina Sofía acudió a la finca toledana a poner en libertad un lince ibérico de nombre Lava, que había visto nacer anteriormente en el centro de cría del Parque Nacional Doñana. En ese momento se forjó una relación especial entre ellas, y la madre de Felipe VI no dudó en acudir a ver cómo su “amiga” pasaba a ser libre.

La historia más bonita que ha protagonizado José María con un lince tiene como protagonista a Kuna. “Era una lince que me llevaba viendo toda la vida porque vive cerca de mi casa. El año pasado aparqué el coche y me puso sus cachorros a tres o cuatro metros, me los dejó allí y se fue a cazar. Volvió después a por ellos. Son muy listos, supo que yo no era una amenaza, más bien lo contrario; que yo no iba a dejar que ningún otro animal les atacara. Fue un momento mágico”, rememora.

Esa sensibilidad hacia el mundo animal y los conocimientos de quien ha pasado toda su vida entre encinas y alcornoques convierten a Jose María en voz autorizada para hablar de los problemas que sufren en la actualidad el campo y sus habitantes. Y si es con sus maravillosas fotografías, mucho mejor.