Eduardo Sáenz de Cabezón, ganador del bote de ‘El cazador stars’: del heavy a la teología y una hermética vida privada

Eduardo Sáenz de Cabezón es muchas cosas además de matemático. También es teólogo, aunque no ejerce como tal. Es divulgador científico, logroñés, profesor en la Universidad de La Rioja y padre de tres adolescentes. El doctor en números también es una cara conocida: presenta el programa sobre ciencia ‘Órbita Laika’, en la 2.

Es por eso por lo que ha tenido la oportunidad de participar en el concurso televisivo ‘El cazador stars’ y su equipo se ha llevado el bote. En total, 86.000 euros a repartir entre el actor Santi Rodríguez, los presentadores y hermanos Mikel y Juanma López Iturriaga y este matemático.

Ellos no se van a quedar con los 21.500 euros que les tocan por cabeza. Al ser una versión del programa con famosos, donan el importe del premio a una asociación de su elección. Sáenz de Cabezón ha tirado hacia la tierra y ha elegido la Asociación Riojana de Amigos del Sáhara Occidental. El matemático iba este jueves al programa con una camiseta de heavy metal, un género musical que le apasiona, para ver si le daba suerte, como comentaba en sus redes sociales antes de saber que tenía toda la razón.

Aunque es metalero, Sáenz de Cabezón ha estado durante 22 años contando cuentos en bares y cafés. Dedica parte de su tiempo a girar haciendo monólogos humorísticos sobre ciencia junto a otros colegas especializados en otras ramas, como la biología o la astrofísica, bajo el nombre de ‘The big bang theory’, en referencia a la famosa serie sobre científicos.

Además de la ciencia, a Sáenz de Cabezón también le va la religión. Estudió Teología, pero no ejerce de ello. Tiene 52 años y enseña Lenguajes y Sistemas Informáticos. Cuando estaba en el instituto esa era su idea, dedicarse a la informática, pero no existía el grado en Logroño, así que se metió en Matemáticas impulsado por un profesor de su instituto y ha acabado siendo su pasión.

Como ha comentado en alguna entrevista, aprendió a andar en bici en esta época universitaria, con 20 años. Sin embargo, sabe bucear muy bien desde los 4 años. Está orgulloso de ser “nerd”, como dice él, y reconoce que no juega bien al fútbol.